Apagaste las luces y encendiste la noche.
Cerraste las ventanas y abriste tu vestido.
Olía a flor mojada. Desde un país sin límites
me miraban tus ojos en la sombra infinita.
¿Y a qué olían tus ojos? ¿Qué perfume de oro
y de agua limpia y pura brotaba de tus párpados?
¿Qué invisible temblor de cristales de fuego
agitaba la seda lunar de tus pupilas?
Recamaste la almohada con hilos de azabache.
Tejiste sobre el sueño un velo de blancura.
Eras la rosa pálida tiñéndose de rojo,
la rosa del veneno que devuelve la vida.
La blusa, el abanico, una pluma violeta,
el broche con la perla y el diamante en el pecho.
Todo abierto y en paz, transparente y oscuro,
sin dolor, navegando rumbo a tus manos frías.
Luis Alberto de Cuenca
La Caja de Plata (1983)
2 comentarios:
Gracias Fede por este poema que no conocía. Es precioso. ¡Hay tantas cosas que no conozco!
Un beso.
He intentando comentar sobre el video que has puesto de Leonard Cohen pero no me deja hacerlo así que lo hago desde aquí.
Te doy las gracias por hacerme recordar una canción que tanto me gusta, es preciosa, y acompañada de esas imágenes ten bellas y tiernas me han hecho emocionar. Desde Cádiz te mando un beso y te animo a que sigas poniendo cosas tan bonitas.
Carmen
Publicar un comentario