8 de octubre de 2013

Escuela de Bambú: Escuela de bambú 2


Ban Tung Samoe  es un pueblecito, o mejor  un grupo de casas  desperdigadas por  el bosque al pie del pantano  Wajiralongkorn  en  el noroeste de Tailandia.  A penas un kilómetro las separa  de la carretera que da acceso al pantano, pero  ese kilómetro es una barrera infranqueable.  La carretera no sigue y  ¿quién se va a molestar  en abrir paso en la selva y construir una pista para  que esa pobre gente  de origen birmano perteneciente a uno de los múltiples grupos étnicos birmanos, los Dawei ,o  Thawei, como los llaman en Tailandia, puedan acercarse, a las escuelas, al mercado, a la civilización?  Mejor dejarles que sigan  caminando por  trochas   imposibles donde sólo los  coches con tracción 4x4 se aventuran,  y luego desde un embarcadero  cruzar  en lancha  hasta  llegar a la orilla donde está el poblado.  Al fin y al cabo ¿quién les mandó instalarse allí? 
De nada sirve decir que están allí desde  antes  de que el pantano inundara el valle,  o que llegaron a Tailandia atraídos por el trabajo que les ofrecieron los dueños de las plantaciones de caucho. Ni  quienes  los  trajeron , ni el gobierno se ha acordado de que los niños no tienen colegio, de que la luz eléctrica no llega al poblado,  y de que  sólo recientemente se asoman a la civilización gracias a que uno de los vecinos con más recursos ha instalado unos paneles solares que le permiten ver la tele, a él, y a todos los vecinos que por la tarde, como si de un ritual se tratara se reúnen en su casa para ver alguna película.
Pero no es cierto que nadie se acuerde de ellos.  El  Padre Chacol,  en cuya jurisdicción está el poblado, ha convencido al Obispo de su  diócesis para que le ayude a montar una pequeña escuela en el lugar.  Los Hermanos de la Salle,  a los que de vez en cuando va a decir misa a más de 80 kilómetros de allí,  le ayudan  y le envían voluntarios.  Ahora la escuela está funcionando y los niños, al menos los mayores, una veintena, ya entienden  un poco de  tailandés.   No hay ningún cristiano entre ellos, tampoco se hace proselitismo de  ningún tipo.  La escuela está ahí porque  donde haya  pobres, ahí  tiene que estar la Iglesia, y porque  la pobreza no sólo es de pan, también de conocimientos, de oportunidades.

Pasamos a visitarlos y disfruto enseñándoles canciones sencillas en inglés.  No hay  tiempo para  una clase completa pero prometo volver y estar algunos días con ellos.  Sé de antemano que es condenarme a un aislamiento total pero  hasta una semana creo que podré resistirlo.

No hay comentarios: