En esta zona
montañosa del noroeste de
Thailandia la gente vive casi
exclusivamente de la agricultura la
recolección del caucho y en los meses de
lluvias en que no hay trabajo en las plantaciones, de la recolección de brotes de bambú, setas o cualquier cosa comestible que se
pueda encontrar en el bosque y llevar a
vender al mercado.
El coche es un bien
suntuoso reservado a unos pocos que
eligen de preferencia las pick-up de tipo ranchero con caja trasera para las mercancías y un par de asientos detrás del conductor
para los pasajeros.
La gente menos afortunada dispone de las motocicletas, mobilettes y
toda clase de vehículos de dos ruedas
y la verdad es que
habrá gente que conduzca la moto
con mayor rapidez, con más pericia pero he
visto pocos lugares en que la aprovechen tanto, sean capaces de
conducirla mientras sostienen a un niño entre las piernas y con la otra mano le
tapan con un paraguas, o, y eso ya es el
no va más: mientras la mamá
conduce con una mano y con la otra sostiene al bebé de meses y le da el
pecho. Lamenté de veras no tener una
cámara a mano para fijar en aquel momento esa imagen que hubiera podido aspirar a un Premio Pulitzer.
Pero dentro de la escasez de
medios, los habitantes de estas montañas
han sabido convertir la motocicleta en
un vehículo multiusos que puede
transformarse en cocina ambulante, tienda de chucherías, pick-up de tres ruedas y cómodo
taxi para transportar a toda la familia con sombrilla incluida para
protegerse de la lluvia o del sol.
El transporte público es más
eficaz en las grandes distancias que en las cortas. Para las primeras
disponemos de furgonetas con aire acondicionado
preparadas para transportar entre
12 y 15 pasajeros hacia Kanchanaburi, la
capital de la provincia a 320
Kilómetros o tres horas y media de
distancia o Bangkok a 350 Km de distancia o 6 horas de viaje. En las distancias cortas las cosas se vuelven algo más complicadas. Hay furgonetas de toldo que hacen ciertos
recorridos siempre que tengan
pasajeros. Puedes subirte a la
furgoneta, ver como sale hacia tu
destino, pero si no ha recogido suficiente personal en un primer trecho, se dará la vuelta y volverá hacia el punto de salida. Eso me ha ocurrido hoy por dos veces. Había ido a Sangklaburi, a ocho kilómetros del colegio para cortarme el pelo. La furgoneta
de transporte colectivo se volvió por dos veces falta de pasajeros. Sólo me quedaba una alternativa antes de llamar al colegio para que vinieran
a buscarme: subirme a una
moto-taxi. ¿Que qué es eso?
Pues bien claro lo dice el
nombre. Unos señores que recorren
el pueblo en moto con un dorsal numerado en la espalda. Les paras, les dices donde quieres ir, acuerdas el
precio, te agarras donde puedes y te dejas llevar cruzando los dedos por si a
caso.
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