21 de agosto de 2007

¡Qué solos se quedan los pueblos!

Dios mío, ¡Que solos se quedan los pueblos!

Pero seguramente esa frase no la dijo alguien que haya visitado Pedraza un sábado soleado del mes de Septiembre...

Soy un auténtico enamorado de esa vieja y señorial villa segoviana que ha sabido imponer la conservación de sus empedradas calles y floreados balcones y sigue manteniendo a rajatabla la prohibición de cualquier veleidad urbanística... Se lo pagamos con creces, pues se ha convertido en el lugar de moda, cercano a Madrid, donde comer cordero o cochinillo asado, visitar comercios y comprar antigüedades y productos de la tierra en sus numerosos comercios es un popular entretenimiento del fin de semana.

Desde luego que como sibarita y lobo estepario que soy, prefiero la Pedraza de entre semana, cuando el pueblo entero huele a romero y a leña quemándose en el hogar. Si es otoño y el día amanece soleado, no me importa el viento fresco que peina las nubes y las arremolina contra la vertiente norte del Somosierra. El ocre claro de la piedra, iluminada por el sol, la silueta sólida del castillo que se asoma al valle, los muros que rodean la villa y sobre todo los geranios que por doquier ponen una nota de color en las balconadas me hace sentir a gusto y disfruto plenamente de la villa.

Todos mis sentidos realmente gozan del lugar. En sitios como en Pedraza se oye la musicalidad de las pisadas. Desde temprano el humo de leña, las hierbas aromáticas y los vahos del asado al cruzar por delante de los restaurantes van azuzando el apetito... Pedraza desde luego no es una villa para compartir con todo Madrid, pero tampoco es una villa para corazones sombríos y almas solitarias... Las vistas, los olores, los sabores, y sobre todo esa gran serenidad castellana son para disfrutar en compañía...

Pedraza nos acoge a los visitantes con los brazos abiertos pero nos prohíbe circular en coche por sus calles, defiende sus tradiciones e inventa otras, como el festival de música y velas, para atraernos a su regazo los fines de semana. Es una bendición que se mantenga firme en la defensa de su patrimonio hecho de siglos. Su desvelo y su constancia nos proporcionan a sus forofos inolvidables recuerdos.



2 comentarios:

Cálida Brisa dijo...

Hola Fede
Pedraza siempre será como la pintas tú en tu escrito,pero eso es en otoño y un dia entre semana,yo fuí hace como un mes y te aseguro que no habia musicalidad, sino ruido por doquier,porque como bien dices se ha puesto de moda ir a Pedraza y ya sabemos todos que las masas arrasan, yo nunca olvidare la primera vez que fuí,esa si era la Pedraza que tu describes.

En mi ultima visita vi la carcel,¡¡¡tampoco esta mal!!!.

A pesar de todo me encantó ver sus balcones llenos de flores.

Sabes una cosa, no tienes perdon de Dios..ahora que me aprendi lo de ''wongduang''vas y te lo quitas, para eso me gusta más Fred como te llamabamos antes.

Mi nombre es que como es tan corriente, me gustan los nick y este ultimo me salio sin pensarlo mucho...y mira, me gusta.

No dejes de evocar los lugares que hayas visto bonitos, este tengo la suerte de conocerlo,pero los demas nos llevas hacia ellos con tus descripciones.

Chao Fred

Blanca dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.