Una de mis primeras salidas de Bangkok, recién llegado a
Tailandia en 1963 fue una excursión con
los alumnos a Bang Pa-In, un Palacio Real
a orillas del Menam Chao Praya a 80 kilómetros al norte de la capital.
Construido por el Rey
Prasat Thong en 1632, quedó
parcialmente abandonado hasta que a mediados del siglo XIX el Rey
Mongkut y particularmente su hijo el Rey
Chulalongkorn lo rehabilitaran y
construyeran los diferentes palacios entre
1872 y 1889 que sirvieron de residencia veraniega al monarca.
Por aquel entonces las fotografías en color eran un lujo,
aunque de vez en cuando nos atrevíamos
con alguna diapositiva. En mi caso, con
poco dinero en el bolsillo, me conformé con
fotografías en blanco y negro.
Una de ellas, un templete en medio del lago, me pareció especialmente
bella y ampliada y encuadrada me ha acompañado a lo largo de
estos años.
Cincuenta años después,
vuelvo a Bang Pa-In y el lugar me sigue pareciendo muy bello.
Encuadrada en un apacible entorno
campestre, rodeada de canales que la
comunican con el Gran Río, la finca alberga palacios construidos en
diferentes estilos, desde el más puro
estilo neo-clásico pasando por el estilo chino o por es estilizado y colorido
estilo tailandés.
Me vuelve a maravillar el templete que situado en medio de un estanque servía al monarca de vestidor antes de
embarcar en la Nave Real en la que se
mostraba ante sus súbditos o más prosaicamente le llevaba de vuelta al Palacio de la capital.
Nadie que venga a Tailandia debería irse sin visitar el
lugar y las cercanas ruinas de la
antigua capital del reino,
Ayutthaya, destruida por los birmanos en
1767, y declaradas patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1991.
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