Monje junto al mar
Caspard David Friedrich 1808-1810
Óleo sobre lienzo 110 x 171,5 cm
Alte naationalgalerie Berlin
Cada vez que miro este cuadro hay
algo que me angustia y me recuerda un cuadro
de Goya en el que un perro parece estar hundiéndose en un mar de arena.
Aquí, un monje, apenas un punto ante la inmensidad de un paisaje
plano y sin profundidad parece haber llegado a un punto sin retorno. Voluntariamente Friedrich rompe con la
tradición del romanticismo y le quita la perspectiva. En el
borde inferior del cuadro, la delgada orilla asciende en forma de franja
blancuzca con un ángulo obtuso; en el punto culminante se puede ver, de
espaldas, la pequeñísima figura de un hombre vestido de negro, la única línea
vertical del cuadro. No existe ningún otro decorado; . La opresiva zona oscura del mar conecta con
un horizonte extremadamente bajo. La mayor parte de la superficie queda reservada a la difusa
estructura del cielo nublado. El objetivo de este modo de representación, que
escalona una detrás de otra diferentes capas, cada una de ellas autónoma, es un
espacio innovador infinito Hasta el
horizonte, el observador se orienta en relación con los diferentes tamaños,
máxime cuando la figura proporciona una especie de escala. Sin embargo, el
fondo no tiene medida; como las líneas fluyen hacia el exterior del cuadro, el
auténtico contenido de éste, es la infinitud. El monje, cuyo puesto ha de
asumir el observador por lo que se refiere al estado de ánimo, medita sobre la
inmensidad del Universo, sintiendo su propia pequeñez.
1 comentario:
Afortunadamente explicas que hay un monje, que no un palito,, me encanta más el cuadro como tu lo explicas, muchas gracias ( algunas cosas no las entiendo pero me transmiten el sentimiento de grandeza y peqñez a un tiempo... mmm !Cuanto sabes, MAESTRO; y que bueno que me lo cuentes.
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