30 de diciembre de 2010
Letanía de agradecimientos
Ahora que termina este año que ha supuesto un punto de ruptura en mi vida, echo la vista atrás no para hacer balance, sino para recordar y sentirme agradecido por tantos hitos, viajes, personas, ocasiones o sencillos momentos que me han permitido encontrarme conmigo mismo, con los demás y con mi entorno.
Agradezco esos dos tramos del Camino de Santiago de León a Santiago en Marzo y de Roncesvalles a Logroño en Septiembre y sobre todas las personas que conocí, con las que hablé, que me animaron, a las que animé.
Agradezco el Cursillo de Hospitalero en Logroño en el mes de abril y las dos ocasiones en que pude ejercer como tal en Samos y en Salamanca. Las personas con las que hablé, lo que vi y sentí, me han hecho ahondar en mi sentido del Camino y el deseo de seguir aprendiendo y mejorando en ese noble y centenario servicio.
Agradezco los numerosos viajes de este año: Florencia y Pisa, Alicante y Altea, Córdoba y Granada, y la hermosa Cordillera Cantábrica en la destaco en particular el descubrimiento del valle de Cabuérniga, Fuente Dé y la travesía del Cares.
Agradezco las cortísimas horas que tres veces a la semana he dedicado a iniciarme en la pintura. El cariño del profesor, el compañerismo de los alumnos, y el alegre rebullir de los más jóvenes han sido un constante estímulo a para abordar este reto y desafiar el envejecimiento de las neuronas.
Agradezco también las recientes sesiones de gimnasia en el Centro de Mayores y el empeño con que mis compañeros se esfuerzan y me dan ejemplo. Quizá algún día logre recoger una moneda del suelo sin doblar las rodillas.
Agradezco a las Bibliotecas de Suances y de Torrelavega y a sus amables e inspirados bibliotecarios toda la ayuda brindada a lo largo del año y recuerdo en particular a mis compañeros del club de lectura a quien tantas veces he sacrificado a cambio de otros destinos.
Agradezco sobre todo la ayuda de todas las personas que me han escrito, y me siguen escribiendo: a los que me envían recetas de cocina o me dan consejos de planchado, a los que me envían p.p.s. y a los que están ahí para cuando los necesite, a los que llamo por teléfono y a los que me llaman, los que caminan conmigo y los que me empujan a hacerlo. A todos y para todos, de corazón, ¡Gracias!
MUA Museo de la Universidad de Alicante
La ciudad de Alicante tiene uno de los campus universitarios más impresionantes de España. Instalado en los terrenos de un antiguo aeródromo militar ha podido instalar las diversas facultades en un entorno verde, diseminadas entre parques, jardines, estanques y lugares de aparcamiento a los que se accede por una única carretera circular que rodea la totalidad del complejo.
En el propio recinto universitario hay también un impresionante edificio que asemeja a un gigantesco e inaccesible cajón de madera a medias sumergido en un cristalino lago artificial. Es sólo una ilusión óptica. El pretendido lago es sencillamente una fina capa de agua sobre los tejados de los talleres y salas didácticas que rodean el edificio central del museo y esconden de la vista el patio que rodea al edificio central del Museo. Inaugurado en 1999, es obra del arquitecto Alfredo Payá y se dedica principalmente al arte contemporáneo y a la investigación de las tendencias artísticas actuales.
Si el continente es por sí mismo impactante, en esta ocasión lo ha sido aún más gracias a la exposición que bajo el título “Històries (de la nostra História)” el Museo dedica al pintor alicantino Antoni Miró (Alcoi, 1946). Sus esculturas en hierro interpretando cuadros tan conocidos como El Guernica de Picaso o El maestro de escuela de Magritte rodean el frontal del estanque y realzan aún más la maciza silueta del museo.
No me siento capacitado para hacer un análisis crítico sobre este artista pero si puedo indicar que partiendo de elementos del pop-art y del lenguaje del realismo social, gran parte de su obra es obra de denuncia: series como “América negra”, “El Dólar” , o “Esclavo y esclavizador” son buena prueba de ello, como lo son también los cuadros dedicados a denunciar la devastación del litoral.
También podemos contemplar obras más recientes en torno a la guerra de Irak y una extensa serie en torno al arte y a los museos en el que destacaría muy particularmente la recurrente obra “La Gioconda en la Habana”.
