Hoy he recibido nuevamente un pps con las famosas esculturas del australiano Ron Mueck lo que me da pie para reflexionar por qué estas esculturas pese a impresionarme por su realismo no llegan a gustarme de verdad. Son sencillamente impresionantes. Tan impresionantes que me resultan "feas".... Lo que más me impresiona es el gran realismo que esas esculturas suponen.. La escultura de la mujer embarazada o la del señor agazapado en el rincón son de quitar el hipo... Pero... ¿Son bellas? ¿Qué es lo que consideramos bello? Yo pienso que la belleza es ese algo más que sublima la realidad y le da un nuevo sentido ... Eso es lo que me parece que les faltan a esas esculturas para ser bellas.... Son copias exactas, pero nada más, les falta el alma. No sé si explico lo que quiero decir, pero si comparo la Pietà de Miguel Angel con la mujer embarazada, ¿por qué pienso que la primera es bella y la segunda sólo real?
No me cabe la menor duda. Cuando miro la Pietà sé que no me tropezaré nunca en la calle con un rostro, con un cuerpo como el esculpido. Miguel Ángel ha conferido a la piedra un alma que es lo que hace que me parezca bella... cuando miro las esculturas vivas de nuestro amigo, mi mente queda bloqueda por su enorme realismo, tanto que tengo que pararme a pensar que no se trata de personas congeladas en acción como esos cuerpos recubiertos de lava por la erupción del Vesubio y que siglos más tarde fueron descubiertos haciendo un vaciado en yeso, dando así vida a personas sorprendidas en sus gestos más cotidianos. Lo que separa a la Pieta de una de las estatuas de Ron Mueck es lo mismo que separa el cuadro de un pintor de prestigio de la fotografía que le ha servido como bosquejo.
No me cabe la menor duda. Cuando miro la Pietà sé que no me tropezaré nunca en la calle con un rostro, con un cuerpo como el esculpido. Miguel Ángel ha conferido a la piedra un alma que es lo que hace que me parezca bella... cuando miro las esculturas vivas de nuestro amigo, mi mente queda bloqueda por su enorme realismo, tanto que tengo que pararme a pensar que no se trata de personas congeladas en acción como esos cuerpos recubiertos de lava por la erupción del Vesubio y que siglos más tarde fueron descubiertos haciendo un vaciado en yeso, dando así vida a personas sorprendidas en sus gestos más cotidianos. Lo que separa a la Pieta de una de las estatuas de Ron Mueck es lo mismo que separa el cuadro de un pintor de prestigio de la fotografía que le ha servido como bosquejo.
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