16 de junio de 2013

Escuela de Bambú: zapatillas nuevas

Hace unos días  unas zapatillas de playa desgastadas  hasta lo inimaginable me llamaron la atención.  Me parecieron la imagen misma de la pobreza traducida en hechos y me prometí descubrir  y saber algo más sobre  su  dueño y sus circunstancias.   No fue fácil.  Los días siguientes   al de la foto  las viejas zapatillas no volvieron a aparecer.

Empezaba a creer que todo había sido accidental cuando  el miércoles,  al descalzarme para entrar en mi propia clase, las volví a ver.  Ahora sabía que no necesitaba alargar las  pesquisas.  El dueño era mi propio alumno.  Al terminar la clase, me situé junto  a las  zapatillas esperando que las calzara su dueño.  Y sí, el dueño era una cara conocida: Tinai, un chiquillo de unos 13 años, un poco retraído y triste.  Discretamente le pregunté  qué ocurría en su casa para usar  unas zapatillas tan desgastadas.   Me contestó sin rodeos que no tenían dinero para comprarle unas nuevas.  Sin dudarlo un momento, saqué  la cartera y le entregué el dinero que llevaba en el bolsillo en ese momento.  
Este viernes, Tinai vino a verme muy contento. Ya había comprado un par de zapatillas nuevas. Me las enseñaba tan dichoso  que por darle gusto esta vez,  volví a fotografiarlas.  Estos últimos días me sorprendo a mí mismo mirando los pies de los niños. Afortunadamente no he vuelto a ver zapatillas desgastadas.

 

1 comentario:

José Núñez de Cela dijo...

Uns zapatillas, todo un tesoro!

Que sigas bien!