Nunca había oído hablar de este pintor, cuyo nombre quizá me quedó eclipsado por el insigne Joan Miró, pero he quedado sorprendido, impactado y con enormes deseos de saber más sobre su obra y su pintura.
25 de diciembre de 2010
Pajaros de Papel
Pájaros de papel
España 2010
Dirección: Emilio Aragón
Duración: 122 minutos
España 2010
Dirección: Emilio Aragón
Duración: 122 minutos
Hay películas que nos impactan hasta el punto de seguir en nuestra mente semana o incluso meses después de haberlas visto por primera vez. Esto es lo que me ha ocurrido con “Pájaros de papel”, Una película dirigida por Emilio Aragón que parte de la idea de rendir un homenaje al vodevil en general y en particular a todos los artistas, entre los que se encuentran sus propios antepasados, que a pesar del hambre y las penalidades mantuvieron la antorcha de la profesión encendida durante la guerra civil y primeros años de la dictadura.
Con un guión excepcional a cargo del Argentino Fernando Castets (El hijo de la novia, Luna de Avellaneda), la historia entrecruza el día a día de los artistas ensayando sus piezas, asegurándose la comida del día a día y compartiendo amistad, ayuda y humor, con diferentes momentos de la Guerra Civil y en particular con una conspiración en la que se ven involuntariamente involucrados.
La temática no deja de recordarnos “El viaje a ninguna parte” de Fernando Fernán Gómez, pero creo que en esta ocasión lo que centra particularmente nuestra atención en la magistral interpretación ofrecida por Imanol Arias y Lluis Homar. Ambos dan a la cinta un fuerte carga emocional que es precisamente lo que la saca de lo meramente anecdótico. Lluis Homar borda el papel de homosexual discreto y sentimental mientras que Imanol Arias, representan al artista golpeado por la vida y el infortunio y cuyo adusto semblante y complicada vida interior esconden una profunda ternura que pugna por resurgir. Carme Machi, con su acertada interpretación de la “vedette de varietés” aporta la sonrisa y a veces la carcajada a una película que sin ella se hubiera inclinado peligrosamente hacia la excesiva melancolía.
En resumen una película bien dirigida, realizada con un gusto exquisito en la que se dosifican sabiamente los ingredientes del humor y el patetismo de unos años difíciles con un sentido homenaje a una profesión y todo ello en el siempre comprometido contexto de la Guerra Civil y del franquismo.
Hospitalero en el Camino de la Plata
Un astronauta en la Catedral
El visitante a la Catedral de Salamanca se ve sorprendido por la curiosa anécdota del astronauta que podemos apreciar en uno de los laterales de la Portada Norte o Puerta de Ramos, pero no siempre dan las explicaciones pertinentes sobre esta curiosa presencia.
Evidentemente no se trata de una visión profética de los constructores de la catedral ni de una broma de mal gusto de unos estudiantes en una noche de borrachera.
Su presencia y la de otros elementos añadidos obedece al estricto cumplimiento de la Ley del Patrimonio Artístico Nacional que en su artículo 30 dice textualmente: “la conservación, consolidación y rehabilitación y evitarán los intentos de reconstrucción, salvo cuando se utilicen partes originales de los mismos y pueda probarse su autenticidad. Si se añadiesen materiales o partes indispensables para su estabilidad o mantenimiento las adiciones deberán ser reconocibles y evitar las confusiones miméticas”.
Justamente, en 1993, al proceder a la restauración de dicha portada muy seriamente dañada por los estragos del tiempo, los artistas Juan Iglesias y Miguel Romero encargados de la restauración, en estricto cumplimiento de la ley y para evitar confusión con las partes originales de la fachada añadieron a la parte restaurada elementos identificativos que diferenciaran a las claras los elementos añadidos de las partes originales.
La restauración se llevó a cabo con ocasión de la exposición en Salamanca de “Las Edades del Hombre” cuyo lema ese año fue “El contrapunto y su morada”. Como contrapunto y símbolo de modernidad, los canteros restauradores incrustaron precisamente el astronauta pero también un lince, un toro, un dragón con tres bolas de helado, en referencia a los estudiantes, y los tres elementos de Salamanca: agua, cielo y tierra representados por un cangrejo, una cigüeña y una liebre.
