23 de octubre de 2013

Escuela de bambú: Phanthurat, una leyenda tailandesa


Sung Thong  era el hijo del Rey Prohmtat y de la Reina Chandradhevi.  Pese a ello, sospechoso de ser  un mal presagio,  fue desde niño  alejado de sus padres y desterrado de la ciudad.  Lo abandonaron  en una balsa de bambú a merced de la corriente  que lo llevó río abajo hasta la ciudad de la ogresa  Panthurat .  La giganta sintió compasión de de Sung Thong y acabó aceptándolo como su propio hijo. Panthurat dio órdenes a todo su séquito de tomar la apariencia de seres humanos normales para que el muchacho no se asustara.
Pasaron los años y Sung Thong se convirtió en un joven apuesto y fuerte.  Pero, pese a todos los desvelos que se tomaron el joven  empezó a sospechar  que   Thanturat escondía algo y empezó a sentir miedo.  Temeroso, empezó a hacer  pesquisas y  pronto encontró  en  sus indagaciones muchos objetos mágicos pertenecientes  a su benefactora que demostraban la verdadera naturaleza de su benefactora:  camas tan enormes como una campo de arroz, sillas que asemejaban pequeñas montañas, y descubrió también, por ejemplo, un pozo de oro y plata en el que se  sumergió y salió    con el cuerpo recubierto de oro. También encontró una armadura llamada “Ngor Pa” un par de zapatos de oro y una espada.   Cuando Sung Thong se colocó la armadura “Ngor Pa” se transformó en una persona horrorosa de complexión oscura y rizados cabellos, pudiendo así  esconder su verdadera identidad. Se calzó los zapatos de oro que le permitieron volar, empuñó la espada mágica y escapó por el gran río arriba.
  Muy pronto la ogresa Panthurat  descubrió que Sung Thong se había escapado.  Lo persiguió hasta orillas del Gran Rio y le pidió que volviera, pero  Sung Thong estaba demasiado asustado para volver.  A la ogresa se le  partió el corazón de pena, pero antes de caer muerta enseñó a Sung Thong dos encantamientos  uno para cazar  venado y el otro para sacar del río los más exquisitos peces.  Sung Thong  lloró mucho la muerte de su benefactora .  Esperó a que se celebraran los ritos  de la cremación, y  se revisitió con la coraza “Ngor Pa”  y encaminó sus pasos hacia la ciudad de Paranasi.

El Rey Samol,  regente de Paranasi tenía siete hijas.  Pensaba encontrar para ellas maridos adecuados y por consiguiente  hizo saber a los demás  reyes de las ciudades vecinas sus intenciones.  Todas las hijas del Rey Samol pudieron así  elegir  dignos  príncipes con quien casarse, todas excepto Rojana, la más joven de las princesas.   El Rey  Samol  se enfureció tanto  por la indecisión de Rojana que ordenó  a sus vasallos que hicieran venir a todos los hombres de Paranasi incluyendo al feo “Kgor Pa”  para presentárselos a su hija.  Rojana fue la única capaz de ver  el hermoso cuerpo dorado de Pra Sung Thong  y lo eligió como marido.  El rey  loco de ira  desterró a su hija de palacio y la envió a vivir con el feo “Ngor Pa”  a  una pequeña cabaña en medio de los arrozales.
El rey Samol  buscaba por todos los medios  deshacerse de su feo yerno pero sin resultado alguno. Indra, el gran Señor de los Cielos se percibió de las malas artes del rey y queriendo darle una lección, decidió bajar de los cielos y  desafiarlo para decidir quién se quedaría con la ciudad de Paranasi.  El Rey Samol envió a sus seis yernos a luchar contra el Señor Indra  pero ninguno de ellos pudo vencerlo.  Queriendo ayudar a su padre, la princesa Rojana  acudió a pedir ayuda a su marido.  Lleno de amor hacia su esposa, Sung Thong se despojó de su armadura “Ngor Pa”  y se enfrentó al Señor Indra venciéndolo en el combate.  El Rey Samol   lleno de alegría y arrepentimiento por su mala conducta pidió perdón a Sung Thong y le ofreció el trono de Paranasi.
 En la zona de Pechburi, en la costa oeste del Golfo de Siam, la historia tiene una lectura algo diferente.  La ogresa Panthurat murió de dolor  y su cuerpo se petrificó  cambiando la silueta de la ciudad que ahora yace a pie de una montaña que tiene aspecto de  una mujer gigante recostada. Sólo que la ogresa antes de morir lloró lágrimas de fuego que horadaron la montaña formando algunas de las conocidas cuevas del lugar.
Las Apariencias engañan. Corazones de oro pueden  esconderse  bajo apariencias  anodinas.  De todos modos, si venís de excursión por estas playas de Huan Hin, Phranburi, Kuiburi,  tampoco os dejéis engañar, si veis mujeres gigantes  que surgen del agua no se trata de sirenas que corren tras de vosotros.  Es un cariñoso recuerdo y homenaje de cemento y piedra a  esta encantadora leyenda.
 

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