1 de septiembre de 2013

Escuela de Bambú: Juegos de niños

En este rincón de Tailandia, como en el resto del mundo, los niños juegan y se entretienen con cualquier cosa.  Si no están enfermos,   juegan; si están solos se inventan sus propios juegos, si están en grupo  organizan auténticos desafíos, descuben con qué jugar, crean sus propias reglas y se divierten  compitiendo.

Una de las cosas que me llamó la atención al llegar aquí fue constatar la universalidad de algunos juegos que creía exclusivos de nuestro país:  me sorprende el juego de la goma, al que jugaba mi hija cuando era niña y que sigue jugándose aquí con una cinta elástica elaborada con  multitud de pequeñas bandas de goma  de las que se utilizan para cerrar
las bolsas.   Nunca he entendido las reglas que intervienen en los saltos de uno y otro lado de la cinta, pero  es un hecho que la goma llega a alcanzar alturas impresionantes que las chiquillas superan con una destreza de jóvenes atletas. Me imagino que cada juego tiene su época y su momento y que a medida que avance el año escolar me encuentre con nuevos juegos conocidos o desconocidos pero siempre igual de ingeniosos. Mientras  tanto los más pequeños juegan a  empujar esas bandas de goma soplando sobre ellas para ver quien  las saca antes del terreno acotado,  o juegan a  dar la vuelta a los cromos  golpeándolos con el hueco de la mano,  o juegan con canicas, esas mismas canicas de cristal, redondas  y brillantes con las que jugábamos  nosotros cuando éramos pequeños.


Como en cualquier rincón del mundo el fútbol es el deporte  rey.  Afortunadamente balones no les faltan, los diferentes grupos de voluntarios que han pasado por aquí han dejado  un buen  número de ellos para que  los chiquillos no tengan que disputárselos.   También juegan al basket  de manera organizada.  Las cestas  son dos chiquillos aproximadamente de la misma altura  subidos a un silla y con una papelera en las manos.  Evidentemente la papelera se orienta  en la buena dirección lo que facilita el acierto de los tiradores.
Contaba ver a los muchachos ejercitarse en el “takraw”,  ese juego que consiste en golpear una pelota de mimbre con el pie, la rodilla, el codo o la cabeza y que comparten como juego nacional con Malasia, o  en el bádminton cuya supremacía acaba de ser arrebatada a china por una jugadora tailandesa, pero me imagino que nuestros chiquillos son aún muy jóvenes para esos deportes.

Lo que no  podía imaginar de ningún modo es la pasión que despierta el juego de damas tanto entre chicos como entre chicas.  Pensamos que la afición  les viene de la vecina  Myanmar donde residen la mayor parte de ellos, pero con dos o tres  filas de fichas se entablan partidas apasionadas.  Nuestro improvisado comedor y sus mesas de Bambú  se han convertido en  gigantescos dameros en cuando se  han   recubierto de una sencilla tabla de contrachapado.  Un  reciente visitante de Singapur, al ver tal afición  nos ha dado dinero para pagar los trofeos del  campeonato de damas que estamos a punto de organizar.

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