30 de junio de 2008

Tener Fe


En todos los círculos se habla hoy de la victoria de nuestra Selección Nacional en el Campeonato de Europa de Fútbol. Todos alabamos la juventud, la entrega, la ilusión y el magnífico juego de nuestro equipo y es muy cierto que sin esos ingredientes la victoria hubiera sido imposible, pero por encima de todos los demás ingredientes del éxito por encima de las demás cosas ellos han creído que podían ganar. Han tenido fe en si mismos. El Míster, les ha convencido de que podían ser campeones, les ha revestido de una coraza invulnerable e invencible: la confianza en sí mismos.

Echo la vista atrás y rememoro la larga historia de mis éxitos y de mis fracasos para analizarlos con la lupa de mi fe en el éxito y constato, consternado que siempre que me he quedado en puertas del éxito, todas las veces que he abandonado un proyecto, cada vez que he fracasado, íntimamente, en mi foro interno, antes que cualquier jurado, ya había sabido dictaminar mi fracaso. Sencillamente no me creía capaz, o pensaba que no merecía la pena. La fe en lo que estaba haciendo, la confianza en el éxito me habían abandonado mucho antes de llegar a la gran final.

No es fácil creer en uno mismo, tener confianza en el éxito, sobre todo cuando se parte de una retro-alimentación negativa. ¿Por qué esta vez iba a ser diferente?, nos preguntamos. Si siempre hemos fallado, por qué vamos ahora a tener éxito? Volviendo al símil del fútbol, pienso que quizá sea la razón por la que Luis Aragonés, a pesar de las críticas, y contra todos los rumores, ha creído preferible partir de cero con un equipo totalmente nuevo que no tuviera conciencia de pasadas derrotas.

En cualquier caso, tengamos a nuestras espaldas una larga cadena de éxitos o de fracasos, es importante hacer tabla rasa. Ni los éxitos pasados son garantía del futuro, ni los fracasos son premonición de lo que va a suceder. La confianza en uno mismo debe construirse sobre la base de la preparación minuciosa, la repetición de tareas, el esfuerzo continuado y un moderado optimismo.

Cualquier entrenador que se precie usa profusamente las técnicas de motivación que vemos en las canchas de juego: cabezas juntas, manos unidas, y rotundas afirmaciones de éxito. Parece una pantomima pero no lo es. Cuando se pone todo el corazón en los gestos y en las palabras unos y otras tienen un efecto directo sobre nuestra motivación y por consiguiente sobre el resultado final. Los opositores a la carrera judicial o a notarías tienen un “preparador” pero en general en nuestras luchas del día a día estamos solos. Nuestra fe y nuestra confianza en el éxito debe venir de nuestra auto-motivación, pero antes y sobre todo de nuestra auto-evaluación. Debemos tener fe en el éxito, confianza en nuestra capacidad para resolver los problemas pero antes debemos asegurarnos que tenemos la preparación adecuada, que disponemos de las herramientas necesarias, que hemos hecho todo lo razonablemente posible para obtener un resultado positivo.

En la tareas comunes como es el caso de las competiciones deportivas la confianza, la fe ciega tiene un triple componente: cada uno de los miembros del equipo, individualmente debe estar imbuido de una confianza absoluta en lo que él puede hacer por sí mismo, por otra parte tiene que tener la misma fe ciega, la misma confianza absoluta en todos y cada uno de los miembros del equipo tomados individualmente finalmente tiene que confiar en el equipo tomado como conjunto único. Personalmente creo que el entrenador de la Selección Española ha sabido crear esta confianza entre los miembros del equipo de manera a no dudar ni un segundo en pasar el balón al compañero convencidos en cada momento que pasaban la pelota al campeón.

