Una de las muchas cosas que
perdemos al jubilarnos es el sabor de
las vacaciones. No tener que poner nunca más el despertador, llegar a la hora, fichar o firmar un registro, acaba
convirtiéndose en una rutina, agradable
pero monótona, que hace que echemos de
menos esas mañanas en que dejamos que suene el despertador sin hacerle caso,
que apreciemos esas sobremesas que se prolongan porque no hay que correr de
vuelta al trabajo, o que alarguemos la tertulia de amigos porque al día siguiente no hay que madrugar.
Había
perdido las costumbre de ese tipo de vacaciones
y disfrutar de dos meses de
descanso entre cursos escolares como
voluntario en Tailandia, me ha hecho disfrutar como nunca de ese largo
descanso. Tomando la revancha de un año
entero sin asir el volante, viajé en
coche a Altea para pasar 15 deliciosos
y breves días de descaso. Me he movido
igualmente en coche por Madrid, León ,Burgos
y Asturias y he saboreado el
placer de la libertad, la familia, la amistad, y la contemplación de
paisajes singulares.
Pero
las vacaciones se han terminado y me encuentro de nuevo en Sangklaburi
al inicio de este nuevo curso escolar 2557-2558. De entrada
vuelvo a ser consciente del calor aplastante, del vaho que empaña las gafas cuando dejo el
aire acondicionado del coche, o del
sudor que empapa la camisa al poco rato de salir a la calle. Me
habituaré a esos pequeños inconvenientes como me habituaré a los
mosquitos, a comer sin pan o a dormir
sobre una estera tendida encima de un somier de madera.
Eso
no ha cambiado, la sonrisa y el cariño de los niños tampoco. Hoy lunes me tocaba dar clase en la Escuela
de Bambú, y han tenido el bonito detalle
de invitarme a plantar un árbol en el jardín para recordar mi etapa de
voluntariado. El gesto me ha conmovido. Es
sólo un gesto ciertamente, pero que
llega muy hondo y multiplica el deseo de
hacer todo cuanto esté a mi alcance para estar disponible, ayudar, enseñar, cantar,
reír y jugar con los niños y de paso sentirme yo también un poquito más joven.
Los
Monzones se estaban haciendo de rogar,
los pozos están casi secos y la gente se impacienta por la falta de
lluvia. Hoy por fin ha roto a llover con
intensidad y esta vez el agua que cae sobre todos los tejados del colegio
es canalizada hacia los algibes y cisternas que rodean los edificios. Pronto, el agua del pozo, tras su filtrado,
será utilizada sólo en la cocina y para beber. Nos ducharemos con agua de
lluvia que servirá igualmente para todas
las demás tareas domésticas.
Mientras
tanto los Camisas Rojas y los Camisas Amarillas siguen protestando y
manifestándose en la calle, y creando problemas en la capital. El país lleva
más de seis meses con un gobierno provisional
y las cifras de la Economía hacen presagiar malos momentos para este
maravilloso país. Esperemos que los
disturbios no asusten de paso a los turistas que junto con las exportaciones
son el motor de desarrollo y de empleo
de Tailandia.
2 comentarios:
Muy buenas merecidas vacaciones!!! Que la ardua tarea del voluntariado te llene el espíritu de felicidad.
Un abrazo
Carmen, desde Suances
Espero que hayas disfrutado tus días en Altea (y todos los demás).
Saludos desde aquí "al lado"
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