22 de agosto de 2007

Días de menta y canela


DIAS DE MENTA Y CANELA
Novela
Carmen Santos
Plaza & Janès 2007
420 páginas

“Nochebuena de 2003. El cadáver de un anciano emigrante español es hallado en una cochambrosa buhardilla de Düsseldorf.
En España, Clara Rosell, una mujer madura que trata de abrirse camino como periodista tras años dedicada al cuidado de sus hijos, lee el suceso en una diario y recuerda los años en los que ella y su familia vivieron la emigración en Alemania. En ese momento siente la necesidad de investigar y escribir para su periódico la historia del anciano y las dudosas circunstancias de su muerte”.

En efecto ´"Días de menta y canela" un libro que engancha. Lleva entrelazados tres temas que al lector medio no le dejan indiferente: la intriga que constituye el armazón del relato, la aventura amorosa que no por predecible deja añadir su grano de canela, y naturalmente la curiosidad sobre unos compatriotas que hace tan sólo dos generaciones, salieron en trenes de tercera hacia una vida mejor y que debieran hacernos al menos comprender la esperanza con la que en aviones de ultramar o en pateras a través del estrecho arriban a nuestro país en busca de esa misma vida mejor.

Es curioso constatar la poca literatura que se ha escrito sobre la emigración española a Francia, Alemania y Suiza de los años sesenta. Parecería que queremos esconder que nosotros también tuvimos que recurrir al trabajo servil y al dinero de los emigrantes para levantar la titubeante economía de la España de los “40 Años de Paz”!

Por razones de estudios viví el final de esa época en Francia y tuve ocasión de hacer mi tesina en Sociología sobre las actitudes y adaptaciones al país de acogida de Españoles y Portugueses. No es este lugar para extenderme sobre las conclusiones del trabajo pero quiero destacar que como señala Carmen Santos el español que emigró en aquellos años lo hizo por razones económicas y con el firme propósito de retornar tan pronto como pudiera hacer realidad un sueño: un bar, una casa, una hacienda. Sueño que ciertamente, contribuyó más que cualquier otra cosa a mantenerles animosos pese a las mil penalidades y vejaciones de su estancia fuera de su país.

1 comentario:

Cálida Brisa dijo...

Aunque no la vivi en carne propia, era una mezcla de alegria y tristeza a la vez.

Partian con una gran ilusión y cuando lograban venirse del todo es cuando supimos lo que de verdad pasaron, las primeras veces solo sentiamos envidia de las ropas tan bonitas que traian.

Dice alguien, ''que quien olvida su pasado esta abligado a vivirlo de nuevo''...Sabrá Dios aun lo que les quedara por ver a nuestros hijos y nietos, porque al paso que vamos España estallara...no cabe media Europa del Este y medio Marruecos, habremos de dejarles el pais para ellos y buscar nuevos horizontes los demas.

¿ parece que hablo con resentimiento verdad?

Pues no, nada de eso, pero despues de leerlo me ha parecido que igual lo podeis pensar.

Me entristece la gente que ha de dejar su lugar de origen ( yo lo deje)


(Lagrimitas otra vez por favor)