27 de marzo de 2008

La Bodega de Noah Gordon


LA BODEGA
Novela
Noah Gordon
Roca Editorial 2007
Título original: The Bodega 2007
Traducido del inglés por Enrique de Hériz
381 páginas

A pesar de ser uno de los más afamados y leídos novelistas de la actualidad, he leído su última novela ”La Bodega” sin ningún tipo de idea preconcebida o quizá sí, precisamente he leído el libro pensando que encontraría el misterio del éxito de este autor. Y sí, creo que lo he encontrado. Su misterio es no tener misterio. Su arte consiste en contar historias sencillas, lineales, previsibles en los que actúan y se relacionan personas normales con algunas virtudes y un montón de defectos pero dotados de una característica: la meta, el “purpose” que dirá en su idioma original. En ese sentido Noah Gordon narra historias apasionadas porque sus personajes están animados, (al menos su personaje principal), de una pasión que conforma y moldea el desarrollo de la historia.

La Bodega, además de ser una historia que a fuerza de ser sencilla podría ser banal, nos llega más directamente al alma porque de alguna manera toca algo muy español, muy enraizado en nuestra cultura como es el cultivo de la vid y la producción del vino. Noah Gordon sitúa la historia a finales del siglo XIX y a caballo entre Francia y Cataluña porque quiere dar coherencia y rapidez a la ascensión de Josep Alvárez de soldado de fortuna y perseguido al iniciador de una auténtica devoción por el vino de calidad, trabajado con esmero y con técnicas nuevas que en Cataluña y con mayor razón en el resto de España nunca se habían utilizado.

Para bien entroncar con la historia y la economía de la época el autor aprovecha los disturbios y las guerras carlistas, incluido el asesinato del General Prim y en lo económico la plaga de la xilofera que diezmó los viñedos en Francia e hizo posible la rápida expansión de los buenos caldos producidos en el Penedés.

A través de Josep Álvarez Noah Gordon nos va esbozando como en un gran mural toda la realidad social del mundo rural de la época; Marimar representa la mujer campesina, utilizada, a veces humillada pero de inteligencia natural y carácter luchador que por encima de todo quiere sacar adelante a su familia, y a Donat el joven indolente que no duda en abandonar el campo seducido por el trabajo fácil de la gran ciudad, a Nivaldo el extranjero taimado e imprevisible y a tantos otros personajes que conforman la vida del pueblo de Santa Eulalia que aunque no podremos señalarlo en el mapa puede ser seudónimo de muchos de esos pueblos de viticultores de Cataluña.

En resumen diría que sin hablar de gran literatura, es un libro interesante de fácil lectura, bien traducido, entretenido y que además nos enseña algo sobre ese misterioso arte de transformar la dulce uva en una bebida con una panoplia de sabores, colores, texturas y perfumes que tomada con moderación ponen el broche de oro a cualquier manjar.

24 de marzo de 2008

Todo es relativo


“Maldecía por no tener zapatos hasta que conocí a un hombre que no tenía pies”. Dice un proverbio persa. Me he quedado pensando en este proverbio y me doy cuenta de que la mejor manera de relativizar nuestros problemas es tomar perspectiva y proyectarlos contra los problemas con mayúscula que asolan nuestra sociedad. No quiero decir con esto que debo ignorar mis problemas porque hay problemas mayores en el mundo. Se trata simplemente de no perder perspectiva y hacer una montaña de lo que es una “topera" Otra forma de ver los problemas es proyectarlos en el tiempo. Qué importancia tendrá este problema de hoy, en mi vida del próximo año?

21 de marzo de 2008

Cae la tarde



Caída de la tarde desde el Área de Servicio de Pina de Ebro

Rockwell: La Barbería de Shuffleton

1950 Shuffleton's Barber Shop

Norman Rockwell es el artista más popular de Estados Unidos. Sus obras se han reproducido en tarjetas de felicitación, calendarios, estatuillas y en una serie de anuncios relacionados con la cobertura periodística del desastre del World Trade Center en el “New York Times”. Sus millones de fieles lectores, los hijos de éstos y sus nietos han coleccionado sus portadas para el “Saturday Evening Post” (más de 300). Y sin embargo, hasta hace muy poco, los críticos no han tenido en cuenta sus retratos de Estados Unidos y su gente, o bien los han menospreciado abiertamente.

