29 de noviembre de 2008

Poesía Clásica China


La poesía amorosa oriental tiene sus peculiaridades que la distinguen de la poesía occidental, sobre todo, en cuanto a la poesía clásica. Se expresa generalmente de amena moderada, sugerente y elíptica, sin que deje por ello de ser profunda y conmovedora par quien se empape en ella. A ello contribuye, por un lado, el criterio de la mayoría de los críticos y poetas chinos, que consideran que la mejor arte poética debe consistir en conseguir llevar, con pocas palabras, al lector a pensar, reflexionar e imaginar incluso cuando termine el texto. Como señala un sinólogo británico, lo importante no es el sabor del té, sino su aroma, que debe persistir y deleitar aun cuando se haya acabado el té. A esta particularidad también contribuye, por otro lado, el que el carácter nacional del chino sea tranquilo, poco apasionado, reacio a exteriorizaciones de sentimientos afectivos en público considerándolos como lo más íntimo de su ser.

Las despedidas, la separación y las ausencias son constantes y tienen un gran peso en las obras. Ello se debe a los frecuentes viajes que tenían que hacer los chinos de épocas pasadas: huidas de las guerras, desplazamientos de los funcionarios, escritores, comerciantes o trabajadores, por la obligación o necesidad de trabajo, por concurrir a las oposiciones, celebradas en las capitales de provincia y en la del país, para conseguir algún cargo o título, y también, a veces, por destierro y exilio. La nostalgia, las añoranzas, están presentes en toda la poesía china e impregnadas en los versos amorosos.

Casi nunca falta la descripción del paisaje. La naturaleza acompaña siempre al hombre, es humanizada y parece vibrar con el enamorado o la enamorada, o sea, se describe en función del estado de ánimo del autor o del protagonista. Se habla mucho de luna, estrellas, montaña, río, arroyos, y podría parecer reiterativo. Pero si se lee cada poema detenidamente y empapándonos en el ambiente que se nos ofrece, encontraremos que “esa reiteración viene siempre matizada por la pincelada justa que descubre el sentimiento oculto del poeta”
Guojian Chen
Abriéndote lo más íntimo de mi corazón
Zhang Xian (990 – 1078)

¡Qué feliz nuestro encuentro
al claro de la luna,
en medio de las flores!
Pero, ¡qué corto ha sido!
Después vienen las tristezas.
Pasada la ebriedad,
veo roto mi sueño,
los pétalos cayendo
y pálida la luna.
Mas las flores volverán a abrirse
y la luna brillará algún día:
Un mismo corazón
tenemos tú y yo.
Ojalá entonces me convirtiera
en una pequeña rama de sauce,
esperando besos y caricias
de la brisa de la primavera.

28 de noviembre de 2008

Secuestro a primera hora de la mañana

Soy el último en subir a este autobús mañanero que nos transporta casi inconscientes, y nos enfrenta a la rutina diaria. A pesar del probable aseo matinal, de algún que otro vago olor a colonia, miro a mi alrededor y sólo veo párpados hinchados, rostros abotagardos y languidez en las posturas. Es como si frente a cada uno de nosotros el film inacabado de un sueño estuviera aún presentando los títulos de crédito. Los niños sin embargo, bajo el enorme peso de sus mochilas parecen totalmente despiertos y miran impacientes a sus madres. Para ellos, la noche fue un paréntesis. La vida empezó en el momento mismo en que se despertaron. Los adultos probablemente nos incorporamos a la vida más despacio.

En las manos, llevamos bolsos, cartapacios, carteras, alguna bolsa de la compra, en suma mil variados objetos a los que nos aferramos como si fueran emblemas de nuestra aún dubitativa identidad. De pronto, me pregunto: ¿qué ocurriría si unos encapuchados inmovilizaran el autobús, nos secuestraran y nos pidieran que depositáramos frente a ellos nuestras pertenencias? ¿Cuánto dinero, o cuánta miseria podrían amontonar? Unos pocos Euros, algún bocadillo, alguna prenda de vestir, cosméticos, medicamentos, en suma la carga liviana de los condenados a fichar todas las mañanas en un trabajo rutinario y sin horizontes.

Pese a las sacudidas, frenazos y paradas del autobús debo seguir soñando porque me sigo preguntando: ¿Y si los atracadores nos pidieran exclusivamente que nos vaciáramos de lo que cada uno va pensando? ¿Qué ocurriría si mediante un spray mágico un atracador de ideas fuera capaz de solidificar nuestros pensamientos de ese momento, convertirlos de alguna manera en material tangible, visible para todos?