Creo absolutamente en el poder de las palabras. Escribir estas sencillas reflexiones no tiene por objeto convencer a nadie, sino auto-convencerme a mí mismo.
Me escucho para creer en lo que me digo, para reforzar mi convencimiento de que esta vez voy a lograr ese objetivo que me he propuesto. Yo también tengo madera de campeón. Fumaba dos cajetillas de tabaco diario y dejé de fumar. Tengo en mi haber más éxitos que fracasos. ¿Por qué no voy a ser capaz de hacer lo que me propongo?

27 de junio de 2008

Día 26 de Junio


Semi final Rusia - España con victoria para España por 3 a 0. Un partido extraordinario y lo digo a pesar de no ser un gran aficionado al fútbol. De hecho, no empecé a verlo más que en la segunda parte. Nunca había visto un juego tan preciso, tan limpio, tam bien conjunto, tan formando equipo... Con equipos así es imposible perder y me he sentido, como tantísimos españoles hoy, orgulloso de nuestra selección.


Jugarán el domingo y si ganan ya será la locura, poco menos que fiesta nacional. Bendito fútbol que hace que aún ondee en algún momento la bandera española. Ya sabemos que repetimos poco la palabra España que hemos sustituido por "Este País" Qué nerito tiene el fútbol que nos hace corear al unísino "España, España, España"


Muchísimos españoles hemos tratado mal en los últimos años a nuestro seoeccionador, Luis Aragonés. Ha aguanado las críticas y las comprensiones. El sabía que se tarda en ahcer un equipo y que se endrezan los árboles demasiado robustos. ha elegido a gente joven, capaces de ilusionarse y al final debemos admitir que tenía razón. No sólo en el campo, en el banquillo, en el vestuario, los jugadores siguen siendo una pandilla de chavales con ganas de divertirse jugando y haciendo todo lo que saben, dando todo lo que tienen para defender los colores nacionales.

26 de junio de 2008

Amantes


Los Signos de tu amor


Descifro entre la noche los signos de tu amor:
un beso, un resplandor inesperado.
En lo oscuro, tu mano descubriendo
una ensenada nueva
en el sabido mapa de la carne,
una clara bahía en la que adormecemos
bajo el rumor de pájaros alegres.

El cuerpo, el mundo, el tiempo,
la escritura: inscritos en el círculo
total, lleno de sombras,
en el fulgor de unos ojos que miran
por vez primera la mano de la muerte.

Haz que mire de nuevo con mis manos
tu cuerpo entre el dormir
y la intranquila orilla de los sueños,
temblando al despertar ante un alba enemiga,
ante la luz y su segura nada.

Juan Lamillar
El Fin de la Magia
Editorial Renacimiento 2006

25 de junio de 2008

Panamá


Este estrecho país, a horcajadas entre dos océanos, me ha servido de punto de descanso en muchos de mis viajes a Centro y Sur América. Después de pasar la primera semana en Perú y Venezuela, buscaba llegar en fin de Semana a Panamá y a pesar del calor húmedo y pegajoso, a pesar de la inseguridad de ciertos barrios de la ciudad, disfrutar de las comodidades del Ceasar’s Park, hotel alejado del centro de la ciudad pero cerca del Palacio de Exposiciones y Congresos y a poca distancia de la primera ciudad colonial de Panamá arrasada por Morgan en 1671 y es hoy patrimonio de la humanidad aunque de ella sólo queden en medio de un primoroso jardín tropical asomado al Pacífico unos pocos muros ennegrecidos y la calcinada torre de la catedral.

Cerca del hotel hay un barrio de pescadores y pequeños empleados y es reconfortante compartir con ellos, en su humilde parroquia, la misa dominical. Siempre recordaré que el sacerdote se acercó a mí en el momento de darnos la Paz para saludarme como nuevo feligrés y desearme una feliz estancia en su país. De verdad sentí en ese momento que el párroco era el buen pastor que conoce a sus ovejas. A pesar de que la iglesia estaba llena a rebosar él había detectado la presencia de un forastero y se había acercado para darme la bienvenida.

