Ban Tung Samoe es un pueblecito, o mejor un grupo de casas desperdigadas por el bosque al pie del pantano Wajiralongkorn en el
noroeste de Tailandia. A penas un
kilómetro las separa de la carretera que
da acceso al pantano, pero ese kilómetro
es una barrera infranqueable. La
carretera no sigue y ¿quién se va a
molestar en abrir paso en la selva y
construir una pista para que esa pobre
gente de origen birmano perteneciente a
uno de los múltiples grupos étnicos birmanos, los Dawei ,o Thawei, como los llaman en Tailandia, puedan
acercarse, a las escuelas, al mercado, a la civilización? Mejor dejarles que sigan caminando por trochas imposibles donde sólo los coches con tracción 4x4 se aventuran, y luego desde un embarcadero cruzar
en lancha hasta llegar a la orilla donde está el poblado. Al fin y al cabo ¿quién les mandó instalarse
allí?
De nada sirve decir que
están allí desde antes de que el pantano inundara el valle, o que llegaron a Tailandia atraídos por el
trabajo que les ofrecieron los dueños de las plantaciones de caucho. Ni quienes
los trajeron , ni el gobierno se
ha acordado de que los niños no tienen colegio, de que la luz eléctrica no
llega al poblado, y de que sólo recientemente se asoman a la civilización
gracias a que uno de los vecinos con más recursos ha instalado unos paneles
solares que le permiten ver la tele, a él, y a todos los vecinos que por la
tarde, como si de un ritual se tratara se reúnen en su casa para ver alguna
película.
Pero no es cierto que nadie
se acuerde de ellos. El Padre Chacol,
en cuya jurisdicción está el poblado, ha convencido al Obispo de su diócesis para que le ayude a montar una pequeña
escuela en el lugar. Los Hermanos de la
Salle, a los que de vez en cuando va a
decir misa a más de 80 kilómetros de allí,
le ayudan y le envían
voluntarios. Ahora la escuela está
funcionando y los niños, al menos los mayores, una veintena, ya entienden un poco de tailandés.
No hay ningún cristiano entre ellos, tampoco se hace proselitismo
de ningún tipo. La escuela está ahí porque donde haya pobres, ahí tiene que estar la Iglesia, y porque la pobreza no sólo es de pan, también de
conocimientos, de oportunidades.
Pasamos a visitarlos y disfruto enseñándoles canciones sencillas en inglés. No hay tiempo para una clase completa pero prometo volver y estar algunos días con ellos. Sé de antemano que es condenarme a un aislamiento total pero hasta una semana creo que podré resistirlo.
Pasamos a visitarlos y disfruto enseñándoles canciones sencillas en inglés. No hay tiempo para una clase completa pero prometo volver y estar algunos días con ellos. Sé de antemano que es condenarme a un aislamiento total pero hasta una semana creo que podré resistirlo.
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