Por suerte, mis últimos pensamientos antes de caer en este pequeño descalabro mental tuvieron que ver con Madrid, con el tiempo que hace que no visito una exposición de pintura y de ahí por pura lógica me vino a la mente Rembrandt, luego mi blog y por último el famoso cuadro de la National Gallery “Heindrix bañándose en el río”
¿Y mi vecino? Ese señor mayor que no parece haya aún abierto los ojos y que cabecea rítmicamente. Posiblemente piense muy atrás en el tiempo, cuando se dedicaba a las faenas del campo, antes de que el Polo de Desarrollo de Burgos lo atrajese a la ciudad como la miel a las moscas. ¿Era feliz entonces? ¿Lo es más ahora? Me fijo en la señora de chaquetón beige y cuello forrado de piel. Esos ojos hundidos, y apagados, esa cara tan triste, esa falta de cualquier pequeño adorno, de un dije, sortija o pendiente, no puede albergar pensamientos alegres. ¿Esta enferma? ¿Es feliz? ¿Tiene hijos? ¿Con quién comparte sus penas? Algo más allá, cerca de la puerta de pie y con la cabeza medio inclinada aquella muchacha joven parece algo turbada. Un ligero sonrojo asoma en su rostro limpio y pálido. ¿Qué ocurrió ayer? ¿Sigue repasando los detalles? ¿Qué le dijo él? ¿Por qué se lo dijo?

Me fijo entonces en los niños, pero de ellos, estos extraños ladrones, obtendrían escaso botín. Ellos son todo acción, proyección. Ellos viven el momento y los viven con todos los sentidos abiertos y sensibles como antenas

Los quince minutos que tarda el autobús en llegar a destino se han pasado en un instante. Despierto a la realidad y miro a mi alrededor. Por supuesto, no hay atracadores, sólo mi pensamiento ha sido seriamente atacado y envenenado por ese frenético interrogatorio. ¿Qué sé yo de las personas que comparten conmigo el autobús todas las mañanas? Después de tanto tiempo, ¿a quién conozco? Qué sé de las personas con las que me cruzo? ¿Qué piensan? ¿Cómo es su vida más allá o más acá de los 15 minutos que compartimos en el autobús? Nadie habla con nadie. Ya ni siquiera se estila un “¡Buenos días!” al subir al autobús. Arrastramos nuestros pensamientos, nuestras preocupaciones, nuestras penas, quizá también nuestras alegrías como el condenado arrastra su bola de hierro. Ahora comprendo el comentario de ese amigo que un día me dijo: “Me ha ocurrido algo insólito esta mañana entré en el ascensor y como hago siempre lancé un sonoro “¡Buenos días!” a las personas acurrucadas cada una en su rincón como si quisieran pasar desapercibidas: mi miraron con tal cara de asombro que pensé que había dicho un taco!"

27 de noviembre de 2008

Seurat: Un baño en Asnières

UN BAÑO EN ASNIÈRES
1883-1884 Óleo sobre lienzo 201 x 300 cm
National Gallery
(Londres)
En la primavera de 1883, Seurat empezó a trabajar en su primer cuadro de gran formato, Un baño en Asnières, una composición de dos por tres metros. El motivo impresionista de la escena del baño adquiere en este cuadro un tamaño monumental. Las figuras miran hacia la cercana isla de la Grande Jatte, lugar que se convertiría en el escenario de su próximo cuadro de gran formato. Al fondo se pueden ver los modernos puentes y la zona industrial situada detrás de Clichy. Las figuras permanecen silenciosas, y la luz y los colores envuelven la escena con la atmósfera letárgica y calurosa de una tarde estival. Tan solo las embarcaciones del fondo, la barca atravesando el río y en especial el remero cortado por el borde derecho del cuadro permiten adivinar un movimiento apacible.

El decorado moderno y la uniforme luz clara impiden cualquier visión romántica en el cuadro de Seurat, no obstante las figuras, en su aislamiento, se graban solemnes en la memoria . En los años anteriores Asnières había dejado de ser un idílico entorno en el campo y se había convertido en una ciudad-dormitorio para la población que trabajaba en el centro. Basándose en el aspecto y las ropas, como el bombín del hombre tumbado en primer plano, las figuras del cuadro se encuadran entre los miembros de la clase obrera y el artesanado que vivían en las afueras de Paris.

Un baño en Asnières es la primera obra de Seurat que fue preparada con numerosos estudios y croquetons. Al contrario que los impresionistas, que pretendían plasmar el instante y por ello solían trabajar de forma espontánea en la naturaleza, Seurat preparaba sus obras meticulosamente. Captaba el paisaje y las figuras al aire libre; trabajando con óleo sobre pequeñas tablas. Adema de estos bocetos al óleo, elaboraba dibujos de los mismos motivos con lápices Conté. En el taller realizaba finalmente el cuadro grande combinando todos los estudios en una composición equilibrada para conseguir un todo unitario.