Pese a las tribulaciones, a principios de la década de los cincuenta dos luces brillaron en la oscuridad. La primera fue una portada para el Post considerada por los críticos modernos como su obra maestra: La barbería de Shuffleton. El escenario es una vieja barbería en una esquina de East Arlington, que pronto sería desplazada por un moderno establecimiento perteneciente a una cadena de alimentación. Unos ancianos se han reunido fuera de las horas de trabajo para tocar música, con el único público que formamos el gato y nosotros, afortunados peatones que miramos a través del escaparate la trastienda iluminada. No cabe duda sobre la autenticidad del lugar. Cada centímetro de la obra, desde las portadas de revistas y los cómics en el estante junto a la ventana hasta el cartel de la Segunda Guerra Mundial y la cesta de pescador en una estantería se ha estudiado a la perfección.

El resultado es una especie de “realismo mágico”. Al contemplar una escena como ésta el ojo enfoca de manera selectiva, escogiendo un objeto tras otro y haciendo que el resto parezca borroso. Pero en la barbería de Rockwell no acontecen tales limitaciones. Todo está presente al mismo nivel de intensidad y al mismo tiempo. Este efecto reala el poder visual físico del espectador y lo hace omnisciente.

Extraña Juventud


Hundir las manos en el agua
del tiempo. Ir al fondo
mismo del futuro que pasa.
Descender por sonidos
que antes nadie escuchara,
sabiendo que no existen
la vida y la esperanza.
Deshacer el ovillo
dentro del alma
desnudando a los mitos
con un golpe de luz en la mirada.
vivir, por vivir hoy
no por vivir mañana.
Estar siempre en la punta
de polvo de la espada.
beber despacio el tiempo
- el nuestro y nuestra nada -.
Acariciar de noche
las estrellas mojadas.
Y de día esos labios
en que el dolor se para
indicando que hay algo
extraño que no pasa.


Julia Uceda

Extraña Juventud (1962)

19 de marzo de 2008

Las arquitecturas del deseo


LAS ARQUITECTURAS DEL DESEO
Una investigación sobre los placeres del espíritu
Ensayo
José Antonio Marina
Anagrama 2007
192 páginas


José Antonio Marina es uno de los pensadores más renombrados y a la vez asequibles de nuestro país. Metódicamente, a lo largo de estos últimos años ha ido construyendo y desarrollando su propia filosofía humanista en torno a temas tan importantes como la sexualidad, los sentimientos, el idioma, la religión, la voluntad, la inteligencia, la ética, la dignidad. José Antonio Marina utiliza un lenguaje sencillo y a la vez exigente y profundiza en cada uno de sus temas apoyándose en los pensadores más prestigiosos del momento.

En Las Arquitercturas del Deseo, lógicamente, nuestro pensador aborda bajo sus múltiples facetas nuestros deseos y lejos de darnos una definición fácilmente memorizable nos somete a una reflexión caleidoscópica en la que aborda diversas facetas que progresivamente nos van haciendo entender, la imbricaciones entre necesidad, deseo, motivación, satisfacción y placer.

Un libro de ensayo debería ser una reflexión tan claramente estructurada que fuera posible resumirla extrayendo en unas pocas frases contundentes las pepitas de oro que merece la pena anotar y recordar. En los libros de José Antonio Marina, el resumen no es cosa fácil porque como el mismo se define, su estilo es más detectivesco que dogmático. José Antonio Marina no impone sus ideas ni las articula en fórmulas y conclusiones. Como un moderno Holmes apunta con su linterna y arroja luz sobre diferentes aspectos del problema dejándo a nuestra intuición y sobre todo a nuestra propia reflexión el sacar conclusiones y elaborar nuestros propios conceptos y convicciones.

