He tenido la inmensa suerte de colaborar como hospitalero en el Albergue "La Calera" de Salamanca, en el Camino de a Plata hacia Santiago. Han sido durante la segunda quincena de noviembre y a pesar del frío de esos días, a pesar del escaso número de peregrinos, y a pesar de algunos ratos de nostálgica soledad ha sido una experiencia inolvidable: se vive y convive más intensamente con los peregrinos, se multiplica la disponibilidad para ayudar, escuchar y servir, se interioriza más el sentido del Camino y además, como recompensa, se conoce mejor el pueblo o la ciudad, en este caso Salamanca.
Fruto de esos ratos de ocio turístico y fotográfico he escrito algunas páginas que publico en mi blog y que me sirven de recuerdo.
En la Universidad de Salamanca
Fruto de esos ratos de ocio turístico y fotográfico he escrito algunas páginas que publico en mi blog y que me sirven de recuerdo.
En la Universidad de Salamanca
Como veníamos diciendo”…. Cuentan que con estas palabras reanudó Fray Luis de León sus clases en la Universidad de Salamanca, después de pasar varios meses en las cárceles de la Inquisición. Extraña manera de concebir el tiempo sólo en la medida en que puedes disponer de él en libertad. Con su silencio borró el pasado, amordazó la controversia, y acalló al adversario.
La vida útil, la que de verdad cuenta, es aquella que moldeamos con nuestras manos, con nuestra cabeza o con nuestro corazón. No es vida aquella a la que nos sometemos por fuerza o con engaño. No es vida la que otros nos atribuyen, por error o por malevolencia.
Entonces, ¿Qué es lo que nos preocupa? Vivir intensamente el presente con la coherencia y la solidez de nuestras convicciones. En nuestras manos, el tiempo, será pasta que a voluntad moldeamos. No me importa el pasado: quién fuiste, qué tuviste, qué dijiste; me importa lo que sientes hoy, lo que expresa tu rostro, lo que dicen tus labios, lo que me transmiten tus manos, pero sobre todo lo que leo en tu corazón.
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"La vida útil, la que de verdad cuenta, es aquella que moldeamos con nuestras manos, con nuestra cabeza o con nuestro corazón. No es vida aquella a la que nos sometemos por fuerza o con engaño. No es vida la que otros nos atribuyen, por error o por malevolencia.
Entonces, ¿Qué es lo que nos preocupa? Vivir intensamente el presente con la coherencia y la solidez de nuestras convicciones. En nuestras manos, el tiempo, será pasta que a voluntad moldeamos. No me importa el pasado: quién fuiste, qué tuviste, qué dijiste; me importa lo que sientes hoy, lo que expresa tu rostro, lo que dicen tus labios, lo que me transmiten tus manos, pero sobre todo lo que leo en tu corazón."
Esto es de una sabiduría extrema, es lo que deberíamos hacer y sentir. A veces, la vida a la que te someten los demás influye tanto, que el camino propio es un cúmulo de altibajos difíciles de controlar. Y la sociedad en que vivimos es una jungla de asfalto, donde aguantar es una lucha diaria.
Un abrazo
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