Me han preguntado repetidamente
qué es eso blanco que llevan los niños y las niñas en la cara y que les hace tan gracioso. En mi ignorancia pensé que se trataba de polvos de talco perfumado
con colonia aplicado en la cara de los
niños para refrescarlos y protegerlos de las quemaduras de sol. No estaba lejos de la realidad pero ignoraba que se trataba del Thanakha que
es el
cosmético más universal utilizado en Birmania y por extensión en los
países vecinos como Tailandia o Malasia.
Thanakha es un polvo amarillento que se consigue al desgastar en una piedra de esmeril la corteza del árbol Muraya exótica. Para
favorecer el trabajo se moja la madera y el polvo que se forma se diluye en el agua que luego se deja evaporar hasta
conseguir una pasta consistente de color
amarillento o de oro viejo. Aunque se
puede obtener thanaka tanto de la corteza como de la madera y raíces de ese árbol y de otros árboles de
la misma familia, el thanakha de mejor calidad es el que procede de la corteza
del Muraya debido a su fina textura y
su fragante olor muy parecido al de la madera de sándalo.
La pasta de thanaka se aplica líquida sobre la frente, las
mejillas y la nariz formando diseños
diversos y se deja secar creando una agradable
sensación de frescor. Es habitual verla
en niños y niñas hasta la pubertad en
forma de rosetones en las mejillas, pero
es un cosmético que acompaña a la mujer birmana de por vida y puede adquirir diseños y formas tan sofisticados
como la imitación de hojas y otros ornamentos florales. Aunque no es privativa
de las mujeres, en los hombres y jóvenes adultos no es frecuente verla por la
calle aunque algunos me han confesado
seguir utilizándola después del baño en la intimidad del hogar.
El thanakha es un cosmético
centenario citado en la literatura
birmana del siglo XV. Su fama se debe no
sólo a su fragancia y valor estético
sino también a sus propiedades fungicidas,
sus beneficiosos efectos sobre el
acné juvenil, las quemaduras de sol y el
afinamiento de la piel. Un recóndito y
no siempre confesado motivo es la
creencia de que aclara la piel y es
lástima a veces oír a mis alumnas
quejarse del maravilloso bronceado de
su piel y suspirar por pieles más pálidas
y claras.
Os confesaré un secreto: lo
utilizo por las noches después del baño y siento su frescor.
Lamentablemente ninguna de las
otras propiedades que se adscriben parece haber tenido efecto
aún, ¿será que es muy tarde ya? ¿o que
soy muy impaciente?
1 comentario:
Muy bueno tu comentario y sobre el final...jajaja nunca es tarde si la dicha es buena y, por supuesto, no desesperes...aún te quedan meses para descubrir esos maravillosos efectos, jajaja. Ya sabes, ¡ojo, con el monzón...no te queremos ver aparecer a nado por el Ebro...!
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