El visitante a la Catedral de Salamanca se ve sorprendido por la curiosa anécdota del astronauta que podemos apreciar en uno de los laterales de la Portada Norte o Puerta de Ramos, pero no siempre dan las explicaciones pertinentes sobre esta curiosa presencia.
Evidentemente no se trata de una visión profética de los constructores de la catedral ni de una broma de mal gusto de unos estudiantes en una noche de borrachera.
Su presencia y la de otros elementos añadidos obedece al estricto cumplimiento de la Ley del Patrimonio Artístico Nacional que en su artículo 30 dice textualmente: “la conservación, consolidación y rehabilitación y evitarán los intentos de reconstrucción, salvo cuando se utilicen partes originales de los mismos y pueda probarse su autenticidad. Si se añadiesen materiales o partes indispensables para su estabilidad o mantenimiento las adiciones deberán ser reconocibles y evitar las confusiones miméticas”.
Justamente, en 1993, al proceder a la restauración de dicha portada muy seriamente dañada por los estragos del tiempo, los artistas Juan Iglesias y Miguel Romero encargados de la restauración, en estricto cumplimiento de la ley y para evitar confusión con las partes originales de la fachada añadieron a la parte restaurada elementos identificativos que diferenciaran a las claras los elementos añadidos de las partes originales.
La restauración se llevó a cabo con ocasión de la exposición en Salamanca de “Las Edades del Hombre” cuyo lema ese año fue “El contrapunto y su morada”. Como contrapunto y símbolo de modernidad, los canteros restauradores incrustaron precisamente el astronauta pero también un lince, un toro, un dragón con tres bolas de helado, en referencia a los estudiantes, y los tres elementos de Salamanca: agua, cielo y tierra representados por un cangrejo, una cigüeña y una liebre.
15 de diciembre de 2010
Hospitalero en el Camino de la Plata
Convento de San Esteban
Probablemente una de las visitas que más me impresionó en Salamanca fue la visita al convento de los Dominicos de San Estaban. Las dimensiones de la iglesia conventual con su fachada plateresca y su nave de más de 40 metros de altura en el cimborrio, hablan por si mismas del poder y magnificencia que caracterizaba una Orden religiosa asociada directamente con el prestigio de la Universidad pero también, lamentablemente, con los tribunales de la Inquisición.
Disfruté el paseo por los claustros superior e inferior mientras discurría sobre la visita que a petición de Isabel la Católica les hiciera Cristóbal Colón para defender ante los sabios Padres Dominicos geógrafos de la Universidad, la posibilidad de llegar a las Indias navegando hacia Occidente.
Sobrecoge la visita a la Vieja Sala Capitular, anterior a la construcción del actual convento. Allí pudieron tener lugar las doctas consideraciones y el no tan santo privilegio arrancado a los Reyes de ser la única orden religiosa con mandato para llevar a doctrina al Nuevo Mundo.
Una vez más lo humano y lo divino se entremezcla inextricablemente en las acciones de los hombres. Para no agobiarme me limito a contemplar la armonía de los claustros o la belleza de la escalera de Soto que los une y que fue obra de Rodrigo Gil de Hontañón.
Probablemente una de las visitas que más me impresionó en Salamanca fue la visita al convento de los Dominicos de San Estaban. Las dimensiones de la iglesia conventual con su fachada plateresca y su nave de más de 40 metros de altura en el cimborrio, hablan por si mismas del poder y magnificencia que caracterizaba una Orden religiosa asociada directamente con el prestigio de la Universidad pero también, lamentablemente, con los tribunales de la Inquisición.
Disfruté el paseo por los claustros superior e inferior mientras discurría sobre la visita que a petición de Isabel la Católica les hiciera Cristóbal Colón para defender ante los sabios Padres Dominicos geógrafos de la Universidad, la posibilidad de llegar a las Indias navegando hacia Occidente.
Sobrecoge la visita a la Vieja Sala Capitular, anterior a la construcción del actual convento. Allí pudieron tener lugar las doctas consideraciones y el no tan santo privilegio arrancado a los Reyes de ser la única orden religiosa con mandato para llevar a doctrina al Nuevo Mundo.
Una vez más lo humano y lo divino se entremezcla inextricablemente en las acciones de los hombres. Para no agobiarme me limito a contemplar la armonía de los claustros o la belleza de la escalera de Soto que los une y que fue obra de Rodrigo Gil de Hontañón.