Después de la misa, regreso al hotel para tomar un baño en la piscina. Me tumbo a la sombra en una de las numerosas hamacas y tomo mi primera piña colada del día, hago algunas anotaciones para mi próximo informe de viaje, escribo unas líneas en mi diario, y rellano las tarjetas postales que he elegido para todos mis amigos de Internet. A ratos dormito, a ratos reflexiono sobre mis próximas entrevistas y a ratos me dejo mecer por la alegre música caribeña que se expande desde las esbeltas palmeras del jardín.

Pronto va a ser la hora del almuerzo y tengo que estar preparado. El Licenciado Cabrera vendrá a buscarme. Comeremos en casa, con su familia, una espléndida mariscada en la que no faltan ni los camarones ni y la langosta caribeña. No es momento de decirles que aunque más pequeño y menos lucido nuestro marisco de Galicia es mucho más sabroso. He comido muy bien y he ponderado sobre todo los dulces caseros especialidad de mi anfitriona.

Después del almuerzo salimos hacia la zona del Canal y nos acercamos a las exclusas de Miraflores. Un Ingeniero amigo del Licenciado nos espera para enseñarnos las instalaciones y darnos una profusa explicación sobre el Canal. Sólo retengo unos pocos datos. Desde la época de la conquista existió el deseo de unir los dos Océanos por medio de un canal pero al desconocer la técnica de las exclusas el proyecto se desechó a favor de la vía terrestre: “El camino Real” que durante años sirvió para transportar las mercancías procedentes del Perú hacia el puerto de Portobelo en el Atlántico y desde allí a España.
El Ingeniero nos explica que tras un intento fallido por parte de los franceses, debido en gran parte a intrigas internas y a los estragos de la malaria y del cólera que causó más de 20.000 víctimas entre los trabajadores, el proyecto de Canal fue retomado por los americanos e inaugurado en 1914. De sus ochenta kilómetros, una buena parte discurre siguiendo el curso del río Chagres y a través del lago artificial de Gatún. El nivel de las aguas entre ambos océanos se regula mediante tres juegos de exclusas: Miraflores, Gatún y Pedro Miguel. Mientras dura esta explicación tenemos ocasión de ver en directo la maniobra de entrada en la exclusa de un buque de gran tonelaje que me deja bastante más impresionadas que todas las explicaciones oídas con anterioridad.

De regreso a Panamá cruzamos el Puente de las Américas que con su imponente estructura abraza ambas orillas del Canal y permite al mismo tiempo el tránsito de cualquier tipo de buque bajo su elegante arco.
Por la tarde vuelvo a al hotel y aprovecho para comprar algún souvenir: una “huaca” de oro y unas “molas” que son una forma de arte textil tradicional echo por la etnia kuna de la costa Atlántica basados en paneles con diseños complejos y múltiples capas usando una técnica de aplique inverso y que servirán encuadrar o para utilizar en la confección de los cojines. Al día siguiente aprovecharé para hacer compras de electrónica. El puerto libre de Colón sirve de plataforma de distribución para América del Norte y del Sur de toda la electrónica japonesa y algunas veces se encuentran cámaras y otros instrumentos a precios sospechosamente atractivos.
Una noche de domingo, cuando se viaja por motivos de trabajo, puede ser muy aburrida, pero tengo un plan. Iré a un restaurante típico del centro de la capital, que ofrece un excelente espectáculo folklórico de baile y música tradicional panameña. Los bordados en las “polleras” de las muchachas y el amplio vuelo de sus faldas las convierte en auténticas ruedas de gracia y de luz.

Al día siguiente ya estamos otra vez en marcha. Mi interlocutor en el despacho de la empresa es la misma persona que me invitó ayer a su casa. Pero me cuesta creerlo. “El negocio es el negocio” y se pelea con uñas y dientes por el último centavo, pero no llega la sangre al río y por la noche salgo rumbo a Cuba donde me esperan nuevos encuentros, y un sinfín de nuevas experiencias.