26 de noviembre de 2008

República Sudafricana

No era la primera vez que acudía a un país al poco de haber recibido una sacudida de las que hacen tambalearse hasta los fundamentos más arraigados. La primera vez ocurrió en el Líbano donde llegué después de una cruenta guerra civil de 15 años, pero entonces me encontré con un pueblo ávido por olvidar, por tapar los grandes socavones y vacíos de casas ametralladas, y destruidas, por reconstruir un “down city” o centro de la ciudad que había desparecido por completo.

Esta vez, en Johannesburgo la impresión es muy diferente. Estamos en 1995. Nelson Mandela ha sido liberado recientemente y por primera vez hay elecciones democráticas libres para negros y blancos. Es el fin de la apartheid, pero no existe la euforia que cabía esperar. Se está produciendo una auténtica huida de cerebros: profesores, médicos, arquitectos, ingenieros, temerosos por su futuro, emigran hacia Europa. Se habla de cerca de un millón de intelectuales blancos que han abandonado el país. La mayoría negra no ve mejorar su situación, A pesar del fin del apartheid, millones de surafricanos la mayoría negros, continúan viviendo en la pobreza en parte, a causa de los terribles problemas heredados del régimen del apartheid y también, en parte, debido a que el actual gobierno no ha sabido abordar temas sociales. Mis contactos comerciales están desanimados. Aunque me reciben con cordialidad me ofrecen pocas posibilidades de negocio.

La ciudad de Johannesburgo, capital económica del país, la ciudad del oro y los diamantes, se ha convertido en una ciudad peligrosa. Mi hotel se encuentra en las afueras, en una zona residencial antiguamente exclusivamente reservada a los blancos. Si no hubiera salido del hotel tendría una visión absolutamente distorsionada de la realidad. Afortunadamente mi agenda está repleta de citas y aunque me desplazo en el taxi del hotel tengo la oportunidad de asomarme a Soweto, famoso ghetto de más de un millón de habitantes hacinados en chabolas construidas con latas y cartones.
Me impresiona que pese a tener el taxí esperándome a la puerta de los edificios de oficinas del centro de la ciudad las personas a las que visito insisten en hacerme acompañar en el ascensor y hasta el taxi para evitar incidentes desagradables.

En el hotel me entero de que existe un mercado de artesanías en un parque de la ciudad y al regreso de una de las visitas lo recorro en busca de algún objeto que me reconcilie con el país. Hago que los artesanos directamente, o por mediación del taxista que me acompaña, me expliquen las particularidades de la madera de ébano o de otras maderas tropicales. Finalmente me decanto por la talla de una mujer esbelta, drapeada al estilo bantú, cuyo rostro refleja una serena elegancia. Está tallada en una sola pieza partiendo de una rama de ébano cuya configuración se puede comprobar en el pedestal.

En la actualidad, con la continua presencia en torno a nosotros de africanos vendiendo sus artesanías, es muy probable que hubiera podido encontrar alguna talla parecida, pero jamás sería capaz de evocar esa mezcla de admiración, estupor y aprehensión que he sentido en la ciudad de Johannesburgo.

Lo normal, durante mi estancia en Sudáfrica hubiera sido apuntarme a un safari y visitar de paso los yacimientos de diamantes, pero estaba en viaje comercial y he tratado siempre de aprovechar los escasos huecos en el programa para vaciar mi mente de los objetivos puramente crematísticos.

Es lo que hago en mi visita a Pretoria, capital administrativa del país. Me desplazo a ella para hablar con las Autoridades del Ministerio de Agricultura. La Exportación de productos cárnicos españoles sigue seriamente restringida y hay poca cosa que desde la iniciativa privada podamos hacer. No obstante para mí la visita ha merecido la pena. me encuentro en una ciudad cuajada de frondosos jacarandás, de hermosa floración entre azul y violeta. La profusión de arbolado, el estilo de las mansiones, nos transporta a un lugar idílico, en el que sólo la exuberante vegetación nos recuerda que seguimos en África.

Me falta por visitar Ciudad del Cabo, capital legislativa del país y uno de sus principales puertos. Cuando los navegantes portugueses avistaron por primera vez este lugar lo llamaron Cabo de las Tormentas. Sin embargo Pedro II de Portugal le cambió el nombre a Cabo de Buena Esperanza En efecto allí se instalaría una primera colonia portuguesa para abastecer a los buques que navegaban rumbo a las la India en busca de seda y especias.

Ciudad del Cabo es una ciudad industrial y moderna, muy orientada al mar. Tuve la oportunidad de pasar el fin de semana en la ciudad y de apuntarme a una excursión para avistar el paso de las ballenas por el cabo y pisar el punto más meridional del Continente Africano.