14 de diciembre de 2010
Hospitalero en el Camino de la Plata
El huerto de Calixto y Melibea
A la sombra de la Catedral, en un saliente de la antigua muralla encontramos en Salamanca en famoso huerto de Calixto y Melibea. Una gran variedad de árboles y plantas, un romántico pozo en su centro, y el primoroso mimo que le dedican los empleados del Ayuntamiento, han hecho de este lugar un romántico punto de citas, y siguiendo el ejemplo de Florencia y de otras ciudades, el lugar en el que los enamorados vienen a sellar su compromiso enganchando un candado en el arco de la polea y tirando luego las llaves a lo más hondo del pozo.
En él encontramos también un hermoso monumento a la Celestina personaje principal de la Comedia de Calixto y Melibea más comúnmente conocida como La Celestina. Pese a las disputas académicas sobre la autoría total o parcial de la obra, ésta es normalmente atribuida en su mayor parte a Francisco de Rojas que estudió y vivió en Salamanca. La obra gozó de múltiples rediciones y ampliaciones pero generalmente se admite como edición princeps la que tuvo lugar en Burgos, en la casa hoy ocupada por “El Mesón del Cid” frente a la Catedral.
Recomiendo la visita al atardecer, cuando ya sólo se oye el imparable trasiego de los vencejos, y podemos sentarnos en el muro de la ciudad dejando errar la vista por la imponente mole de la catedral que surge iluminada entre la densa arboleda como una nave en llamas.
A la sombra de la Catedral, en un saliente de la antigua muralla encontramos en Salamanca en famoso huerto de Calixto y Melibea. Una gran variedad de árboles y plantas, un romántico pozo en su centro, y el primoroso mimo que le dedican los empleados del Ayuntamiento, han hecho de este lugar un romántico punto de citas, y siguiendo el ejemplo de Florencia y de otras ciudades, el lugar en el que los enamorados vienen a sellar su compromiso enganchando un candado en el arco de la polea y tirando luego las llaves a lo más hondo del pozo.
En él encontramos también un hermoso monumento a la Celestina personaje principal de la Comedia de Calixto y Melibea más comúnmente conocida como La Celestina. Pese a las disputas académicas sobre la autoría total o parcial de la obra, ésta es normalmente atribuida en su mayor parte a Francisco de Rojas que estudió y vivió en Salamanca. La obra gozó de múltiples rediciones y ampliaciones pero generalmente se admite como edición princeps la que tuvo lugar en Burgos, en la casa hoy ocupada por “El Mesón del Cid” frente a la Catedral.
Recomiendo la visita al atardecer, cuando ya sólo se oye el imparable trasiego de los vencejos, y podemos sentarnos en el muro de la ciudad dejando errar la vista por la imponente mole de la catedral que surge iluminada entre la densa arboleda como una nave en llamas.
Hospitalero en el Camino de la Plata
"Art Nouveau" en Salamanca
No esperaba encontrar en una ciudad tan Renacentista y Escolástica como Salamanca un palacio y un museo como la Casa Lis. En un palacio construido en estilo modernista y caracterizado por una espléndida galería acristalada que mira al Tormes, la ciudad ha alojado una soberbia colección de objetos diversos en Art Deco de principios del pasado siglo.
Destaca n sobre todos diversos objetos de Lalique de quien han adopado como logotipo su conocida libélula, la inconfundible colección de jarrones y lámparas de Gallé cuyas imitaciones había aprendido a apreciar en mis viajes a Rumanía y la extensa colección de muñecas del siglo pasado.
El museo se completa con exhibiciones periódicas sobre temas relacionados con la época. En esta ocasión he podido admirar temas relacionados con la danza y el cabaret de principios de siglo en Paris, Berlin o Nueva York .
No esperaba encontrar en una ciudad tan Renacentista y Escolástica como Salamanca un palacio y un museo como la Casa Lis. En un palacio construido en estilo modernista y caracterizado por una espléndida galería acristalada que mira al Tormes, la ciudad ha alojado una soberbia colección de objetos diversos en Art Deco de principios del pasado siglo.
Destaca n sobre todos diversos objetos de Lalique de quien han adopado como logotipo su conocida libélula, la inconfundible colección de jarrones y lámparas de Gallé cuyas imitaciones había aprendido a apreciar en mis viajes a Rumanía y la extensa colección de muñecas del siglo pasado.
