9 de enero de 2014

Escuela de bambú: Espíritus y seres mitológicos



El budismo, entendido como filosofía de vida, regla de conducta, o conjunto de normas y consejos para ser feliz, ha puesto el acento en la conducta más que en la creencia y esto a su vez le ha permitido ser una religión sincretista con cabida para expresiones de religiosidad que nada tienen que ver con el mensaje original de Lord Buda.

En Tailandia, en la vida cotidiana de cualquier fiel devoto, e incluso dentro del propio templo budista conviven pacíficamente elementos que tienen que ver con el animismo, los espíritus o la mitología unas veces de origen local anteriores al propio budismo y otras veces heredada junto con el budismo de la tradición védica de la India y de las grandes epopeyas del Ramayana y del Mahabharata.

Uno de los primeros detalles que llama nuestra atención cuando visitamos Bangkok es ver esos diminutos templos profusamente adornados, colocados sobre una columna a la puerta de las casas, de los establecimientos comerciales o incluso de los hoteles. Si nos acercamos, veremos que en ellos se han depositado velas e incienso pero también fruta y algún alimento fresco. Se trata de los “Ban Phi” o casa de los espíritus y se consideran tanto el lugar adecuado para venerar a los espíritus protectores de la familia, como el lugar para realojar a los espíritus de la naturaleza que ocupaban el solar antes de que se construyera la casa. Tratarlos adecuadamente, darles comida y hacer que se sientan a gusto es una manera de evitar males mayores, y hacer que estén de nuestro lado.

Dos animales mitológicos son indisociables de la cultura tailandesa. Su origen se remonta a los libros sagrados de la India pero en Tailandia han adquirido una simbología particular hasta el punto de que “garuda” el hombre-pájaro que vemos sosteniendo las estupas de los templos, no solamente simboliza la supremacía y la fortaleza sino que simboliza también la realeza y como tal figura en el escudo de Tailandia. Otro ser mitológico hermano y antagónico del anterior es “naga” la serpiente sagrada, mujer cobra, símbolo del confort y de la seguridad y que en su forma estilizada se ha convertido en el elemento más destacado para coronar los aleros de templos y casas de estilo tailandés. Nagas de cinco cabezas encontramos también por ejemplo en las escalinatas del templo de Esmeralda y en los pórticos de algunos templos son veneradas por haber formado una especie de sombrilla para proteger a Lord Buda de los rigores sol.


Entre los animales mitológicos llegados a Tailandia a través del Ramayana, aquí bautizado como Ramakien, probablemente el más querido es Hanuman. el hombre mono, fiel servidor de Rama en la incansable búsqueda de su esposa Sita. Es el protector de los enamorados y simboliza la lealtad, el valor, la fidelidad, la abnegación y la amistad.

Una de la figuras mitológicas que probablemente más veces se fotografía en el Templo de Esmeralda es la de Kinari Mitad humano y mitad pájaro, tiene la cabeza, el torso y brazos de una bella mujer y las alas, cola y los pies de un cisne. Su voz es encantadora y su andar agraciado. Ella es patrona de la danza, la poesía y la música. Muchos padres tailandeses alientan a sus hijas a emular la gracia y la elegancia de la dama cisne. Un tema favorito de los artistas, Kinnari aparece con frecuencia en forma de esculturas y murales. El león de Tailandia, el rey de las bestias míticas. Se representa con llamas ardiendo en la cabeza, el cuello, la espalda y detrás de cada una de sus patas, es verdaderamente una magnífica criatura. v. La mayoría de los habitantes de los bosques de Himmapan tienen miedo del rey león por su esplendor. Aunque Rajasi simboliza la grandeza y magnificencia, muchos tailandeses, especialmente aquellos que viven en el norte lo culpan de los incendios forestales. No podemos cerrar este pequeño repaso a la mitología tailandesa sin hacer mención de los Dhosa Kiridhorn, gigantes a mitad de camino entre elefantes y demonios que sin embargo guardan las siete puertas del templo de esmeralda e impiden que los malos espíritus pueblen su interior.

El mito, la fábula, pero también un auténtico fervor religioso nutre la vida del pueblo llano. Quizá no sepa de teología, ni pueda explicar muy bien en lo que cree, pero desde niños, en las casas, en los templos, en las escuelas, a través del ejemplo de los mayores, a través de . los ritos de la vida y de la muerte, han ido interiorizando un mundo lleno de connotaciones religiosas que se traduce con frecuencia en una actitud de benevolencia hacia los más desprotegidos, de solidaridad y de rectitud moral.

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