11 de marzo de 2013

Historia de un Matrimonio - Andrew Sean Greer

HISTORIA DE UN MATRIMONIO
Novela
Andrew Sean Greer
Salamandra 2009
The Story of a Marriage 2008
Traducido del inglés por Ana Mª de la Fuente
219 Páginas

 Andrew Sean Greer nos ofrece una novela enrevesada, donde nada es lo que parece, y cuyos personajes, cada uno a su manera, evolucionan a lo largo de la historia como esa sociedad norteamericana en la que están inmersos, que en los años cincuenta, ha salido de una guerra y lucha en la de Corea, que llama a la unidad nacional pero discrimina a los negros, donde la gente se espía, y McCarthy emprende su particular caza de brujas, y cuya sociedad quiere romper con viejos esquemas pero repudia la homosexualidad.

La gente tiene determinados prejuicios acerca de los años cincuenta. Se habla de faldas acampanadas y huelgas de autobuses, y de Elvis; de una nación joven, inocente.  No sé cómo pueden equivocarse de ese modo;  será efecto de la deformación del recuerdo, porque todo eso vino después, cuando el país se transformó. En 1953 nada había cambiado. Aún estábamos obsesionados por la guerra. 

En ese ambiente, retratado con escasas  pero muy precisas pinceladas, como la alusión al juicio y posterior condena a muerte del matrimonio Rosemberg, el autor sitúa a sus tres personajes principales que conoceremos a través de los ojos y la voz de uno de ellos, Pearly, pero que no acabamos de conocer del todo porque precisamente de eso trata la novela:

Creemos conocer a quienes amamos. [...] Creemos conocerlos. Y amarlos. Pero lo que amamos resulta ser una mala traducción, hecha por nosotros, de un idioma que apenas dominamos.  Con ella tratamos de llegar al original, aunque jamás lo conseguimos. Lo hemos visto todo. pero ¿qué hemos entendido de verdad?

Holland es un joven agraciado que se deja querer. Hasta bien pasadas las primeras cincuenta páginas sin embargo, no sabemos que es un muchacho de color.  Más adelante iremos sabiendo que no padece de otra dolencia que la de ser homosexual y tratar de agradar a unos y otros dejándose llevar a merced de quien lo quiere. Sólo al final del libro, sorprendentemente, parece tomar la primera y única decisión de su vida.

Por ser lo que cada uno de nosotros quería que fuera - el marido, el ligue, el objeto hermoso y el amante - y, al complacernos otorgándonos su gentil sonrisa, había ido torturándonos uno a uno cuando las cosas no salían como esperábamos. A la belleza se le perdona todo excepto que salga de nuestra vida, y el esfuerzo por corresponder a tantos amores a la vez, debía haberlo destrozado.

Buzz es el amante. De raza blanca, cobarde, objetor de conciencia pero que sabe muy bien lo que quiere; quiere a Holland y hará todo lo que esté a su alcance para apartar rivales e incluso para comprar la renuncia de Pearly.

Para el autor, Pearly, la esposa, es la mujer madre. Madre del hijo que tiene en común con Holland y que sufre de poliomelitis, pero también madre de su esposo, que vive por y para su marido, que recorta las noticias desagradables del periódico para que su marido no sufra, que acepta la extraña conducta de su marido pero que cuando finalmente descubre que Holland tiene un amante blanco se rinde ante la fatalidad y para asegurar al menos el futuro de su hijo enfermo, está dispuesta a renunciar al marido que parece conocer cada vez menos y es que:

Todos creemos conocer a quienes amamos y, aunque no debería sorprendernos descubrir que no es así, ese descubrimiento siempre nos rompe el corazón.  Es la revelación más triste, por cuanto atañe no tanto al otro como a nosotros mismos.  Ver nuestra vida como una fábula que hemos escrito y nos hemos creído. La sensación que se apoderó de mí aquella noche - de que no conocía a mi Holland, ni a mí misma, que quizá era imposible conocer a una sola alma de este mundo - fue de una espantosa soledad. 



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