23 de junio de 2008

El Hijo de Noé


EL HIJO DE NOÉ
Novela
Eric-Emmanuel Schmitt
Anagrama 2005
panoama de narrativas
Título original: L’Enfant de Noé 2004
Traducido del francés por Javier Calzada


He quedado conmovido por este sencillo y a la vez profundo relato que se revela probablemente sin pretenderlo en el mejor alegato de ecumenismo.
Joseph es un niño judío de 7 años que vive amenazado en Bélgica ocupada por los nazis. Sus padres, temerosos de su suerte le confían primero a los Condes de Sully, pero como incluso en una familia noble corre peligro, éstos lo confían a un sacerdote para que lo lleve a la “Villa amarilla”, un pensionado católico para huérfanos. Allí, se ocupará de él padre Pons, un sacerdote muy poco convencional y enemigo de todo proselitismo.
Viendo que los católicos no son perseguidos, el niño le pide al padre Pons que le haga católico, pero el sacerdote le quita tal idea de la cabeza. Joseph es judío y ole corresponde mantener vivas las tradiciones de su pueblo y de su religión. Es más, el sacerdote, estudia la Cábala y la Torah para poder instruir al niño en la religión de sus mayores.

Se establece entre en sacerdote y el niño una relación casi paternal y los diálogos de ambos, llenos de ternura, son auténticos brochazos de respeto de las religiones, sean cuales sean, de las tradiciones, de las creencias, de las maneras de ser. Nada se puede imponer ni por la fuerza y aprovechándose de las circunstancias. Es más el Padre Pons, un hombre justo, lo hará partícipe de su secreto: debajo de la iglesia, ha montado una sinagoga. Y por las noches estudia los textos de los rabinos, y también guarda objetos del culto que consigue salvar. Este cristiano singular se empeña en resguardar la cultura judía, para transmitirla a esos niños que oculta de los nazis. Como Noé, ha decidido salvar a la humanidad a pesar de sí misma. Para que los supervivientes del diluvio no pierdan la memoria, la identidad, el provenir...

En una época en que enfrentamos opiniones, creencias, ideologías y hasta país de nacimiento, es reconfortante leer un libro místico en el mejor sentido de la palabra, pleno de interrogantes, donde todo es cómico y terrible, la inocencia es un don del cielo, y también la experiencia y donde brilla el talento de narrador filosófico de Schmitt.

Sólo nos queda el futuro

Arrogante como una princesa,
viene caminando por la acera.
En su camiseta blanca,
como un provocador tatuaje,
Este extraño mensaje;
“Only the future remains”
- Sólo nos queda el futuro -.
Me provoca su juventud
y su busto erguido y altanero;
me desafía su mirada
y me reta su juventud.
Qué diferente es para los dos
su apabullante mensaje….
Ella camina hacia el futuro
Y tiene la eternidad por delante.
Puede derrochar los días
y navegar rumbo a sus sueños.
Yo atesoro minutos inasibles
que como la arena fina de la playa
se escurren entre los dedos.
Pero no es verdad:
También nos queda lo que fue;
El ayer es mi gran riqueza
Lo sufrido, lo gozado y lo vivido
nutritivo alimento de mi presente
da pleno sentido a lo que soy
y conforma y prefigura lo que seré.

16 de junio de 2008

"Los pilares de la Felicidad" de Bernabé Tierno

Los pilares de la Felicidad
Autoayuda
Bernabé Tierno
Temas de Hoy 2008
Colección "Vivir mejor"
277 páginas

No soy precisamente un forofo de los libros de autoayuda, y Bernabé Tierno no es uno de mis autores preferidos. De hecho, sus últimos libros, han sido devueltos a la Biblioteca después de hojear las primeras páginas.
Encuentro que en ese tipo de libros se trata al lector como a un deficiente mental o se le habla con condescencia y una familiaridad no consentida como cuando se nos interpela con un "querido lector", y creo que las más de las veces, a lo único que nos han ayudado esos libros es a "perder el tiempo".

