9 de febrero de 2011

El Discurso del Rey

El Discurso del rey

Reino Unido 2010
Dirección: Tom Hooper
Duración 108 minutos

Acabo de ver por segunda vez la película que parece predestinada a cosechar una buena brazada de estatuillas y debo admitir, que con un presupuesto relativamente humilde, Tom Hooper ha sabido componer una película muy del gusto inglés e incluso norteamericano que siempre parecen estar suspirando por la monarquía que nunca han tenido.
En efecto, creo que el Director ha dispuesto de tres factores fundamentales para hacer de la película una candidata a los Oscars: 1º Habla de la monarquía, y todos sabemos la obsesión inglesa por su familia real, pasada e incluso presente como lo demuestran películas recientes como Isabel II sin, por otra parte, adentrarse en disquisiciones históricas y políticas profundas 2º Es una película intimista, de corte familiar, que habla de carencias, de obstáculos, incluso de defectos pero que muestra sobre todo cómo con tesón y esfuerzo se pueden superar y que dan al film un marcado aire de veracidad.


Colin Firth, que sabe por experiencia propia lo que es el miedo escénico,y el pánico que le provoca plantarse ante el micrófono, interpreta un rey, titubeante, apocado, irascible a quien el sentido del deber, las circunstancias históricas y una esposa simpática y comprensiva empujan a vencer su tartamudeo. Por otra parte, Geoffrey Rush borda su papel de terapeuta socarrón, malhablado, irrespetuoso y poco ortodoxo pero capaz de inspirar confianza y de provocar las confidencias. Entre los actores secundarios cabe destacar a Michael Gambon en el papel de Georges V que, en unos pocos minutos de escena, traza con auténtico acierto el nuevo papel de la monarquía, actores obligados representar a su personaje las 24 horas del día. Me ha gustado Helena Bonham Carter y no me ha costado ver en ella, con una pila de años más, a la longeva Reina Madre y sus impresionantes sobreros.


Pero es que además la película mima los detalles: los encuadres, fijémonos por ejemplo en el ominoso y amenazante micrófono de los primeros planos, el vestuario: los impecables smokings de Saville Road, los decorados: tanto de palacio como del destartalado piso del Lionel. A ello debemos añadir la música de Alexandre Desplat que da a la película una solemnidad que contrarresta los chascarrillos y las palabras malsonantes del logopeda.


Por último, decir que en España tenemos la suerte de contar con fantásticos dobladores y traductores. Ciertamente se trata de una película en la que la versión original aporta matices que pueden pasar desapercibidos en la versión española, pero creo que han sabido sacar partido a un amplio abanico de expresiones en nuestro idioma que reflejan con exactitud la versión original





7 de febrero de 2011

"El Camín Encantau"


Con un día espléndido, una sección de la Agrupación Deportiva de Montaña “Suances”, hicimos ayer “El Camín Encantau” y la verdad es que personalmente hubiera quedado muy “desencantau” si no llega a ser porque nuestro guía, Eduardo, supo añadirle esa pizca de aventura necesaria para todo senderista que no se resigna a los paseos trillados alrededor de un parque.


“El camín encantau” me parece por otra parte una feliz idea de la Consejería de Turismo de Asturias para animar a las familias con niños pequeños a que salgan los domingos y hagan recorridos a pie. En este caso, el circuito de 7 u 8 kilómetros, tiene una dificultad muy moderada y para aliciente de los más pequeños está jalonado de tallas en madera de nogal con algunos de los personajes mitológicos del folklore asturiano: El Pataricu, El hombre del sacu, El Busgosu o el Nuberu; o de personajes emblemáticos como El Segador, el Jugador de Bolos, La Lavandera o la Castañera. Nos movemos en un entorno encantador de robles, castaños, eucaliptos, y algún que otro boj centenario.


Por nuestra parte, al llegar a Villanueva, y orientados por personas del pueblo que salían de misa, partimos barranco arriba en busca de una cascada a dos o tres kilómetros del pueblo. La ascensión por caminos a penas esbozados, sorteando pedruscos y espinos y vadeando el arroyo no fue fácil, pero a medida que ascendíamos, el murmullo del agua iba creciendo y el paisaje que desde allí divisábamos se abría al valle y a las nevadas cumbres cercanas. El esfuerzo mereció la pena. La cascada no tiene un caudal excesivo, pero el agua cae desde una altura considerable. El pueblo cercano capta el agua en la cascada y la lleva para uso doméstico a través de  tuberías flexibles. Regresamos a Villanueva no sin antes hacernos una foto de grupo a pie de un enorme y vetusto castaño. El pórtico de la iglesia se convirtió en nuestro improvisado comedor y ya relajados y casi como haciendo tiempo, bajamos hacia Ricaliente donde nos reuniremos con el grupo de escaladores y con el autocar que nos devolvería a Suances.