Querido hermano,
Te has ido silenciosamente, sin ruido, como la vela que ha derramado todas sus
lágrimas de cera y sólo le queda un pálpito de luz. Me prometiste que me esperarías, pero no pudo
ser, por eso, días atrás me mandaste un
inequívoco mensaje a través de tu hijo.
Estoy muy lejos y nunca llegaría a tiempo para acompañar a tu familia en este doloroso
trance. Perdóname y haz que ellos también me perdonen, siempre
estarán cerca de mi corazón. En cuanto a ti, creo que ahora más que nunca
estaremos cerca porque necesitaré seguir hablando contigo, preguntándote lo que
harías, lo que dirías.Has sido, desde muy joven mi mejor amigo, el que cubría mis pequeñas trastadas. Luego la vida nos separó muchos años, pero tus cartas, en nombre de toda la familia, me llegaban sin desmayo. Nos despedimos siendo niños y nos reencontramos adultos y volví a encontrar en ti al hermano mayor, cariñoso, siempre alegre, marido y padre de familia ejemplar que con la ayuda de Cris supiste multiplicar los panes y los peces día tras día sin desmayo.
Desde ese lugar
misterioso en el que nos esperas,
cuida de los tuyos y acuérdate de mi. Porque yo no dejaré de pensar en
ti. Saber que por fin has dejado de sufrir, constatar que estarás cerca cuando
te piense es mi garantía y es también mi mejor consuelo.
2 comentarios:
Maravillosa y profunda manera de decir adiós a un hermano... Estoy contigo. Un abrazo. Carmen
Preciosa despedida.
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