3 de agosto de 2008

Bajo la Arena

BAJO LA ARENA
(Sous le sable)
Francia 2000
Dirigida por François Ozon
Intérpetes: Cahrlotte Rampling, Bruno Cremer, Jacques Nolot

¿Historia de una desaparición? Una pareja que llega a su casa de verano, en un paraje cualquiera de las Landas Francesas. Unos pocos gestos, un abrir los postigos, retirar la funda de los sillones, preparar una cena frugal y nos damos cuenta de que se trata de una pareja que se conoce bien y sabe adivinar cada deseo del otro sin mediar palabra. Al día siguiente, mientras la mujer duerme, el marido, Jean se acerca a la playa para darse un baño y no vuelve a aparecer. Pasado un tiempo sigue sin haber indicios de un suicidio o de un accidente.

La esposa, Marie, interpretada por la magistral Charlotte Rampling, no acaba de encajar esa desaparición. Sin pruebas no hay óbito. Marie tiene todo el derecho de seguir dudando. La muerte en abstracto, en ausencia de cualquier indicio no es tal. Pero entonces, ¿cómo llamar a esta ausencia? ¿cómo encajar la soledad que provoca? ¿cómo enfrentarse a las consecuencias?

Marie, se comporta como si el marido, siguiera vivo, pero al mismo tiempo, quizá para provocarlo, le es infiel. ¿La ha desquiciado el dolor? Profesora de literatura inglesa en un instituto de Bachillerato la vemos actuar como una persona cabal y capaz de explicar a Virginia Wolf, y sin embargo el Director nos confunde mostrándonos acto seguido escenas en las que Marie sigue viéndose con su marido. Aunque dudemos, pronto nos damos cuenta de que no se trata de un montaje. Este no es un thriller al estilo de Hitchcock . François Ozon está reforzando la confusión que sigue sufriendo Marie mientras no haya cuerpo al que decir adiós.

Pero, a pesar de las dudas, a pesar de que el director nos hace algún guiño para seguir aceptando cualquier interpretación, llega un momento en que Marie tiene que sobreponerse a la situación. Brotan por fin las lágrimas y ese dolor es liberador. Puede por fin, correr libre hacia lo que quizá sea una nueva oportunidad.

Una película no comercial, intimista, que se recrea en los detalles, que juega asombrosamente bien con los tonos grises, la luz y las sombras para crear una atmósfera de trágica melancolía. Y sobre todo una magistral interpretación de Charlotte Rampling que pese a sus 50 años guarda siempre su intrigante belleza, y la expresividad de su mirada.

2 comentarios:

Willow dijo...

Parece una película muy interesante con final más o menos feliz pero qué angustia no saber qué le pasa a su marido. Al principio parece que ella no cree que haya muerto, más bien que la ha abandonado. Muy buena reseña. Gracias amigo. Un abrazo

Fede dijo...

Creo que la película no sería la misma sin la presencia de Chalotte Rampling. En su madurez es una auténtica artista