A lo largo de la vida vamos acumulando recuerdos y objetos. Pienso ahora que ambos están estrechamente vinculados. Nuestros recuerdos transfiguran los objetos y les dan sentido y valor, los objetos fijan nuestros recuerdos y le sirven de catapulta hacia la memoria. Al entrar en el despacho esta tarde la elegante talla me hizo un guiño y a partir de ahí han ido surgiendo a borbotones estos recuerdos.

22 de noviembre de 2008

Pedro Zarraluki: Todo eso que tanto nos gusta

TODO ESO QUE TANTO NOS GUSTA
Novela
Pedro Zarraluki
Ediciones Destino 2008
Áncora y Delfín 1130
303 páginas


Según confiesa el propio autor en una entrevista, esta novela nace del deseo de escribir sobre la relación de un padre y su hijo tras la lectura de Philip Roth “Patrimonio”. No obstante, a medida que avanzaba en la lectura, me he dado cuenta que ése es sólo un elemento de la novela y que como en el libro de Anna Gavalda “El Consuelo”, recientemente reseñado, aquí hay también una huida de la gran ciudad y una búsqueda de ese palacio especial de Potala no necesariamente situado en el Tíbet, donde poder encontrarnos a nosotros mismos, hacer balance de nuestra vida y aprender a vivir con lo imprescindible: nosotros mismos y unos buenos amigos.

Ese es el viaje el que emprende Tomás, un arquitecto divorciado y arruinado que deja tras de si el escueto mensaje: “Me voy en busca de un palacio en Potala” y acaba escorado en un pueblo del Ampurdán gerundense muy parecido al pueblo en el que el propio Pedro Zarraluki escribió el libro. Su hijo, Ricardo, que ha sido abandonado recientemente por su mujer Clara, parte en busca de su padre para hacerle volver a Barcelona pero, seducido por el pueblo y por los cambios que observa en la vida y las costumbres de su padre, inicia su propia búsqueda interior y acaba tomando una habitación de lo más rústico en la única pensión del pueblo que sirve también, ocasionalmente, a los desahogos amorosos con las prostitutas que bordean la carretera que lleva hacia la playa en la bahía de Roses.

Pero no se trata de una novela melancólica ni introspectiva. Está escrita en clave de humor y los personajes secundarios están tan acertadamente caracterizados, que acabamos decidiendo que nuestro personaje clave es el propio pueblo. Incluso Cristina la ex-mujer de Tomás, ha reconocido siempre la extraña habilidad de su marido para crear lugares mágicos, lugares donde sentirse a gusto. Pues bien, este pueblecito, y la compañía de personajes como el médico Ramiro, la joven María, conductora del único taxi del pueblo llena de vida y de dudas sobre su próximo matrimonio pero “responde como se debe”, cuando llega el momento, Bárbara, la aristócrata italiana patrocinadora de nuevos artistas y muchos otros personajes constituyen en su conjunto una especie de crisol donde se van disolviendo todas las superficialidades con las que nos envolvemos, las necesidades creadas detrás de las que nos escondemos y los falsos discursos con los que explicamos y nos justificamos. Despojados de abalorios, descubrimos el poder de la amistad, la buena vecindad, del compartir el vino y el pan. En un momento de la narración uno de los personajes nos advierte:

“…el paraíso no existe. Si acaso es una intermitencia, una ráfaga de viento que nos sacude a veces, una posibilidad inalcanzable… Lo demás es tesón y coraje, un poco de engaño y mucha resignación, aprender a disfrutar a ratos mientras se resiste, mientras se empieza a oler a cosas viejas, a salitre, a butacones de cuero y grasa recalentada, aprender a empaparse bien con agua de lavanda para disimular ese olor y acostumbrarse a convivir con los recuerdos, con todo lo que no se hizo o se hizo mal, con todo lo que se es incapaz de entender o de aceptar. Disfrutar, pese a todo, del instante. Eso es lo más parecido que tenemos al paraíso.”

El libro va creciendo en intensidad, la acción se complica y acabamos tan agradablemente inmersos en la vida de los personajes y del pueblo que pareciera como si estuviéramos ya redescubriendo nuestro propio refugio, ese lugar interior en el que aceptamos aunque sea a ráfagas, ser nosotros mismos, despojarnos de nuestro personaje y sopesar lo que de verdad cuenta en la vida.

Pedro Zarraluki, ganador del Premio Herralde con “La historia del silencio” y el Nadal en 2005 con “Un encargo difícil” nos deleita ahora con una historia muy bien narrada y nos lleva a saborear la vida de una comunidad apartada, ajena a la ciudad y al tiempo.

