20 de agosto de 2008

19 de Agosto 2008: Covadonga


En vacaciones se produce un fenómeno curioso: los días nublados, se pierde la playa, pero no hay que desaprovechar el día. Se recurre entonces a las romerías, la visita de lugares de interés turístico o en última instancia la compra compulsiva de artesanías y productos típicos del país.
Como en Santander lloviznaba decidimos aprovechar para visitar Covadonga. Además este año es Año Santo de Covadonga, otro sabio e interesado invento que no tuvimos en cuenta que hizo que el viaje quedara deslucido por la multitud, la confusión, el desorden de coches aparcados en cualquier lugar, y al final la necesidad de dejar nuestro vehículo aparcado a varios kilómetros y usar los autobuses urbanos para hacer los últimos kilómetros hasta el santuario.
Me imagino que una parte muy importante de esa ruidosa y excitada muchedumbre ha llegado a este lugar menos por un sentimiento religioso que por la curiosidad unida a la necesidad de llenar el día.
Por mi parte, me entretuve, respirando el aire de esos montes, embriagándome del verdor de sus praderas y reflexionando sobre lo increíblemente gregarios que somos los españoles. No es aquí donde se inventó la expresión: “¿Donde va Vicente? ¡Donde va toda la gente!.

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