17 de octubre de 2007

¿Estamos perdiendo la capacidad de opinar?

"Tener personalidad equivale a ser algo más que un caso singular de una ley general. La misma impresión de falsead suscita una institución que sólo dice lo que de ella se espera o el colectivo que subraya aquel aspecto que forma parte de su previsible identidad; así se explica que sociedades e instituciones hayan sucumbido repentinamente corroídas por su mentira interna. Lo propio, lo típico, lo esperable, es insincero. Es el efecto que produce todo lo que se ajusta exactamente a las convenciones vigentes o a las expectativas de los demás. Hablar como un personaje típico de la derecha, ser inequívocamente progresista, exhibirse como un producto típico del país, criticar por principio como cabe esperar siempre de la oposición o defender igualmente por principio a la autoridad... La sinceridad no es lo contrario a la mentira, sino al automatismo y la rutina".

Queridos amigos,
Este texto extraído de un reciente libro de filosofía social "LA SOCIEDAD INVISIBLE" del Español Daniel Innerarity, me ha dejado muy perplejo y quisiera compartirlo con vosotros.
Tengo la sensación de que muchas veces defendemos posturas, ideas o proyectos, no tanto porque estamos convencidos de su veracidad o idoneidad, como por el hecho de emanar o provenir de quien provienen.
Es, de alguna manera, como firmar un cheque en blanco a una persona o entidad por el mero hecho de que generalmente no nos ha fallado.
O si queréis otro símil, equivaldría a no ver defectos ni fallas en un equipo de fútbol porque somos socios del club o aceptar un comentario "porque lo dijo la tele".
A la inversa, tendemos a valorar las opiniones o criterios que nos confrontan cada día en función de clichés tales como partido político, religión, sindicato, o color de quien los emite.
Y es que creo que cada vez más, estamos cediendo nuestro derecho a juzgar y decidir en favor de otros prescriptores de opinión; llámense "los medios de comunicación", "la gente" o las "personas bien enteradas".
Creo que tenemos un derecho inaliebable de juzgar por nosotros mismos, de formar nuestras propias opiniones, utilizar nuestro criterio. El buen sentido nos aconsejará luego, quizá el confrontar nuestra opinión con lo que dicen los expertos y quizá ello nos obligue a rectificar, pero el abandono de nuestro derecho a pensar, porque ya piensan por nosotros los demás, me parece sencillamente aberrante particularmente en un momento de nuestra vida en que creemos haber conquistado todas las libertades y todos los derechos.
¿Estáis de acuerdo conmigo? ¿Será cierto que cada vez son menos los que piensan y más los que simplemente aceptan?

6 comentarios:

Malena dijo...

Tienes razón, Fede. Parece que en cuanto a opinar, hemos dado un cheque en blanco a favor de alguna persona que nos ofrece garantía sin mirar algunas veces de qué es de lo que está hablando u opinando. También es verdad que hay una dinámica del desengaño y lo más fácil es decir que para que opinar si no nos van a tener en cuenta.No es perder la capacidad, es perder la ilusión.Un beso, Fede.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con lo q dice Malena de la pérdida de la ilusión. Jusatemente vengo estudiando los griegos, donde todos tenían el derecho de opinar, hasta q se especilaizaron. Hoy ya nadie escucha a nadie, siempre uno, a veces el más calificado, otras el más popular, tiene la razón, y todos hacen acopio de ella, muchas veces sólo por no ser menos. Creo q lo peor de todo resto reside en el hecho de q para colmo, no se escucha a los q saben, sino a los q no saben y omiten opiniones falaces. Besos!

Consuelo Labrado dijo...

Totalmente de acuerdo Fede, creo que cada vez tendemos a "mojarnos" menos por decirlo de alguna manera; unas veces por no discutir, otras por no implicarnos demasiado, en ocasiones incluso por dejadez y ... también porque hay gente que no tiene una personalidad definida y hace como lo de "¿dónde va Vicente? donde va la gente". Yo conocí a una persona que me ponía de los nervios porque si yo daba una opinión cualquiera ella estaba totalmente de acuerdo conmigo pero si otro día, otro contertulio opninaba lo contrario le daba la razón; entonces yo decía: ¿cómo puedes estar de acuerdo con ambos si opinamos totalmente lo contrario?. En fin que me estoy enrollando pero sí que es cierto que nos dejamos arrastrar por las masas en muchas ocasiones. Un beso

Soleá dijo...

Estamos tan acostumbrados a que nos dirijan que hasta en lo personal a veces nos dejamos llevar.
Yo me suelo rebelar muchas veces, pero no me vale de nada.
Saludos de Soleá

Willow dijo...

Creo que depende del caso y de la persona en cuestión pero es verdad que algunas veces nos dejamos arrastrar, como dice Consuelo, por no discutir o por dejadez. Otras por falta de tiempo o por desconocimiento. Como siempre, un placer leerte... y no es porque lo digan los demás! jajaja. Un beso

Fede dijo...

Gracias por vuestros comentarios y perdonad que tarde un poco en contestar. Ahora mismo ando algo liado. Esta reflexión nació de la lectura del libro que menciono, pero sobre todo de oír demasiadas veces eso de "Estoy seguro que es así, porque lo oí en la radio"