"Los pilares de la felicidad" no es muy diferente de los demás libros que este prolífico psicólogo y escritor nos ha brindado en los últimos años: El psicólogo en casa, Abiertos a la esperanza, Las mejores técnicas de estudio, La fuerza del amor, Psicología práctica de la vida cotidiana, Conseguir el éxito, Aprobar el curso, La educación inteligente, Cartas a un psicólogo, Respuestas prácticas para los nuevos problemas de los españoles y Hoy, aquí y ahora. Sin embargo he decidido leerlo atentamente y por entero y como de todo hay que sacar provecho, transcribo aquí a modo de ejemplo los motivos por los que el autor nos recomienda practicar el sexo:

Beneficios del sexo

1º Para el corazón: porque es un estupendo ejercicio aeróbico que hace que trabaje y que mejore la circulación
2º Hace perder peso: porque el acto amoroso equivale a un entrenamiento de al menos media hora en el gimnasio y se pierden un mínimo de 200 calorías
3º Es un buen analgésico y somnífero: porque durante el acto amoroso el hipotálamo libera gran cantidad de endorfinas que tienen un efecto analgésico, nos quitan el dolor y nos relajan. Además, las endorfinas son un opiáceo endógeno que facilita el sueño, la relajación y el descanso.
4º Estupendo antidepresivo. Al igual que la risa, la danza y el baile, el acto sexual frecuente hace a las personas más alegres, dinámicas y activas y tienen menos tendencia a la depresión.
5º Previene el cáncer de próstata en el hombre. Parece ser que la eyaculación previene en alguna medida el cáncer de próstata, y el orgasmo en la mujer es el mejor antiarrugas y el más poderoso euforizante.
6º El acto sexual es un práctico ejercicio de gimnasia que equivale a andar al menos un kilómetro, a pasear durante veinte minutos a buen ritmo, o a subir varios pisos.
7º El mejor euforizante: produce alegría, optimismo y ganas de vivir.

Antonio López: El Aparador


El aparador
1965 - 1966
Óleo sobre tabla 244 x 127
Colección particular

Si comparamos este cuadro con La Alacena observamos que el formato y la proporción son parecidos, pero varían algunos detalles aparentemente nimios. Si La alacena se sitúa casi en el centro del cuadro, dejando un espacio alrededor que termina ocupado por las sombras sobre el suelo o el busto aparición en la franja superior, el aparador modifica levemente su posición, para dominar el espacio pictórico. Las puertas bajas son de madera y están cerradas, lo que nos hace percibir una sensación de solidez. Esa zona de peso, se corresponde con una ligera en la parte superior del cuadro, sin añadir motivos para compensar visualmente la composición, dando protagonismo a las texturas creadas en la pared. Al introducir puertas acristaladas en la zona superior del aparador, se consiguen atractivos juegos de visión, y se propician soluciones nuevas en una representación de los motivos absolutamente objetiva. Sutiles sombras sobre la pared sustituyen a la apertura espacial de obras anteriores.

10 de junio de 2008

Poesía


“La buena poesía siempre es del lector, antes incluso que del autor. Naturalmente, el poema debe partir de una emoción, de una sensación del sujeto, pero lo verdaderamente importante son las emociones, las reflexiones, los sentimientos que el poema provoca en el lector. Cada lector de poesía es un poeta que reescribe el poema a su manera, desde su interior”.

Carlos Aganzo

9 de junio de 2008

Cinco rusos en España

Habíamos estado en San Petersburgo y en Moscú con la intención de establecer algún tipo de colaboración con la industria de ese país. Acabábamos de empezar la década de los noventa y en Moscú los turistas eran escasos. A penas había automóviles en las calles y cuando veías a un grupo de personas se trataba de gente haciendo cola porque se había corrido la voz de que en tal comercio estaban distribuyendo carne o en tal otro había retales de tela a la venta. La escasez era la nota dominante, y sólo si ibas acompañado de los jerarcas locales lograbas una mesa en los raros pero lujosos restaurantes de la ciudad.

