El Budismo es en sus orígenes eminentemente dinámico.
Los Monjes son itinerantes y
excepto durante la época de las lluvias (Pansaa) se desplazan de un lugar a
otro predicando la Vía de la Iluminación y enseñando las cuatro nobles
verdades. No es extraño pues que los templos o monasterios propiamente
dichos aparezcan en una época relativamente tardía.
La primera construcción
esencialmente religiosa es la pagoda o
chedi. Se trata de un monumento funerario de forma cónica o piramidal construido para
albergar alguna reliquia de Buda. El Chedi ha ido evolucionando en usos y formas y en la actualidad es solo una parte significativa
de un conjunto de edificios que conforman propiamente el monasterio.
Con el desarrollo del budismo y
el creciente número de monjes fue necesario disponer de edificios más
consistentes donde albergar no sólo las diferentes imágenes de Buda sino también los libros sagrados y dar cobijo a los monjes.
No todos los templos budistas en
Tailandia tienen el reconocimiento real de Monasterio o “wat” ni tienen
necesariamente todos los edificios que se señalan a continuación pero en una visita a cualquiera de los monasterios importantes del país nos encontraremos con varios
siguientes edificios:
En primer lugar el ya mencionado Chedi
o estupa cuyo número puede variar en
función de sucesivos ofrecimientos y
donaciones de los fieles con lo que su finalidad deja de ser meramente de
relicario y se convierte en monumento simbólico
o conmemorativo. El Chedi tiene formas diversas que dependen de la época histórica e influencia geográfica. El Prang o torre en forma de capullo de loto por ejemplo, es de origen Kemer y
se encuentra sobre todo en templos del
período de Ayutthaya. El monumento simboliza la doctrina budista en la
que cada parte representa elementos cósmicos. La base cuadrada representa la
tierra. La bóveda hemisférica o
acampanada describe la parte celestial. La terraza simboliza la residencia de
los dioses. La luna creciente es la unión del cielo y de la tierra. Y por
último, los Chakras o discos
que coronan el mástil y, que a medida que ganan altura, pierden superficie y
representan los cielos sucesivos.
El Bot es el edificio más
sagrado de todo el monasterio, alberga
la estatua principal de Buda y se reserva para las grandes ceremonias de
ordenación y para los rezos y culto de los monjes. Los fieles hacen lo propio en el Wihan que es una edificio amplio, con una o varias estatuas de Budha y una tarima en la que se colocan los monjes
que dirigen la oración.
Uno de los edificios más elaborados y
profusamente adornado es el Mondop. Suele tener forma
cuadrangular y múltiples tejados
superpuestos en forma de pirámide. Las puertas y ventanas están, primorosamente
adornadas con tallas relieves y
repujados. A veces hace las veces del Ho Trai o Biblioteca que suele ser
un edificio donde se conservan los libros sagrados del budismo. En ambos casos
se trata de edificios de reducidas dimensiones pero muy protegidos contra
inundaciones, y otras formas de
deterioro.
Un monasterio budista es un lugar al
que los fieles acuden para rezar pero también
para otras ceremonias como bodas,
funerales, conferencias, ofrendas etc. Por ese motivo, todos suelen disponer de una o varias Sala o Sala kan Prian que son pabellones abiertos y muy ventilados adornados con estatuas de
Buda y una amplia superficie diáfana en la
que los fieles se acomodan . El motivo inicial
de la Sala es servir de lugar de
enseñanza para los jóvenes novicios y niños
en general. Por otras parte nunca
falta el Ho Rakan o campanario.
Como dato curioso en Tailandia las campanas y gongs nunca tienen badajo, sino que son los fieles quienes las hacen sonar golpeándolas con un mazo de
madera dispuesto al efecto.
La zona del monasterio reservada a los
monjes suele llamarse Sanghawat y originalmente consistía en pequeñas celdas o Kuti individuales para cada monje.
Por razones prácticas en muchos
monasterios los kuti individuales han sido sustituidos por modernos
edificios residenciales con habitaciones individuales.
No es infrecuente encontrar en el
mismo perímetro del templo una escuela generalmente
atendida por las autoridades educativas correspondientes, un orfanato para niños
abandonados y casi siempre un crematorio para las ceremonias de incineración de los
difuntos.
Una de las cosas que primero llama la
atención al acercarnos a un templo budista
es la elaborada forma de los tejados superpuestos que cubren los edificios del templo. Suelen tener dos o tres capas pero algunos de los templos reales pueden
alcanzar hasta cuatro capas en
disminuación. Su utilización es más
estética que funcional pues sirve para elevar
y hacer
más dinámicos unos tajados que dada la amplia superficie que cubren darían de otro modo una sensación de aplastamiento. Múltiples superposiciones y la
disposición telescópica de las mismos
acrecientan el ritmo dinámico de los tejados
cuyos aleros y sobre todo sus
terminaciones retorcidas que se vuelven
hacia el cielo en forma de serpiente o
de llamas crean un efecto único en la silueta de la ciudad ya que se extiende no
sólo a los templos sino también a los
palacios y otros edificios públicos de la capital.
Nuestro recorrido por el templo
budista no sería completo si no diéramos cuenta de algunos seres mitológicos y símbolos habituales del budismo.
El símbolo más representado en el tempo
budista es sin duda el dharma chakra o rueda del Dharma
de ocho radios que simboliza la
rueda de la vida y el óctuple sendero sobre el que volveré próximamente.
En cuanto a los seres mitológicos que podemos encontrar en un
templo citaremos en primer lugar los Yaksha en tailandés Yak o
gigantes guardianes de los templos que
en parejas se sitúan a las puertas del
monasterio y de los diferentes edificios. Así mismo como elementos arquitectónicos decorativos
encontramos Nagas o serpientes divinas, Garudas o
águilas sagradas que son sus antagonistas, y los los simpáticos
Hannuman o hombres mono
y las encantadoras Kinari mujeres pájaro
símbolo de la belleza y de la danza.
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