La mayoría de los cuadros de Vermeer que muestran actividades de mujeres pueden incluirse en la crítica a los vicios, un aspecto que da el temor de fondo a la pintura de género holandesa, con la demostración del comportamiento erróneo de las figuras representadas.
El caso contrario, la educación por medio del modelo positivo que presenta el código de comportamiento oficial sobre la base de un “exemplum virtutis” es escaso en comparación. Vermeer sólo ha pintado tres cuadros en los que se puede reconocer claramente esta intención.
El más famoso de este grupo es la Criada con cántaro de leche. Este cuadro gozó muy temprano de una estima especial. En 1719 es incluso caracterizado con las palabras “la famosa lechera de Vermeer van Delft". La acción de verter la leche que cae en ondulante chorro en un cuenco de barro con dos asas, es ejecutada con gravedad y cuidado. La mirada baja de la criada, concentrada en su quehacer, es a un tiempo signo de humildad y de modesto ensimismamiento.
La sobriedad de la habitación se adapta de maravilla a esta sencillez de vida y comportamiento de la criada. La pared gris amarillenta, en la que destacan clavos, grietas y agujeros de puntas ya retiradas – una silenciosa historia de años de uso – estaba decorada originariamente con un mapa, como demostró un examen con rayos X del cuadro. También el pan en el cesto y los panecillos sobre la mesa – donde fascina la técnica puntilla de Vermeer, el esparcimiento de chispeantes puntos de luz – están imbuidos de un tipo de connotaciones espirituales.