19 de julio de 2007

Los dedos del silencio



¿Cómo alcanzar la bruma y regresar
invicto de su abrazo?
¿Cómo huir
del firmamento hundido en las colinas?
Hay veces que se nublan las palabras
y evocan la quietud
de la alegría:
el horizonte envuelto por la luz,
el bosque lleno de oro,
la sencilla
vereda entre los árboles, la tierra
que se iba desangrando.
Aún te acarician
los dedos luminosos del silencio,
la soledad sagrada de la arcilla
que se abre dulcemente
y se derrama
sobre tu voz mojada en la colina.
Alejandro López de Andrada (El vuelo de la bruma, 2005)