8 de octubre de 2007

Gauguin : Mujer con Flor

Vahine no te tiare
1891 Mujer con Flor
Ny Carlsberg Glyotek
Copenhague
Un personaje entre dos mundos. Como apenas ningún otro artista, Paul Gauguin se expuso al modo de vida que él había invocado en su obra. La naturalidad e ingenua armonía de una vida salvaje, primitiva, que él invocó a fin de reprocharle sus defectos a su propia civilización, a la que despreciaba, no deseaba sólo retratarla: quería llegar a conocerla y con su propia existencia dar testimonio de que el exotismo del Pacífico Sur era algo más que sólo aquel artificioso encanto que, provocado por las ferias mundiales y los reportajes periodísticos, fascinaba a la Europa de su época. El 4 de abril de 1891 se marchaba de Paris en el tren nocturno. Su meta lejana se llamaba Tahiti. Su pintura allíí no se preocupó de la individualidad de sus motivos. Sin embargo, al menos los cuadros de la época inicial intentan describir fielmente el medio ambiente que habría de llegar a ser su patria artística.

El mejor ejemplo de la búsqueda de afinidades es La mujer con la flor. El mismo fondo que Gauguin había empelado ya en su autorretrato con nimbo orna este cuadro. No obstante el patrón abstracto se limita esta vez a rematar la parte posterior del cuadro. El rostro de la retratada ya no queda expuesto por completo a la presión ejercida por la exuberancia ornamental de colores y líneas; ahora ella puede mostrarse en tamaño monumental. La mujer sostiene una flor en sus manos, símbolo del crecimiento y del desarrollo. Los símbolos de la pasión, en los que en el autorretrato de Gauguin se podían reconocer aún reminiscencias del sufrimiento y de la tribulación, han perdido su sentido ante el apacible carisma de la mujer retratada.

1 comentario:

Soleá dijo...

Tuve la suerte de verlo en una exposición hace como un año, y me maravillo tanto color.
Tambien me maravillla que te acuerdes de tantos pintores.
Saluditos