MI ENCUENTRO
CON MARILOU
Francia 2012
Jean Becker
90 minutos
La verdad es que después de
películas como “Mis tardes con
Margueritte” o “La fortuna de vivir” me esperaba algo más de esta cinta que a pesar de una
fotografía impecable y unos actores de primera línea desaprovecha y trivializa
un guión que podría haber dado mucho más de sí.
Dos vidas a punto de quebrarse
por motivos bien diferentes se encuentran
en los polos opuestos de su recorrido.
El artista deprimido, que se repite una y otra vez y ya no le saca gusto
a nada; quiere poner un fin definitivo y
trágico a su aburrimiento y Marilou, una joven
al inicio de su vida y también desesperada pero en este caso
porque sus ansias de vivir se enfrentan al ambiente hostil de un padrastro que la acosa y de una madre
maltratada, que siente celos de su hija y acaba echándola de casa.
Sin saber qué hacer, ni a dónde le llevan sus pasos, el viejo pintor acaba alquilando una casa al
borde del mar y acoge a Marilou hasta que ella misma decida lo que quiere hacer. Su relación
es probablemente la parte más verosímil de la cinta: el pintor se preocupa por cómo viste la chica , las
personas que frecuenta, lo mucho o poco que se maquilla, las horas de regreso a
casa; en otras palabras, vuelve a retomar su papel de padre gruñón y
nunca satisfecho. La chica lo trata con
el desparpajo con el que se trata a un
viejo amigo, provocando pero sin ir demasiado
lejos, tensando la cuerda pero sin romperla.
Hubiera sido quizá el momento de aprovechar los diálogos para plantear
cuestiones de mayor calado. El pintor y la permanencia a
través de su obra incluso después de
muerto; la experiencia y su transmisión a los más jóvenes, la juventud , los conflictos familiares, la relación de los hijos con padres impuestos por las circunstancias., etc.
Nada de eso ocurre. El viejo pintor retoma gusto a la vida y renueva su pintura, pero
los diálogos son superficiales y llenos de lugares comunes como “Los pobres viejos, en algún momento te
cuentan su vida, no se puede evitar…”
Que duda cabe que Patrick Chesnais borda su papel de viejo gruñón. En cuanto
a Jeanne Lambert tiene momentos en los que la actuación es francamente mala o al menos desconcertante
como cuando se encuentra con su madre en el hospital, pero su joven y cautivadora belleza hace que le perdonemos
esos fallos.
Sin ser una maravilla, la cinta
no es del montón. Me ha gustado y la recomiendo no a los cinéfilos, pero si al menos a los que quieren pasar un buen
rato y buscan un pretexto para pensar.
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