25 de julio de 2007

La Comunera de Castilla


La Comunera de Castilla
Novela Histórica
María Teresa Álvarez
La Esfera de los libros 2007
375 páginas

Hace un par de años leí una biografía novelada de María Pacheco, viuda de Juan Padilla uno de los comuneros de Castilla escrita por Toti Martínez de Lezea.

He leído ahora la novela histórica sobre el mismo tema escrito por María Teresa Álvarez y además de haber quedado profundamente impresionado por la sensibilidad, la lealtad, la inteligencia, la valentía y la personalidad de esta mujer me sigo haciendo siempre preguntas sobre la famosa revuelta de los Comuneros. Nunca he entendido que los castellanos hayan elegido como fiesta de su autonomía el 23 de Abril, fecha en que los tres Comuneros fieles a sus principios acabaron en el cadalso de Villalar. Y no lo entiendo porque la mayoría de las provincias castellanas que ahora se sienten orgullosas de celebrar su autonomía en ese día, se desvincularon de la revuelta castellana tan pronto como vieron peligrar sus intereses y privilegios.

La segunda cosa que me llama la atención es el amor profundo y comprometido que existía entre María pacheco y su Marido Juan de Padilla. Basta para ello leer entre líneas la última carta escrita por Padilla a su esposa poco antes de subir al cadalso:

Si vuestra pena no me lastimara más que mi muerte, yo me tuviera enteramente por bienaventurado. Quisiera tener más espacio del que tengo para escribiros algunas cosas para vuestro consuelo; ni a mí me lo dan, ni yo querría más dilación en recibir la corona que espero. Vos , señora, como cuerda, llorad vuestra desdicha, y no mi muerte, que, siendo ella tan justa, de nadie debe ser llorada. Mi ánima, pues ya otra cosa no tengo, dejo en vuestras manos. Vos, señora, haced con ella como con la cosa que más os quiso. No quiero más dilatar, por no dar sospecha de que por alargar la vido alargo la cara. Mi criado Sosa, como testigo de visa e de los secretos de mi voluntad, os dirá lo demás que aquí falta, y así quedo, dejando esa pena, esperando el cuchillo de vuestro dolor y de mi descanso.

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