8 de diciembre de 2007

Poema en prosa


Cuando voy sola, de noche, a mi cita de amor, los pájaros no cantan, el viento está inmóvil, las casas de la calle aguardan silenciosas...
Y mis ajorcas tintinean a cada paso. ¡Qué vergüenza...!

Cuando, sentanda en el balcón, espero sin aliento sus pasos, veo las hojas mudas de los árboles, el agua quieta del río, como la espada en el regazo de un centinela dormido...
Y mi corazón palpita, enloquecido. ¡Y no sé como callarlo!...

Cuando llega mi amor y se sienta a mi lado, cuando mi cuerpo tiembla y se me cierran los ojos, la noche se oscurece, apaga la brisa mi lámpara, las nubes velan las estrellas...
Y el tesoro de mi pecho brilla. ¡Y no sé como apagarlo!...

Rabindranath Tagore
El Jardinero

5 comentarios:

Raisa dijo...

Lindisimo.

Willow dijo...

Un hombre con sensibilidad femenina. ¡Qué bonito! Y qué casualidad, también yo estoy leyendo a Tagore. Escribe sobre todo lo habido y por nacer. Un beso.

Malena dijo...

A veces el pecho puede brillar de tanto amor que lo llena.

Es precioso, Fede.

Un beso.

Consuelo Labrado dijo...

Siempre me ha gustado la sensibilidad especial de Tagore, precioso el texto que has escogido.
Un beso Federico

emiliodom dijo...

bunas tardes compañero: Te diré que tienes un gusto muy especial para la prosa. Un saludo.Emilio