19 de noviembre de 2008

Entender la poesía


“Cuando trabajas en ciencia tienes que escribir sobre cosas que nadie sabe con palabras que todo el mundo sea capaz de entender. Al escribir poesía estas limitado a decir algo que todo el mundo sabe con palabras que nadie entiende”.
Paul Dirac

14 de noviembre de 2008

Paul Auster: la vida interior de Martin Frost


LA VIDA INTERIOR DE MARTIN FROST
U.S.A. 2007
Dirigida por Paul Auster
Duración 99 minutos
Drama

Hasta ahora no había tenido ocasión de ver la última película dirigida por Paul Auster y presentada en el Festival de San Sebastián del pasado año.

El argumento está tomado de uno de los relatos de su obra “El libro de las ilusiones” pero Paul Auster es sobre todo escritor y cuando se pone a cineasta, en mi opinión le faltan tablas para traducir sus siempre sorprendentes y brillantes ideas en bellas y sobre todo convincentes imágenes.

Sin embargo, la idea inicial, la capacidad que tiene el escritor de hacer real lo que es puramente imaginario, el sacrificio de lo que son meramente palabras a favor de la realidad, la teoría del filósofo Berkeley sobre el idealismo subjetivo resumido en la sentencia “esse est percipi” (Ser es ser percibido) hubieran dado mucho más juego en manos de un director más avezado.

En esta película, Auster peca de un exceso de protagonismo como escritor: sabemos que la película gira en torno a un escritor que se retira al campo, a casa de unos amigos para escribir un relato. ¿Qué necesidad tiene de estar recalcándolo continuamente? Tenemos empacho de máquina de escribir. Una bella mujer, aparece de repente a su lado en la cama y en lugar de jugar con el equívoco y sostener la intriga el protagonista escritor, rápidamente la asume, parece dudar entre seguir con su relato o convertirlo en una experiencia erótica, y luego no sabe cómo continuar ni cómo acabar con la relación.

Aparece luego un sorpresivo e innecesario añadido en la persona del fontanero Fortunato que ¡cómo no! también es escritor y está acompañado por una misteriosa sobrina que a penas sabe hacer nada pero tiene una voz maravillosa. Y claro está, el Ego de Paul Auster vuelve a estar presente en ambos casos ya que la protagonista que encarna a la misteriosa sobrina no es otra que su propia hija, y las canciones que nos ofrece una especie de avance promocional de la cantante.

Me ha sorprendido el elenco de actores por varios motivos. El escritor está representado por David Thewlis al que hemos visto a menudo en papeles secundarios. Me ha gustado su actuación como protagonista. Irene Jacob nos ofrece en esta película su hermoso cuerpo y poco más. Su papel está poco o mal definido y su permanente sonrisa me parece un tanto forzada. Michael Imperidi representa espléndidamente al multifacético fontanero Fortunato y Sophie Auster como ya he mencionado, no viene a cuento en esta obra y por consiguiente su papel es perfectamente prescindible.
En resumen y sin dar explicaciones sobre la trama de la obra, una película que se ha quedado en puertas. Tenía un buen punto de partida, una idea novedosa, pero ha faltado pericia cinematográfica para transformarla en una historia co

Sol de bolsillo


13 de noviembre de 2008

Bob Dylan: Blowing in the Wind

Hoy, alguien querido, me ha enviado un precioso pps con la conocidísima canción de Bob Dylan "Blowing in the wind".
La evocación de este mito me ha vuelto nostálgico y he buscado la manera de recordarlo a través de este clip, pues no puedo apartar de mi blog a quien estuvo tan presente en mis sueños de juventud.

12 de noviembre de 2008

Moscú: Monasterio Novodivichy


Febrero del 2003. Moscú ha amanecido bajo una gruesa capa de nieve y los termómetros han bajado a 18 bajo cero. Luce un sol pálido y sin fuerza, pero tengo la mañana libre y me he propuesto visitar el monasterio de Novidivichy, situado en un recodo del río Moscova, antiguo convento de damas nobles que de inmediato me recuerda nuestro Monasterio de las Huelgas Reales de Burgos, y que ha sido recientemente declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.

Aunque los dedos se embotan hasta el punto de tener dificultades para disparar la cámara de fotos, creo que ningún otro día como hoy hubiera podido apreciar, saborear y memorizar la belleza de este enclave de paz. El bosque cercano, el Cementerio del mismo nombre donde están enterrados hombres de estado, poetas, escritores y otras personas ilustres de Rusia, hacen de escudo protector contra el ruido de la ciudad. La nieve por otra parte amortigua las pisadas y el ajetreo del tráfico. El silencio, inmenso, es sólo interrumpido por el chasquido de alguna rama que cede bajo el peso de la nieve y cae con un ruido sordo sobre el manto blanco de la nieve.