El museo se completa con exhibiciones periódicas sobre temas relacionados con la época. En esta ocasión he podido admirar temas relacionados con la danza y el cabaret de principios de siglo en Paris, Berlin o Nueva York .
Hospitalero en el Camino de la Plata
Salamanca juega con la luz
Durante estos quince días en Salamanca, me vengo dando cuenta que según el día descubro facetas nuevas en esta ciudad tan llena de viejas piedras, vida joven, jubilados y paseantes tranquilos, de turistas curiosos, y coleccionistas compulsivos de souvenirs.
Hay que ver Salamanca en un día soleado, cuando el sol parece acariciar la piedra caliza y friable hasta hacerla sonrojar en su dorado esplendor. Si el día está nublado los monumentos no son menos bellos. Las fachadas se apagan, se vuelven grises e invitan a adentrarse en claustros y palacios para contemplar la serenidad de los cipreses, el silencio de los pozos, la filigrana de las balconadas o el silencio y recogimiento de los muros. A mí me gusta Salamanca de noche, cuando las viejas piedras arden bajo el fulgor de los focos, las sombras realzan la belleza de un forjado, el bullicio de la plaza se vuelve efervescente y la ciudad entera parece haber olvidado que es hora de dormir.
Durante estos quince días en Salamanca, me vengo dando cuenta que según el día descubro facetas nuevas en esta ciudad tan llena de viejas piedras, vida joven, jubilados y paseantes tranquilos, de turistas curiosos, y coleccionistas compulsivos de souvenirs.
Hay que ver Salamanca en un día soleado, cuando el sol parece acariciar la piedra caliza y friable hasta hacerla sonrojar en su dorado esplendor. Si el día está nublado los monumentos no son menos bellos. Las fachadas se apagan, se vuelven grises e invitan a adentrarse en claustros y palacios para contemplar la serenidad de los cipreses, el silencio de los pozos, la filigrana de las balconadas o el silencio y recogimiento de los muros. A mí me gusta Salamanca de noche, cuando las viejas piedras arden bajo el fulgor de los focos, las sombras realzan la belleza de un forjado, el bullicio de la plaza se vuelve efervescente y la ciudad entera parece haber olvidado que es hora de dormir.
Hospitalero en el Camino de la Plata
El Lazarillo de Tormes
Preciosa estatua a orillas de este manso y sinuoso Tormes que abraza por el talle a Salamanca. Nos recuerda a la genial pareja y evoca toda la chispa y gracejo de nuestra picaresca.
He bajado varias veces a orilla del río, para observarla con diferentes luces, para encuadrarla bajo otros ángulos. Me fijo en ese anciano que mira al cielo porque sus ojos vacíos y su ruin corazón le impiden acercarse a la tierra. Abandona la ciudad y camina con paso firme apoyándose en el esquelético muchacho que con aire ausente, parece estar fraguando su próxima treta para conseguir algo de comida.
En esta época de crisis, pienso en el Lazarillo que deberíamos llevar todos dentro, para permitirnos sobrevivir, porque sabemos “apañarnos”, porque los tiempos nos obligan a agudizar el ingenio, cambiar viejas rutinas, usar nuevas aptitudes o sencillamente acortar nuestras metas, adelgazar necesidades y estar dispuestos a contentarnos con menos.
Preciosa estatua a orillas de este manso y sinuoso Tormes que abraza por el talle a Salamanca. Nos recuerda a la genial pareja y evoca toda la chispa y gracejo de nuestra picaresca.
He bajado varias veces a orilla del río, para observarla con diferentes luces, para encuadrarla bajo otros ángulos. Me fijo en ese anciano que mira al cielo porque sus ojos vacíos y su ruin corazón le impiden acercarse a la tierra. Abandona la ciudad y camina con paso firme apoyándose en el esquelético muchacho que con aire ausente, parece estar fraguando su próxima treta para conseguir algo de comida.
En esta época de crisis, pienso en el Lazarillo que deberíamos llevar todos dentro, para permitirnos sobrevivir, porque sabemos “apañarnos”, porque los tiempos nos obligan a agudizar el ingenio, cambiar viejas rutinas, usar nuevas aptitudes o sencillamente acortar nuestras metas, adelgazar necesidades y estar dispuestos a contentarnos con menos.
