20 de septiembre de 2007

Puestas de sol


Una y otra vez vengo a este lugar, una y otra vez intento fotografíar esa sensación que me embarga a la puesta del sol frente a un mar palpitante. Entre fotograma y fotograma trato de retener esa emoción profunda hecha de contemplación, belleza y soledad que me brota desde algún lugar del alma, se fija en mi garganta y me hace enmudecer. Los pies me pesan como plomo. Hasta que la última brizna rojiza de luz no ha desaparecido definitivamente del firmamento, hasta que el espejo del mar no ha apagado su último titubeante y fugaz reflejo, no soy capaz de separarme de la orilla. Luego, me apresuro a casa, conecto la cámara a mi portátil y tembloroso transfiero cada imagen con la secreta esperanza de haber apresado eso que hace un rato sentí allí, a orilla del mar.


Algunas fotografías son bellas, o al menos, así lo comentan mis amigos, pero una vez más me decepcionan. Son reales, hay color, hay profundidad, hay luz, pero en ninguna encuentro lo que intento apresar, esa emoción, esa ansiedad, esa nostalgia, ese sordo dolor están ausentes.

Lo intentaré mañana otra vez, y la próxima vez que vuelva a orilla del mar y siempre. Las fotografías se irán acumulando en mi ordenador y sólo me queda esperar que un día, a fuerza de mirarlas una y otra vez, de repente, salte una chispa de luz y vuelva a sentir lejos de allí, lo que hoy sentí y le pueda dar un nombre que me sirva de talismán cuando ante mis pies, se abra el abismo de la soledad.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Es verdad lo del "sordo dolor".

Cuántas veces la belleza y la alegría son tan inmensas, que sobrepasan nuestros límites y hasta producen dolor.
Uno se pregunta: ¿estoy aquí?
¿esto es de verdad?
Suele ser tan efímero que nos asustamos cuando lo perdemos de vista, quizá porque es único.

Malena dijo...

Pues yo siento esas olas como se me acercan a mis pies y me hacen estremecer. Yo las oigo, Fede. Fíjate bien y ahí están plasmados todos tus sentimientos. Yo... los veo y los siento. Un beso. Preciosas fotografías.

Anónimo dijo...

Cómo me gustan los atardecers y amaneceres! Creo q en tu fotografía quedó apresado ese amor por el sol que se acuesta en el amr. Hermoso! Beso!

Consuelo Labrado dijo...

Hola Federico, luego te escribiré un rato pero ahora quería decirte que he dejado una cosa en mi blog para tí, pasa a recogerla. Un beso

Elena dijo...

Unas fotos maravillosas. Comparto contigo esa sensación de que las fotografías no son capaces de captar la magia de la contemplación real del paisaje. Se sienten tantas cosas ante la vista del mar o la montaña, son tantas emociones... Las fotos sólo apresan una pequeña parte, pero sirven para recordarnos esa plenitud de sentimientos.

Gracias por pasarte por mi blog. Y por tus amables comentarios.

Un saludo

Elsa dijo...

Ese momento, ese instante...El tuyo y tus sensaciones. Tú las sabes porque las has sentido... Han provocado lágrimas en tu alma, atravesado el corazón, erizado la piel e hipnotizado la mirada... Sensaciones reales que te trastocan.. Plasmar todo ésto que tú vives en una imagen, por muy bella que ésta sea, creo que es imposible. La imagen es plana. Tus emociones, tu ansiedad, tu nostalgia y el sordo dolor están llenos de volúmenes, relieves, de montañas y llanuras..
En cualquier caso, cuando las contemplo, yo también pienso que son muy bellas y puedo imaginar y volar...

Un beso y un placer haberte descubierto de la mano de Malena.

Paquita dijo...

Hay sensaciones que no se pueden plasmar ni describir.
(Me encantan tus fotos y lo sabes).