Reino Unido 2010
Dirección: Tom Hooper
Duración 108 minutos
Acabo de ver por segunda vez la película que parece predestinada a cosechar una buena brazada de estatuillas y debo admitir, que con un presupuesto relativamente humilde, Tom Hooper ha sabido componer una película muy del gusto inglés e incluso norteamericano que siempre parecen estar suspirando por la monarquía que nunca han tenido.
En efecto, creo que el Director ha dispuesto de tres factores fundamentales para hacer de la película una candidata a los Oscars: 1º Habla de la monarquía, y todos sabemos la obsesión inglesa por su familia real, pasada e incluso presente como lo demuestran películas recientes como Isabel II sin, por otra parte, adentrarse en disquisiciones históricas y políticas profundas 2º Es una película intimista, de corte familiar, que habla de carencias, de obstáculos, incluso de defectos pero que muestra sobre todo cómo con tesón y esfuerzo se pueden superar y que dan al film un marcado aire de veracidad.
Colin Firth, que sabe por experiencia propia lo que es el miedo escénico,y el pánico que le provoca plantarse ante el micrófono, interpreta un rey, titubeante, apocado, irascible a quien el sentido del deber, las circunstancias históricas y una esposa simpática y comprensiva empujan a vencer su tartamudeo. Por otra parte, Geoffrey Rush borda su papel de terapeuta socarrón, malhablado, irrespetuoso y poco ortodoxo pero capaz de inspirar confianza y de provocar las confidencias. Entre los actores secundarios cabe destacar a Michael Gambon en el papel de Georges V que, en unos pocos minutos de escena, traza con auténtico acierto el nuevo papel de la monarquía, actores obligados representar a su personaje las 24 horas del día. Me ha gustado Helena Bonham Carter y no me ha costado ver en ella, con una pila de años más, a la longeva Reina Madre y sus impresionantes sobreros.
Pero es que además la película mima los detalles: los encuadres, fijémonos por ejemplo en el ominoso y amenazante micrófono de los primeros planos, el vestuario: los impecables smokings de Saville Road, los decorados: tanto de palacio como del destartalado piso del Lionel. A ello debemos añadir la música de Alexandre Desplat que da a la película una solemnidad que contrarresta los chascarrillos y las palabras malsonantes del logopeda.
Por último, decir que en España tenemos la suerte de contar con fantásticos dobladores y traductores. Ciertamente se trata de una película en la que la versión original aporta matices que pueden pasar desapercibidos en la versión española, pero creo que han sabido sacar partido a un amplio abanico de expresiones en nuestro idioma que reflejan con exactitud la versión original
2 comentarios:
La tenia pensado ver hoy miercoles pero tengo visita al emdico asi que la pospondre para el finde. Un abarzo, buen articulo.
No hay manera de poderla ver. Aquí aún no han tenido a bien los distribuidores de acordarse de nosotros y nos siguen martilleando con películas descerebradas, aunque verla en la versión doblada me va a parecer un tanto descafeinada, a pesar de las bondades de lo dobladores.
Un abrazo
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