El monasterio alberga la catedral Smolensky fundada por Basilio III en 1524 para conmemorar la reconquista de Smolensk de manos de los lituanos. Me llaman la atención sus cuatro cúpulas verdes sobre las que se alza, dorada, una cúpula mayor que resplandece tímidamente en esta mañana invernal En su interior se encuentra un iconostasio de cinco filas, considerado uno de los más bellos que existen hoy en Rusia. Las paredes están recubiertas con espléndidos murales del siglo XVII.

Desde la época de Iván el Terrible, hijo del fundador, el monasterio fue siempre especialmente protegido por los zares y se convirtió a lo largo de los siglos XVI y XVII en convento para mujeres de la familia real que deseaban abrazar la vida contemplativa. Impresiona saber que aquí pasó sus últimos años Irina Godunova, esposa del zar Fiodor Ionaovitch, hijo de Iván el Terrible o la zarevna Sofía hermana de Pedro el grande.

Desde los silenciosos y afelpados senderos del parque, mi mente vuela a ese otro monasterio de Santa María de las Huelgas Reales, fundado por Alfonso VIII de Castilla y su esposa Leonor allá por el siglo XII en su antigua finca de caza que lo convirtió en monasterio cisterciense para damas de alcurnia, panteón de Reyes y a la postre refugio de princesas díscolas o bastardas de los Reyes Castellanos.

En el mismo recinto, la iglesia de la Transfiguración, con sus caprichosas formas barrocas destaca por su color sangre y sus macizas formas cuadrangulares contrastan con los redondeadas y suaves formas de la Catedral Smolensky, En un rincón del jardín, escondida entre los árboles descubro la capilla Prokhorov, blanca y oro, que me fascina. A pesar del frío, me paro a contemplar esta pequeña maravilla de piadoso recogimiento y por una suerte de milagro, me parece escuchar los sonoros acordes de Albert W. Ketelbey “En el jardín de un monasterio”. Los pies se me están quedando de mármol pero no me decido a dejar el lugar. La música, la literatura el arte me envuelven por completo. No en vano me viene a la memoria Catalina Alexandrovna, la “Kitty” de la novela Anna Karenina de Tolstoi que se refugió en este convento y en ensimismada quietud sigo soñando en este remanso de paz hasta empieza de nuevo a nevar y salgo despacio de este recinto amurallado y sonriendo porque he visto un monumento en Moscú que no ha sufrido cambio alguno desde su construcción, a pesar de que las tropas de Napoleón intentaran hacerlo saltar por los aires antes de emprender su retirada. Afortunadamente las buenas de monjas de entonces estuvieron al quite y lograron apagar las mechas antes de que la llama llegara a los barriles de pólvora situados a pie de los principales edificios.

9 de noviembre de 2008

9 de Noviembre 2008 : 1808 - Batalla de Gamonal


Entre el centenar de nombres de victorias napoleónicas que adornan las paredes del Arco de Triunfo de París, figura textualmente: "Batalla de Gomonal" refiriéndose precisamente a un humilde pueblo cercano a Burgos,y hoy absorbido y convertido en uno de los barrios más populosos del norte de la ciudad.

La batalla tuvo lugar un 9 de noviembre de 1808 y aunque de una derrota se tratara, la Asociación de Comerciantes de este Barrio han organizado un emotivo homenaje a los valientes defensores burgaleses caídos por defender su ciudad. Al mismo, han asistido las autoridades civiles y militares de la ciudad. En particular, un destacamento del ejército ha rendido honores a la bandera y el General Mollá, Comandante en jefe de las fuerzas armadas de Burgos y Cantabria ha depositado junto con el alcalde de la ciudad una corona de laurel al pie del monumento.

Por la tarde, más de trescientos recreadores han escenificado la batalla por las calles del antiguo pueblo de Gamonal, hoy patrimonio de la Unesco por ser un jalón importante del Camino de Santiago.

7 de noviembre de 2008

Espera


Y tú me dices
que tienes los pechos rendidos de esperarme,
que te duelen los ojos de estar siempre vacíos de mi cuerpo,
que has perdido hasta el tacto de tus manos
del palpar esta ausencia por el aire,
que olvidas el tamaño caliente de mi boca.

Y tú me lo dices que sabes
que me hice sangre en las palabras de repetir tu nombre,
de lastimar mis labios con la sed de tenerte,
de darle a mi memoria, registrándola a ciegas,
una nueva manera de rescatarte en vano
desde la soledad en la que tú me gritas
que sigues esperándome.

Y tú me lo dices que estas tan hecha
a esta deshabitada cerrazón de la carne
que apenas si tu sombra se delata,
que apenas si eres cierta
en esta oscuridad que la distancia pone
entre tu cuerpo y el mío.