Hospitalero en el Camino de la Plata
La noche cae sobre la ciudad
y las luces titilan a lo lejos.
Las campanas de San Lorenzo
llaman a completas.
La luna baila sobre la torre
iluminada de la Catedral
como el punto sobre la i.
Me ahoga el silencio
y la oscuridad me envuelve
en su manto de humedad,
pero no estoy solo
me acompaña tu ausencia.
y las luces titilan a lo lejos.
Las campanas de San Lorenzo
llaman a completas.
La luna baila sobre la torre
iluminada de la Catedral
como el punto sobre la i.
Me ahoga el silencio
y la oscuridad me envuelve
en su manto de humedad,
pero no estoy solo
me acompaña tu ausencia.
Hospitalero en el Camino de la Plata
Entre Rejas
Al ver esta imagen pienso en los dos peregrinos que han dormido esta mañana en el albergue… No hacen el camino, viven en el camino. Todas sus pertenencias caben en la mochila. Son amables, filósofos, y van buscando un algo que no saben definir. Pero no les ofendas diciendo que son mendigos… a su manera son peregrinos y su viaje se confunde con su vida.
Para ellos, quizá para nosotros también aunque nos de miedo confesarlo, por muy labradas que estén las piedras, por bello que sea el edificio, a pesar de la perfección de las rejas toda atadura es una cárcel.
Han optado por ser pájaros, vivir del aire, y volar fuera de cualquier jaula por muy dorada que sea.
Al ver esta imagen pienso en los dos peregrinos que han dormido esta mañana en el albergue… No hacen el camino, viven en el camino. Todas sus pertenencias caben en la mochila. Son amables, filósofos, y van buscando un algo que no saben definir. Pero no les ofendas diciendo que son mendigos… a su manera son peregrinos y su viaje se confunde con su vida.
Para ellos, quizá para nosotros también aunque nos de miedo confesarlo, por muy labradas que estén las piedras, por bello que sea el edificio, a pesar de la perfección de las rejas toda atadura es una cárcel.
Han optado por ser pájaros, vivir del aire, y volar fuera de cualquier jaula por muy dorada que sea.
13 de diciembre de 2010
Hospitalero del Camino de la Plata Albergue de Salamanca
He tenido la inmensa suerte de colaborar como hospitalero en el Albergue "La Calera" de Salamanca, en el Camino de a Plata hacia Santiago. Han sido durante la segunda quincena de noviembre y a pesar del frío de esos días, a pesar del escaso número de peregrinos, y a pesar de algunos ratos de nostálgica soledad ha sido una experiencia inolvidable: se vive y convive más intensamente con los peregrinos, se multiplica la disponibilidad para ayudar, escuchar y servir, se interioriza más el sentido del Camino y además, como recompensa, se conoce mejor el pueblo o la ciudad, en este caso Salamanca.
Fruto de esos ratos de ocio turístico y fotográfico he escrito algunas páginas que publico en mi blog y que me sirven de recuerdo.
En la Universidad de Salamanca
Fruto de esos ratos de ocio turístico y fotográfico he escrito algunas páginas que publico en mi blog y que me sirven de recuerdo.
En la Universidad de Salamanca
Como veníamos diciendo”…. Cuentan que con estas palabras reanudó Fray Luis de León sus clases en la Universidad de Salamanca, después de pasar varios meses en las cárceles de la Inquisición. Extraña manera de concebir el tiempo sólo en la medida en que puedes disponer de él en libertad. Con su silencio borró el pasado, amordazó la controversia, y acalló al adversario.
La vida útil, la que de verdad cuenta, es aquella que moldeamos con nuestras manos, con nuestra cabeza o con nuestro corazón. No es vida aquella a la que nos sometemos por fuerza o con engaño. No es vida la que otros nos atribuyen, por error o por malevolencia.
Entonces, ¿Qué es lo que nos preocupa? Vivir intensamente el presente con la coherencia y la solidez de nuestras convicciones. En nuestras manos, el tiempo, será pasta que a voluntad moldeamos. No me importa el pasado: quién fuiste, qué tuviste, qué dijiste; me importa lo que sientes hoy, lo que expresa tu rostro, lo que dicen tus labios, lo que me transmiten tus manos, pero sobre todo lo que leo en tu corazón.
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