26 de septiembre de 2007

Van Eyk : Los esponsales de los Arnolfini



Los esponsales de los Arnolfini 1434
Óleo sobre tabla 81,8 x 59,7 cm.
London, National Gallery
En el interior de un suntuoso dormitorio, un hombre y una mujer espléndidamente ataviados se dan la mano. A sus pies, un perro mira fuera del cuadro y por un espejo colgado en la pared del fondo sabemos que ante los dos protagonizas hay otras personas. Encima del espejo, en elaborada caligrafía, semejante a la utilizada para los documentos oficiales o las portadas de algunos manuscritos miniados, aparece la firma del pintor “Johannes de Eyck fuit hic: 1434”. La genial invención del espejo, que amplía el espacio pintado haciéndonos ver lo que hay más acá de él y convirtiéndonos indirectamente en espectadores del acontecimiento, como si sucediese ante nuestra vista, ha dado lugar a las hipótesis más fantásticas.
Un estudio reciente ha aclarado que la escena representa un compromiso distinto al matrimonio.
Los personajes son Giovanni Arnolfini, comerciante de Lucca que gozaba de prestigio en la corte de Felipe el Bueno, y Giovanna Cenami, hija de un rico banquero florentino. Van Eyck pinta con incomparable maestría cada detalle, logrando mostrar la diferente consistencia de los materiales, desde el latón cincelado de la lámpara hasta la mórbida piel del traje. El cuadro pasó de Flandes a España, donde llamó la atención del gran pintor renacentista Diego Velázquez, que citó la solución del espejo en su célebre cuadro Las meninas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermoso cuadro! me tocó analizarlo en Historia del Arte y es sorprendente ver cada detalle de él, cada cosa nueva q descubrimos está llena de símbolos y es magnifico. Además me fascina el tratamiento del óleo de los flamencos, es una fotografía! Saludos

Durrell dijo...

La pintura flamenca y la holandesa me atraen desde siempre, tienen unos colores que reflejan muy fielmente el ambiente de sus ciudades al atardecer. También porque aparecen personajes en interiores tan preciósamente pintados, en momentos cotidianos que se daban en las casas a lo largo del día.

Hasta entonces se había abusado tremendamente de los temas religiosos y en los museos llega a cansar ver siempre lo mismo, aunque sea de distinto autor.

Un saludo :)

Anónimo dijo...

Me encanta este cuadro. Lo estudié en Segundo de Bachillerato, recuerdo que tiene muchos elementos con un doble significado.
Me encantaría verlo algún día, estar frente a él.
Te he encontrado de casualidad. Gracias por haber hecho brotar en mí tan buenos recuerdos pasados.