José Manuel Caballero-Bonald
Las Adivinaciones (1952)

6 de noviembre de 2008

"La Ronda de noche" de Rembrandt


1642 La Roda de Noche
Óleo sobre lienzo 363 x 437 cm
Rijksmuseum (Amsterdam)

La ronda nocturna es para Rembrandt un resumen de todo lo que hasta entonces había ejecutado y a la vez un nuevo comienzo. En su obra más conocida desarrolla una virtuosidad que aún hoy en día sorprende y fascina. Ya la sola realización de los detalles – los metales resplandecientes, las telas brillantes, los diversos accesorios – y tanto más la configuración de la mímica, de los gestos expresivos y de los efectos deslumbrantes de la luz son, en el más alto sentido, artísticos. Las posibilidades de representación visual parecen agotadas.

Resalta a primera vista que Rembrandt da mayor importancia al desarrollo de la acción que a la fiel realización de retratos. En primer plano, son el capitán y el alférez que van marchando, los que dominan la escena. El brazo a medio alzar y la boca entreabierta indican que el capitán está hablando. Mientras va marchando no mira al alférez que acata la orden. También a la derecha y a la izquierda de la bóveda se ven figuras conversando. Debajo de la bóveda, el portaestandarte alza el estandarte. Hombres con celadas y sombreros llevan espadas y lanzas; algunos llevan broqueles y alzacuellos. Otros toman posesión de las lanzas apoyadas en la parte derecha del muro de la casa. Otros se abren paso al frente. Delante, a mano izquierda, se ve un muchacho con una celada demasiado grande para él; va corriendo con una cuerna de pólvora vacía en las manos y mientras corre, se da vuelta. A su lado hay un mosquetero vestido de rojo que carga su arma.

Se ven los más variados movimientos. Los cambios rápidos – como por ejemplo en el caso del muchacho corriendo y también en los grandes pasos que da el capitán y el alférez – muestran lo momentáneo de esa escena que resalta aún más por el tiro recién disparado. Se ven los gestos estáticos de los protagonistas como también la postura apacible del portaestandarte que está posando.

Rembrandt aprovecha la ocasión para dar a conocer por separado las diversas actividades características regulares de una sociedad como ésta y al mismo tiempo representar el grupo en una acción colectiva obligatoria. Al igual que en La lección de anatomía de Nicolás Tulp queda por aclarar aún de qué modo las figuras situadas en la estrecha escalera encontrarán el radio de acción para sus movimientos.

Se deduce que toda la estructura visual de este cuadro en lo que respecta a los detalles de las líneas y del claroscuro es muy individual y ambigua, pero que sin embargo deja entrever en todas partes una estructura general. La configuración de La ronda nocturna se puede caracterizar como un conjunto de movimientos individuales poco antes de la formación.
Los valores estrictamente visuales del cuadro se imponen como un sistema independiente con un dramatismo y una emotividad propios y no dependen de los valores reconocibles en lo palpable de la escena. Los elementos gráficos en este cuadro tienen la misma estructura dramática que los elementos concretos. El giro que da el desarrollo de la pintura de Rembrandt a partir de La ronda nocturna y en las obras siguientes es un paso que se da de la comprensión conceptual a la percepción visual.

5 de noviembre de 2008

5 de Noviembre 2008

Desayuno con las noticias de la radio. Barack Obama ha conseguido una contundente victoria sobre el senador McCain. En Chicago, cerca de un millón de personas se han lanzado a la calle para festejar el evento.

Se nota en las entrevistas, en los comentarios, una corriente de aire fresco, de esperanza. Estados Unidos, quería, necesitaba, un cambio. El lema de Obama: YES, WE CAN, (Si, lo podemos) se parece mucho al “WE SHALL OVERCOME” (Lo lograremos) del pasado. La larga marcha de Martin Luther King parece haber puesto a un hombre nuevo en la Casa Blanca.

Es a partir del 1º de Enero sin embargo cuando, pasada la borrachera de los slogans, Obama tendrá de demostrar que es el líder esperado, que Estados Unidos va a lavar su ropa sucia en casa, cuidar de su economía, y dejar que países como Cuba, Venezuela o Irak elijan su propio destino.

4 de noviembre de 2008

"El Consuelo" de Anna Gavalda


EL CONSUELO
Novela
Anna Gavalda
Seix Barral 2008
Bibliotreca Fomentor
Título original: La Consolante 2008
Traducido del francés por Isabel González Gallarza
558 páginas

Los que ya tenemos una cierta edad, apreciamos quizá mejor “la última oportunidad”, la del desquite, y eso precisamente es lo que Anna Gavalda ha querido decir con el título de su última novela: “La Consolante” que en mi opinión está pésimamente traducido por “El Consuelo”, pero dicho esto, creo que estamos nuevamente ante una pequeña joya literaria de esta escritora francesa, posiblemente un de las más leída a tenor de sus más de 10 millones de copias vendidas en Francia y en otros 48 países.

