Un astronauta en la Catedral
El visitante a la Catedral de Salamanca se ve sorprendido por la curiosa anécdota del astronauta que podemos apreciar en uno de los laterales de la Portada Norte o Puerta de Ramos, pero no siempre dan las explicaciones pertinentes sobre esta curiosa presencia.
Evidentemente no se trata de una visión profética de los constructores de la catedral ni de una broma de mal gusto de unos estudiantes en una noche de borrachera.
Su presencia y la de otros elementos añadidos obedece al estricto cumplimiento de la Ley del Patrimonio Artístico Nacional que en su artículo 30 dice textualmente: “la conservación, consolidación y rehabilitación y evitarán los intentos de reconstrucción, salvo cuando se utilicen partes originales de los mismos y pueda probarse su autenticidad. Si se añadiesen materiales o partes indispensables para su estabilidad o mantenimiento las adiciones deberán ser reconocibles y evitar las confusiones miméticas”.
Justamente, en 1993, al proceder a la restauración de dicha portada muy seriamente dañada por los estragos del tiempo, los artistas Juan Iglesias y Miguel Romero encargados de la restauración, en estricto cumplimiento de la ley y para evitar confusión con las partes originales de la fachada añadieron a la parte restaurada elementos identificativos que diferenciaran a las claras los elementos añadidos de las partes originales.
La restauración se llevó a cabo con ocasión de la exposición en Salamanca de “Las Edades del Hombre” cuyo lema ese año fue “El contrapunto y su morada”. Como contrapunto y símbolo de modernidad, los canteros restauradores incrustaron precisamente el astronauta pero también un lince, un toro, un dragón con tres bolas de helado, en referencia a los estudiantes, y los tres elementos de Salamanca: agua, cielo y tierra representados por un cangrejo, una cigüeña y una liebre.
25 de diciembre de 2010
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