22 de agosto de 2008

El asombroso viaje de Pomponio Flato


EL ASOMBROSO VIAJE DE POMPONIO FLATO
Novela
Eduardo Mendoza
Seix Barral 2008
Biblioteca breve
190 páginas

Tengo que decir que una vez más Eduardo Mendoza sorprende al lector con una obra de difícil definición y que sólo podemos calificar como de irreverente, humorística parodia de géneros, y un alarde de temeridad y osadía gamberra en la utilización de unos personajes que por simple respeto deberían haberse dejado al margen de la novela.

En España, lamentablemente, estamos siendo respetuosamente precavidos en cualquier instancia en la que se haga referencia al Islam. Sin embargo, cuando se trata del cristianismo, nos sentimos no sólo con el derecho sino con la obligación de utilizarlos en nuestro provecho sabiendo que el escándalo redunda en beneficio propio.

Esa es la parte que menos me ha gustado de este relato de Mendoza y siendo absolutamente sinceros, sin dejarnos obnubilar por el prestigio del novelista, creo que podríamos convenir que si eliminamos del relato a Jesús, María, José, Zacarías, La Samaritana, San Juan Bautista, o Barrabás, la historia se quedaría en una amalgama de los géneros más contradictorios: el detectivesco, la alegoría histórica o la novela policíaca. Por mucho que pretendamos que la parodia y la constantes referencias a las citas del Evangelio no llevan carga de mala intención, y que se trata de una broma honesta para cualquier lector educado con independencia de sus creencias, personalmente y no me considero falto de educación, considero que por momentos se está rayando el mal gusto y desde luego el respeto debido a los que consideramos el Evangelio como guía de vida.

Por lo demás, estamos ante un gran escritor y eso se nota. El estilo es irónico, perspicaz e hilarante por más que lo utilice para parodiar el origen del cristianismo y hacer un ajuste de cuentas al fanatismo religioso.

El relato toma la forma de una carta en la que nuestro personaje principal, el noble romano Pomponio Flato, narra a su amigo Fabio, las vicisitudes y peripecias que le acontecen mientras viaja por Galilea en busca de una fuente que le alivie de sus frecuentes y penosos desarreglos intestinales. Los hechos ocurren en los primeros años de la era Cristiana lo que le da pie para un encuentro con los personajes evangélicos antes mencionados. El relato tiene ecos de picaresca, de Cervantes, de Sterne o incluso de Pío Baroja, e imita perfectamente el estilo ampuloso clásico en la que aparece la aurora de rosados dedos o el sol poniente recogiendo sus lánguidos rayos al atardecer.

Con independencia de mi rechazo a cualquier falta de respeto por la religión, sea esta la que sea creo que he leído un libro interesante y divertido.

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