Como parte del protocolo se nos entregó una pequeña cantidad de rublos para gastos, pero durante todo el viaje no encontramos nada que comprar salvo una botella de vodka y alguna matrioshka en la tienda para extranjeros del Hotel Ucrania. Moscú era una ciudad triste y los pocos funcionarios-empresarios que lograban establecer relaciones con el exterior más que concluir el negocio lo que reclamaban de nosotros era una carta de intenciones en el que se pusiera de manifiesto nuestro deseo de hacer negocios y la necesidad de proseguir las conversaciones en España, lo que suponía para ellos la rara oportunidad de viajar al exterior.

Efectivamente unas semanas después nos llegó la visita de una delegación del primer complejo industrial que visitamos en San Petersburgo. Eran cinco personas: El director General, dos ingenieros, Irina, una bella y tímida muchacha teóricamente responsable del laboratorio, y Valeska cuyo cargo nunca quedó muy claro pero que sospechamos era la miembro del partido y comisaria política de la expedición.

De aquel viaje de nuestros amigos rusos recordaré siempre con cariño algunas anécdotas entrañables. Entre los actos de protocolo organizamos una visita guiada al Hipermercado Continente en la salida norte de Madrid. Después de la recepción por parte de la dirección del establecimiento nos acompañaron en la visita del establecimiento. Como ninguno de nuestros amigos hablaba inglés, habíamos tomado la precaución de contratar a un par de traductoras rusas. De pronto, observo que Valeska habla con la traductora y ambas se dirigen rápidamente hacia la salida del supermercado. Solícito acudo tras ellas por si puedo ayudar, pero ya nada pude hacer: Valeska estaba indispuesta y estaba devolviendo la comida contra una pared. La impresión de tantos productos en las estanterías, de los carros repletos de alimentos, de la gente comprando lo que para ellos parecía un derroche fue demasiado para ella hasta el punto de provocarle su indigestión.

Al día siguiente, mientras los ingenieros discutían con nuestros técnicos los detalles del proyecto, llevé a las damas a hacer sus compras con las 30.000 Ptas. que les habíamos entregado como “dinero de Bolsillo”. Visitamos el Corte Inglés pero no hubo compra. A petición de Valeska volvimos a Continente y ellí ella compró unos zapatos para su marido y un reproductor de casettes, tipo loro de los que entonces estaban de actualidad, pero la más joven seguía sin decidirse. Entramos en una tienda de ropa y tampoco hubo suerte. Irina seguía indecisa. Desesperado las llevé al Centro Comercial de la Vaguada con la esperanza de que si no era en el Alcampo, encontraría el regalo de su gusto en alguna de las numerosas tiendas del Centro Comercial. De pronto, Valeska se acordó que también quería comprar pilas para el loro por lo que la acompañé a buscarlas mientras la más joven se quedaba buscando por su cuenta el ansiado regalo. Tardaríamos unos 10 minutos en comprar las pilas, y cuál no sería mi sorpresa al llegar y enterarme que Irina ya había hecho su compra y gastado todo el dinero de bolsillo! Mi intriga quedó completamente aclarada cuando la traductora me pudo comentar por lo bajo que la joven sabía desde el primer momento lo que quería, pero había tenido que esperar a la primera ocasión de estar lejos de la comisaria política, porque lo que realmente iba a comprar era ropa interior y lencería fina con la que sorprender a su amigo que todos sospechábamos era el Director General.