A modo de ejemplo, estos son algunos posibles aspectos que se deberían considerar para formular una teoría del deseo:
1. El deseo es una de las modalidades de la experiencia afectiva.
2. El dinamismo esencial de la conciencia humana es tendente, deseante.
3. El deseo está acompañado de una experiencia de activación.
4. Los deseos derivan de la necesidad e conseguir algo o de evitar algo.
5. El objeto de deseo se presenta como una fuente de satisfacción.
6. La anticipación es una característica del deseo.
7. Deseos y placeres están relacionados de maneras distintas con el cuerpo.
8. El placer no es la satisfacción de una necesidad, sino el proceso de consumar el deseo.
9. Los sentimientos y las emociones acompañan a los deseos y son, a su vez, fuente de deseos.
10. Los deseos pueden unificarse, pero también pueden enfrentarse.
11. El deseo no se puede confundir con el querer

Pero como he mencionado anteriormente no se trata de resumir el libro. Sin duda se trata de un libro que hay que leer despacio, con mente despejada y dispuestos a forzar nuestra propia reflexión. Como ejemplo e ilustración señalo a continuación un breve extracto sobre nuestro concepto actual del deseo:


En 1883, Emile Zola publicó El paraíso de las damas. Treinta años antes se había inaugurado en París el Bon Marché una tienda precursora de la revolución comercial. En su novela, Zola llama “traficantes de deseos” a los propietarios de los grandes almacenes. Lo que le irritaba era el uso de la mercancía como tentación. Hasta ese momento, las mercancías habían estado guardas en cajas, esperando la necesidad, la demanda, que las hiciera salir de las estanterías. Pero en el gran almacén, los objetos realizaban un strip-tease comercial, iban desnudos hacia el cliente, despertando la lascivia consumista. No paró en eso la cosa. Por es época se inventó la lámina de vidrio y apareció el escaparate. ¡Era el colmo! Las mercancías ejercían su potencia tentadora contra el viandante. Era una especie de prostitución. En efecto, prostituere significa ponerse en un escaparate. Exhibirse excitantemente.

En este nuevo régimen, la publicad deja de ser una ayuda para convertirse en un componente esencial de la nueva economía, que deja de ser economía de la demanda para convertirse en economía de la oferta. Su función es producir sujetos deseantes o, lo que es igual, hacer a los individuos conscientes de sus carencias, obligarles a que se sientan frustrados, fomentar la envidia hacia el vecino, inducir una torpe emulación inacabable, para ofrecer después una salida fácil a su decepción: comprar.

Una de las más curiosas características de la “nueva economía” es que lo importante no es ofrecer objetos, sino experiencias. Se trata de una nueva economía libidinal.- Coches, alimentos, ordenadores, relojes no se publicitan exponiendo sus ventajas, sino prometiendo una experiencia. Experiencias, por supuesto, que se viven en el régimen veloz del capricho, porque el mercado no puede detenerse, y necesita el combustible de la insatisfacción para funcionar. Serge Hefez, en un artículo publicado en Le Monde escribía: Las parejas se separan no porque estén en crisis, sino porque sienten que sería insoportable una vida sin cambios, sin otras experiencias”. Jeremy Rifkin también ha llamado la atención sobre el hecho de que el negocio del futuro consiste en “proporcionar experiencias”, no objetos. Barman señala que hasta los hijos se han convertido en un “objeto de consumo emocional.”. Y Vicente Verdú descubre que “la pareja adquiere las características del renting”, es decir, derecho a uso sin más atadura que pagar el alquiler mutuo mientras interesa. La agencia de tendencias Trendwatching ha acuñado el término transumer. “Son aquellos consumidores que no buscan la posesión, sino la experiencia. Defienden una manera de vivir transitoria y sin ataduras. Todo se alquila”. La actualidad confirma y ejemplifica la afirmación de Remo Bodei: la personalidad deseante busca compromisos sin vínculos (non binding commitment), y de esto resulta “una personalidad incontinente en cuanto se basta con sus propios deseos, versátil en la renovación de su identidad, hábil en la elección de las afiliaciones, pero libres de lazos”. Es fácil ver la relación que todo esto tiene con la cultura de la diversión, que para muchos analistas constituye lo más característico de las sociedades desarrolladas.

