He soñado que
iba caminando
a través de
los años que he vivido.
De
pronto por sorpresa aparecieron
compañeros
queridos de la infancia.
De los días
aquellos que mostraban
la secreta
inocencia de su mundo,
quise atrapar
las cosas que esplendían
con el brillo
impostor de lo que arde.
Digo quise –
no pude – pues no eran
sino sombras
de un tiempo ya perdido,
y, al querer
recobrarlas, sus contornos
se hundían en
la bruma del pasado.
Espejismo del
tiempo es cuanto fuimos.
Espejismo
también lo que ahora somos.
Desperté de
mi sueño, y pude entonces
palpar la
realidad que me abrazaba:
la verdad de
otro sueño acostumbrado
que trasiega,
sin rumbo, en la vigilia.
Ginés Aniorte
Los Azares (2007)
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