Hubo en el viaje otros momentos de humor como cuando mis dos rusas se empeñaron en que las llevara a pasear cogidas del brazo por la Calle de Alcalá. Supe luego que puesto que el viaje se había estado preparando con bastante antelación habían tomado alguna clase de español de manos de uno de los ingenieros de la fábrica, un asturiano de aquellos “niños deportados de la guerra” y les había hecho aprender el chotis:

“Cuando llegues a Madrid, chulona mía
voy a hacerte emperatriz de Lavapiés;
y alfombrarte con claveles la Gran Vía,
y a bañarte con vinillo de Jerez.
En Chicote, un agasajo postinero
con la crema de la intelectualidad
y la gracia de un piropo retrechero
más castizo que la calle de Alcalá”.

Otro día, estaba ya acostado cuando oí unos golpes en la puerta de la habitación. Me levanté a abrir pensando en lo peor: uno de los ingenieros me tomó del brazo y en pijama tal como estaba y sin entender nada, me llevó a una de sus habitaciones. Allí me encontré a sus dos compañeros sentados en el suelo en torno a una maleta como trozos de tocino, unas botellas de vodka, y alguna lata de caviar. Regresaban a su país al día siguiente y habiendo decidido agotar sus provisiones, quisieron hacerme partícipe de la fiesta. Estuvimos varias horas bebiendo. No entendía nada de lo que me decían, pero me estuvieron hablando todo el tiempo como si fuera uno más del grupo. No sé cómo llegué de nuevo a mi habitación, lo que sí recuerdo es que a la mañana siguiente me dolía la cabeza terriblemente y que en la mesita de noche tenía una botellas de vodka y varias cajas de 300 grs. de caviar. Ahora, pasado los años, todo esto suena extraño, casi arcaico, pero para mí evoca unos recuerdos entrañables que nunca olvidaré.

8 de junio de 2008

Mercedes Sosa

Mercedes Sosa es una de esas cantautoras latinoamericanas cuya voz me remueve por dentro como pocas...
En ella la canción protesta se convirtió en canción testimonio y sus recitales han hecho más por los desprotegidos y los olvidados de Sur América que los mejores tratados de Economía Mundial.

4 de junio de 2008

Estoy aprendiendo a mirarte de nuevo


Estoy aprendiendo a mirarte de nuevo,
a despojar los párpados de esa ausencia
laboriosa que los zurce cada amanecer.
Estoy aprendiendo a sustituir tu física
por una farmacia que me desalma,
que rasa sentimientos
en este cuerpo, ahora deshabitado.
Aprenderé a hablarte
sin remitir pasado,
nuestro eterno pasado
y aprenderé a oírte
sin forjar ilusiones.


Jesús del Real Amado

Solaz de caricias (2007)


3 de junio de 2008

"Cielo Nocturno" de Soledad Puértolas


CIELO NOCTURNO
Novela
Soledad Puértolas
Anagrama 2008
Narrativas hispánicas
242 páginas



Cuando era una niña, Soledad Puértolas (Zaragoza, 1947) buscaba señales en el firmamento y ahora, mujer ya madura, donde fija su mirada es en su pasado de colegio de monjas en una ciudad con río y cierzo, muy parecida a Zaragoza tal como queda reflejado en su última novela, “Cielo nocturno” publicada por Anagrama.

No es una novedad ya que de manera directa o indirecta, Soledad Puértolas siempre recurre al pasado y a su autobiografía para armar sus novelas. En este caso no lo hace de forma esporádica, hasta el punto que la novela podría pasar por el relato de su propia juventud. Pero, evidentemente, siempre que se escribe sobre uno mismo, y a medida que los recuerdos se acercan a la actualidad, interviene la imaginación para transformarlos y que no nos dañen a nosotros mismos ni dañen a los co-protagonistas que nos encontraremos mañana en la calle.