La cultura actual está basada en una exaltación del deseo y de su satisfacción. Pero Freud, que tanto colaboró a poner de moda el deseo, afirmó que la libre gratificación de las necesidades instintivas del hombre es incompatible con la sociedad civilizada: la renuncia y el retardo de las satisfacciones son los prerrequisitos del progreso. La objeción es importante, porque, si Freud tiene razón, estamos pretendiendo construir una civilización contradictoria, que puede verse aquejada, como algunos seres humanos, de una enfermedad del sistema inmunitario, que ataca al mismo organismo que debe defender.


18 de marzo de 2008

Felices días

En paz, con sosiego, disfrutando de la naturaleza, de la familia, de los amigos, de la vida,
FELICES VACACIONES Y FELICES PASCUAS


Premio Dardo 2008


Hola!
Yayi me ha otorgado un premio. Gracias!!!
El premio lleva el siguiente lema:“La I Entrega de Premios Dardo 2008 se abre paso entre un gran elenco de Premios de reconocido prestigio en el mundo de la literatura, y con él reconoce los valores que cada blogger muestra cada día en su empeño por transmitir valores culturales, éticos, literarios, personal, etc.., que en suma, demuestra su creatividad a través su pensamiento vivo que está y permanece, innato entre sus letras, entre sus palabras rotas”.
Este premio tiene consigo la ardua tarea de elegir a 15 bloguer@s merecedores de este premio.

Lamento confesar que esta tarea me sobrepasa. Me gustaría infringir las reglas y conceder el premio a todos y todas los/las que figuráis en mi lista de enlaces. Con vuestro permiso me gustaría ir concediéndolo por capítulos a medida que me vaya poniendo a día con todos los retrasos que lelvo acumulados.

Me gustaría en esta ocasión pasar este premio a:
Ana: http://ritzywillow.blogspot.com/ por una amistad reciente pero muy enriquecedora.
y a Malena: http://eltinterodechina.blogspot.com/ por enseñarnos la dulzura de las palabras

Pequeñas Imposturas I

Seis años de Juventud en Tailandia ensanchó mis horizontes y la exposición a la novedad y al cambio sin duda me hicieron madurar muy rápido, pero también me hicieron perder prácticamente a todos mis amigos de la niñez y primera juventud. No es de extrañar, que a mi regreso intentara recuperar algunos de esos amigos.

Me acordé en primer lugar de José Antonio. Siempre nos habíamos llevado bien. Me gustaba su temperamento tranquilo, poco ostentoso, a veces tímido pero con un agudo sentido del humor y una ironía fina e inesperada. No me fue difícil localizarle porque su pueblo riojano, Erraméilluri me pareció tan difícil de pronunciar el primer día que lo oí que ya nunca más lo volví a olvidar.

Aprovechando que se acercaban las vacaciones de Semana Santa y tenía unos días libres llamé al único teléfono que había en el pueblo preguntando por el apellido de la familia. Tuve suerte. Enseguida el tabernero y propietario del teléfono inquirió si preguntaba por José Antonio, “el inglés”, a lo que un poco sorprendido contesté afirmativamente y le mandé recado para volver a llamarle a las siete de la tarde del día siguiente.
José Antonio siempre se había peleado con Shakespeare y aunque entonaba bien la Jota, en cuestión de idiomas su oído le traicionaba y su lengua se enredaba con facilidad por lo que siempre había tenido problemas con la pronunciación y no era muy dado a hacer ostentación de bilingüismo.

Me sorprendió que al recibir mi puntual llamada del día siguiente se lanzara en una larga explicación en inglés contándome su vida, su trabajo en una Bodega de Haro como traductor y Relaciones Públicas y las pocas ganas que tenía de nuevas aventuras por Inglaterra. Al decirle que yo llegaba de Tailandia y tenía intención, tras unos meses de trabajo como profesor de inglés en España, de regresar a Francia me pidió que nos viéramos sin falta y me invitó a pasar la Semana Santa con él en la casa de su hermana en Haro.