En 1999 esta profesora saltó a la fama con un libro de relatos “Quisiera que alguien me esperara en algún lugar” que obtuvo el Gran Prix RTL-Lire 2000. Tres años más tarde nos sorprendió con una novela breve: “La Amaba” y en 2004 publicó una novela más extensa “Juntos nada más” que la consagraría definitivamente como autora de culto con lectores incondicionales en todo el mundo.

Después de haber leído todos sus libros, tengo que afirmar que mi admiración y mi entusiasmo ha ido en aumento y que “El Consuelo" es una de esas novelas que uno quisiera que no se acabaran nunca. Anna Gavalda es una escritora concienzuda que utiliza palabras sencillas, de todos los días, con muchos diálogos, con frases cortas, con puntos suspensivos y que nos hace olvidar el minucioso trabajo de investigación que hay detrás de cada novela. En la preparación de la que nos ocupa, por ejemplo, viajó a Rusia para conocer de primera mano el ambiente y los problemas de la construcción, investigó de cerca el funcionamiento de los hospitales de la Seguridad Social en Francia y se documentó a conciencia sobre la vida de las babosas porque uno de sus jóvenes personajes estaba obsesionado con estos gasterópodos.

Espero no desvelar ningún dato importante de la obra al señalar que nos encontramos ante un hombre de 47 años, Charles Balanda, que pese a su profesión de arquitecto, su ajetreada vida de aeropuertos, aviones y hoteles, su saneada economía y una hija en la que pretende volcarse, se encuentra vacío, desnortado, “à bout de souffle” (sin aliento). Un día sin embargo se entera de la muerte de Anouk, una mujer mayor, de quien siendo niño estuvo profundamente enamorado y que ejerció sobre él una influencia mayor que la que pudo ejercer su propia familia, y este hombe de éxito, de pronto es consciente de que esta muerte supone un punto de inflexión en su vida, una vuelta atrás que le permita recapacitar y proyectar su ajetreada vida de hoy contra las ilusiones, la alegría de vivir, en desenfado, el “aquí y ahora” de quien tanto admiró.

Esa vuelta atrás adquiere además una dimensión tangible puesto que Charles decide viajar en busca de su tumba, de su hijo Alexis, antiguo compañero de jeugos, de las personas que la conocieron durante los últimos años de su vida.

Y cuando parece que estamos al final de la historia y nos preguntamos de qué irán las trescientas páginas restantes, de pronto descubrimos a Kate y su extraña familia y las páginas que siguen son tan bellas, respiran tanta sencillez y vitalidad, nos hacen descubrir tanta alegría de vivir con poco, independientemente de lo negro que haya sido el pasado que instintivamente nos damos cuenta que Charles se ha topado con esa “ultima oportunidad” esa “revancha” con la que aún puede salvar su desordenada y vacía vida.

No podía ser de otro modo, porque todos los libros de Gavalda tienen un final feliz, este hombre en crisis, sabe que ha encontrado ese “alguien que le espera en ese lugar”

Derecho a opiniar

Siguiendo la recomendación de los sabios, llevo varios días dándole vueltas a la lengua sin hablar sobre el revuelo que se ha montado esta pasada semana a propósito de las supuestas declaraciones de su Majestad la Reina de España a la periodista y escritora Pilar Urbano.

¡Pero ya está bien! Desde el profundo respeto que me merece cualquier persona, con independencia de su tendencia sexual, sus creencias o su postura política, opino que cualquier persona, incluida la Reina tiene derecho a expresar sus opiniones o convicciones morales. He leído atentamente sus supuestas declaraciones y no veo en lugar alguno, palabras o actitudes vejatorias para el colectivo gay. Se limita sencillamente a expresar su extrañeza por la falta de imaginación a la hora de elegir un nombre para la unidad familiar compuesta por dos personas del mismo sexo. ¿Por qué utilizar la misma palabra cuando es un contrasentido etimológico?

Se argumenta que sus palabras han sido poco prudentes y políticamente incorrectas y desde Zarzuela se descalifica a Pilar Urbano y se la acusa de inexactitud a la hora de transcribir las palabras de la Reina que además fueron dichas en el ámbito privado. No dudo ni un segundo de que la Reina dijera lo que dijo y creo que la Zarzuela le ha hecho un flaco favor tratando de quitar hierro al asunto. No se puede vivir callando por no molestar a los que gobiernan, sean del signo que sean. La democracia alcanza también a los Reyes y en democracia expresar libremente nuestras opiniones es un derecho fundamental.
¡God save the Queen!