Por eso mismo, observamos, que mientras que los recuerdos de la niñez, y en particular, los recuerdos de su colegio de monjas y de la espantosa mortadela que le hacían comer, están vívidamente dibujados, lo mismo que los rincones de la ciudad, su ambiente, su cielo estrellado en los que buscaba signos, como ahora busca signos en su pasado, (de ahí el título de la novela). Traza retratos exactos de algunas de sus profesoras, en particular de las que más directamente influyeron en su vocación de escritora, o en las semi-monjas, profesoras seglares que sin embargo viven por y para el colegio sin a penas contacto con otros hombres o con la vida de la ciudad.

No ocurre así cuando accede a la Universidad y empieza a vivir una vida en la que las decisiones son suyas y por consiguiente es la única responsable de sus actos. Sabemos que la escritora vino de Zaragoza a Madrid a los 14 años, pero la protagonista sin nombre, sigue viviendo en la misma ciudad sin nombre, y las anécdotas y los recuerdos, aunque esbozados, se difuminan. Como Soledad Puértolas admite, la protagonista tiene muchas cosas suyas, “pero al revés, como deformadas”, construidas “de forma muy parecida a como ocurre en los sueños en los que los objetos se deforman, o se colocan en otro lugar en el que los vemos habitualmente en nuestras vidas” Admite así mismo que la parte que más le ha costado evocar es la de la Universidad, “porque es mucho más cercana en el tiempo que su infancia y porque muchos de los protagonistas están todavía vivos”.

“Cielo nocturno” de Soledad Puértolas, no me ha decepcionado. Habituado a sus novelas estaba seguro de que volvería, como en libros anteriores, a su pasado, al que necesita volver a él de manera recurrente para tratar de entenderse a sí misma. Pero, ¿acaso no es así para todos nosotros? Nuestro pasado es como un haz luminoso que proyecta sus rayos en los rincones más oscuros de nuestra vida. Volvemos una y otra vez a él, a nuestra niñez, para tratar de explicarnos cómo éramos, cómo fuimos, con nostalgia o con rencor, con amargura o con cariño, con alegría o con dolor, pero no es el pasado, lo que juzgamos, es nuestro presente el que tratamos de esclarecer, y desde este presente, seguimos con el dedo, como si de un laberinto se tratara, el tortuoso camino que nos lleva a nuestro ayer.

1 de junio de 2008

Necesito la noche para ver las estrellas


Necesito la noche para ver las estrellas
En el clamor de tu ausencia mido mi soledad.
Nos dijimos para siempre y nos pareció muy corto
Nos dijimos adiós y naufragó mi seguridad.
Tú eras entonces mi mar y todo mi horizonte
Yo, el velero loco que se mecía en tus olas.
Con zozobra y temor atravesé las tormentas
y las bellas sirenas no me llegaron a turbar.
Pero un día cruzó mi estela un reflejo de gloria
vanidad y dinero a cambio de dorados sueños,
y la euforia del triunfo acabó con mi libertad.
Leí en tus ojos líquidos amargura y tristeza,
y cerré mis oídos al clamor de tu llanto.
Me condené, estúpido, a un desierto de sal,
a vagar sin rumbo sin brújula ni compás.

Dímelo hilando


En las montañas de León, en las largas tardes de invierno, se reúnen las mujeres del pueblo a contar historias mientras hilan la lana. Cuando una de ellas se embelesa en su historia y se olvida dell trabajo las otras la reconvienen diciendo: "Dímelo hilando".

Cuantas veces nos embelesamos nosotros también con nuestra historia y nos olvidamos de "hilar". El refranero español, que tiene receta para todo, nos lo recuerda: "Obras son amores y no buenas razones".

Últimamente, cada vez que surge la polémica en nuestras asociaciones y movimientos ciudadanos, suelo recordar que si queremos cavar un pozo los importante es que tomemos en mano el pico y empecemos a dar los primeros golpes. Surgirán problemas, nos preguntaremos si es preferible que sea redondo o cuadrado, más ancho o más estrecho, pero empuñar picos y palas ya nos estará uniendo, y las decisiones sobre el modo y la manera se irán resolviendo por sí solas.