Fueron sin lugar a duda las vacaciones de Semana Santa más excéntricas y estrambóticas que he vivido. En aquella época José Antonio aún no tenía coche por lo que pidió a una amiga, y alumna suya de la Academia donde daba clases de inglés, que le acompañara a recibirme a la estación. Después de un efusivo abrazo y un guiño que sólo yo supe adivinar, me presentó a su amiga Pilar como Fred Whittle, un entrañable amigo inglés que había conocido durante su estancia en la Universidad. Al llegar a su casa quise protestar por la impostura, pero el mal estaba hecho. Me confesó que le salió espontáneamente y sin caer en cuenta que nos volveríamos a ver con ella durante los próximos días pero me consoló y halagó diciendo que desde luego en aquel pueblo nadie notaría la superchería.

Ciertamente, mi llegada reciente de Tailandia donde hablaba tailandés pero enseñaba en inglés y los años de juventud pasados en Francia en Italia habían cambiado considerablemente mi acento y no sé si pasaría por un inglés, pero desde luego por lo que difícilmente podía pasar era por español ya que entremezclaba anglicismos, galicismos y me quedaba de vez en cuando en suspenso buscando la palabra española para los objetos más elementales.

El mismo día de mi llegada a Haro, por la tarde, Pilar y su amiga Lucía nos llevaron en su coche a San Vicente para ver la procesión de los flagelados. La visión de los penitentes fustigando su espalda con cordeles fue más de lo que podíamos soportar. Pronto decidimos irnos a una bodega a comer chuletillas asadas sobre los sarmientos… El buen humor, el vino y el afán por sacar de la ignorancia a ese inglés que no sabía una palabra de español hizo que de inmediato Lucía se propusiera como mi profesora particular y obviamente yo como su alumno más aplicado.. Empezamos con palabras fáciles: Me decía amigo y yo repetía: “A-mi-go”. Me decía Bodega y yo repetía: Bo-de-ga. Mi prodigiosa memoria hacía que palabra que oía una vez palabra que aprendía y que por consiguiente podía utilizar libremente. Según avanzaba la noche yo veía a Lucía radiante porque yo había sido capaz de decirle de forma impecable: “e-res u-na mu-cha-cha muy gu-a-pa”.

A esas alturas de la broma desde luego yo estaba deseando acelerar las clases para poder entrar en mayores profundidades… pero eran otros tiempos y nuestras amigas sintiendo quizá que una cosa es aprender idiomas y otra muy diferente ligar en España, decidieron dar la velada por terminada no sin antes emplazarnos para el día siguiente temprano; ya que Lucía ante tan prodigioso alumno, había decidido graduarme en español antes de que terminara el día…. No fue fácil mantener el tipo sin soltar la carcajada, pero lo conseguí en parte por vanidad y en parte por salvar el prestigio de mi amigo. Una oportuna e inexistente llamada telefónica vino a sacarme esa misma tarde del embrollo. Pretextando un asunto familiar urgente me despedí de Pilar y de Lucía en un español más que pasable; pero en un aparte de las dos amigas, mi nuevo adquirido idioma aún sorprendió el comentario siguiente: “Este chico es un memorión, así cualquiera aprende idiomas…¡Lástima que sea inglés!

6 de marzo de 2008

Acariciar

"Acariciar no es poseer, ni atrapar, ni tomar. La caricia es un preludio que es ya juego pleno de sentido, no sólo un anticipo. La unión que procura no es la indiferenciada fusión, sino la constatación amorosa de la diferencia irreductible. También nos desbordamos por este extremo de nosotros mismos, nuestros dedos, orilla de nuestros océanos. La caricia que tanto precisamos constata que el otro es inaprensible y que, sin embargo, puede perfilarse y sentirse como se siente una brisa y un aleteo de ramas tras el paso casi imperceptible de alguien. Tocar como el pensamiento toca al penamiento, ser tocado así por alguien es saberse involucrado, implicado, inserto, es sentirse afectado, concernido, convocado. Las yemas de los dedos llaman silenciando el agresivo quehacer de los nudillos de las manos. Su sonido es imperceptible, pero su palabra es más sonora que todo ruido".

Ángel Gabilondo
Alguien con quien hablar

Esplendor marchito


Los principios activos


LOS PRINCIPIOS ACTIVOS
Novela
Julio Fajardo Herrero
451 Editores 2008
275 páginas


Esta primera novela del desconocido Julio Fajardo, me hubiera pasado desapercibida
o la hubiera catalogado como una más de esas novelas del realismo a ultranza que tratan de hacer un corte trasversal en la sociedad española y retratarla tal como el autor la ve, con sus lacras y sus virtudes, con sus luchas y sus fracasos, con una pizca de humor y a veces con el negro presentimiento de que hagamos lo que hagamos la vida es así y mejor que lo tomemos con calma.

Pero esta vez, me llamó la atención el nombre de la Editorial, homenaje quizá a la la famosa novela de Ray Bradbury publicada en 1955 “Fahrenheit 451” o la no menos conocida película del mismo nombre dirigida en 1966 por François Truffaut y que para memoria es sencillamente la temperatura a la que el papel de los libros entra espontáneamente en combustión. (233Cº)

Autor novel, Editorial nueva en España y cómo no, un estilo totalmente nuevo de hacer novela: El autor, convertido en narrador omnisciente no se contenta con relatar a trozos la vida, o mejor digamos las venturas y desventuras, las grandezas y miserias de tres familias acomodadas de la sociedad española actual, sino que generalmente al inicio de cada capítulo, se convierte en psicólogo y redactor de libros de autoayuda y nos lanza una larga reflexión sobre temas como las relaciones afectivas, el miedo, el chantaje emocional, la inercia, la mala conciencia, las apariencias. e emocional.

A lo largo de un verano se suceden las rupturas y se destapan los secretos entre los miembros de tres familias acomodadas. Arrastrados, paradójicamente, por sus principios morales, los personajes van cambiando los apacibles escenarios habituales de su vida – urbanizaciones, piscinas, restaurantes – por ambientes más sórdidos, abocados a torturarse con las consecuencias de sus actos y a buscar refugio, cada uno, en el principio activo de una sustancia diferente.

Y evidentemente acusamos el impacto. Nos suena como el pequeño sermón de la anciana tía que aprovecha nuestras visitas para cargarnos de recomendaciones no exentas de reproches. Seguimos leyendo y vemos que siempre podemos buscar y quizá encontrar una correlación entre las reflexiones gratuitas del autor y la historia que desarrolla en el capítulo en cuestión. Pero en una época en que Jorge Bucal o Paolo Coelho se han forrado mezclando historietas y moralina no me extraña que surjan imitadores que al menos tienen el mérito de situar sus reflexiones en un contexto más moderno y además dejar que saquemos nuestras propias conclusiones.

No puedo por menos que, a modo de ilustración, entresacar un par de perlas para nuestra alma sedienta de alimento moral:

1. No es verdad. El tiempo no suele poner las cosas en su sitio. Hay demasiadas cosas, demasiado sitio y muy poco tiempo. Sería demasiada casualidad. Como mucho, de vez en cuando logramos llevar algunos asuntos al lugar donde corresponden, empujando después de tomar aire para el primer impulso o arrastrando la losa como si el firme sobre el que se asienta fuera a desmoronarse sin haber mostrado antes ningún indicio. Con esfuerzo llegamos a ubicar correctamente los asuntos más importantes, a menudo a costa de perder el control sobre muchos otros. Después dudamos sobre si hemos hecho bien al afanarnos durante tanto tiempo por colocar uno en concreto y lamentamos la elección desde el instante en que somos conscientes de que ya no hay tiempo ni medios para cambiar de asunto o de ubicación.



2. Ni mucho menos. Olvidarse de lo malo no arregla nada. La desmemoria no es la clave de la felicidad, es todo lo contrario. En realidad es el problema al que se pueden reducir todos los demás. La fuente. El desencadenante. Basta con pensar cómo mejorarían las cosas si siempre recordásemos lo que nos propusimos no olvidar. Si valorásemos siempre todo lo que una vez juramos valorar toda la vida. Si no olvidásemos nunca la conveniencia que vimos tan clara de no hacer lo que de vez en cuando hacemos y luego lamentamos. ¿Cuántos disgustos nos ahorraríamos? ¿cuántas horas más dormiríamos?


Evidentemente ejemplos como este abundan pero no entorpecen excesivamente la lectura y vuelvo a repetir la novela en su conjunto me ha resultado mucho más amena que cualquier libro de los autores anteriormente citados.