KAFKA EN LA ORILLA
Novela
Haruki Murakami
Tusquets Editores 2006
Colección Andanzas
Título original “Uribe no Kafuka” 2002
Traducido del Japonés por Lourdes Porta
584 páginas
Leí hace unos meses la novela de Haruki Murakami “Al sur de la frontera, al Oeste del sol” y me gustó tanto que no dudé en buscar y leer su anterior “Tokio Blues Norwegian Wood” que me dejó fascinado y un incondicional lector de su obra. Sin embargo, al adentrarme en “Kafka en la Orilla” he descubierto una faceta totalmente nueva de este escritor, desconcertante, y posiblemente para algunos lectores incluso decepcionante.
Afortunadamente no he tirado la toalla y valientemente he peregrinado por las casi 600 páginas del libro saltando de sorpresa en sorpresa de una fantasía a otra hasta darme cuenta de que si quería entrar en este fabuloso mundo de Murakami, tenía que dejar de lado mi mente racionalista y analizadora y dejarme empapar por la fábula, el misterio, y las alegorías. El esfuerzo ha merecido la pena. Visto con nuevos ojos, con mentalidad abierta y casi onírica, he disfrutado enormemente de esta novela y he creído comprender algunos de los mensajes que desde ella nos lanza Haruki Murakami.
El primero es que la vida quizá no tenga sentido, no haya razones para vivir pero por eso mismo merece la pena vivirla y vivirla a tope, hoy aquí y ahora. El personaje clave en este punto es Satoru Nakata, un anciano de pocas luces, sin memoria del pasado, sin anticipaciones sobre el futuro, que vive el momento, que espera a llegar a un lugar antes de saber lo que va a hacer allí, que duerme 30 horas seguidas si le antoja porque ha aprendido a vivir en una dimensión atemporal en la que ni pasado ni futuro empaña el gozo del momento. En torno a Nakata está toda la fantasía de su accidente cuando era niño, su capacidad para hablar con los gatos o hacer llover peces del cielo.
El segundo mensaje me llega de la mano del personaje central de la novela, Kafka Tamura, que escapando de la tutela paterna emprende un viaje desde uno de los barrios acomodados de su Tokio natal hasta Takamatsu en la isla sureña de Shikoku. Tamura es un joven quinceañero que decide abandonar la educación reglada y auto-educarse en la escuela de la vida. Para ello nada mejor que el camino, la lectura, y los buenos consejos. En este sentido, el libro tiene algo de libro iniciático, en el que cada lugar es una prueba, cada persona que encuentra una enseñanza. Nada es definitivo. Murakami es probablemente el más occidentalizado de los escritores japoneses de la actualidad., de ahí sus continuas alusiones a los escritores europeos que le han marcado: Kafka, Tolstoy, Chejov, Shakespeare e incluso el filósofo Hegel.
En tercer lugar, el joven bibliotecario, Ôshima es un referente importante en la iniciación de Tamura. Sin sexo diferenciado, encarna la sensibilidad femenina con la determinación masculina. Soluciona los problemas de alojamiento del joven y crea el clima propicio para su formación. Ôshima no se siente mujer, pero tiene toda la delicadeza y ternura de una mujer aunque piensa como un hombre y conduce su coche deportivo al estilo de los hombres y como Tamura, como Nakata o como la propia Sra. Saeki es un gran solitario en busca de sí mismo, que trata de salir del laberinto, simbolizado en la imagen del bosque inextricable donde se encuentra su refugio y escondite. Por otra parte, la extraña biblioteca en la que trabaja es también una metáfora o signo: los libros apilados en las estanterías no son sino proyecciones de lo que existe en el exterior, del mismo modo que todo lo que existe y ocurre en el exterior se proyecta en nuestra vida.
Finalmente, la Sra. Saeki, es la madre ausente, la siempre amada la siempre amante y silenciosa presencia. Ella guarda en su interior la llama viva del recuerdo, y espera incansable el retorno del hijo perdido. Su historia está marcada por el drama pero el dolor ha quedado sublimizado en el arte y en la música. Murakami, hace gala una vez más de sus vastos conocimientos tanto de la música clásica, en particular de las sonatas de Schubert como de la música contemporánea del rock y del pop.
Creo sinceramente que “Kafka a la orilla” es una novela difícil, una novela envolvente en la que hay que dejarse llevar. Gustará o no, pero desde luego a nadie dejará indiferente. .
Novela
Haruki Murakami
Tusquets Editores 2006
Colección Andanzas
Título original “Uribe no Kafuka” 2002
Traducido del Japonés por Lourdes Porta
584 páginas
Leí hace unos meses la novela de Haruki Murakami “Al sur de la frontera, al Oeste del sol” y me gustó tanto que no dudé en buscar y leer su anterior “Tokio Blues Norwegian Wood” que me dejó fascinado y un incondicional lector de su obra. Sin embargo, al adentrarme en “Kafka en la Orilla” he descubierto una faceta totalmente nueva de este escritor, desconcertante, y posiblemente para algunos lectores incluso decepcionante.
Afortunadamente no he tirado la toalla y valientemente he peregrinado por las casi 600 páginas del libro saltando de sorpresa en sorpresa de una fantasía a otra hasta darme cuenta de que si quería entrar en este fabuloso mundo de Murakami, tenía que dejar de lado mi mente racionalista y analizadora y dejarme empapar por la fábula, el misterio, y las alegorías. El esfuerzo ha merecido la pena. Visto con nuevos ojos, con mentalidad abierta y casi onírica, he disfrutado enormemente de esta novela y he creído comprender algunos de los mensajes que desde ella nos lanza Haruki Murakami.
El primero es que la vida quizá no tenga sentido, no haya razones para vivir pero por eso mismo merece la pena vivirla y vivirla a tope, hoy aquí y ahora. El personaje clave en este punto es Satoru Nakata, un anciano de pocas luces, sin memoria del pasado, sin anticipaciones sobre el futuro, que vive el momento, que espera a llegar a un lugar antes de saber lo que va a hacer allí, que duerme 30 horas seguidas si le antoja porque ha aprendido a vivir en una dimensión atemporal en la que ni pasado ni futuro empaña el gozo del momento. En torno a Nakata está toda la fantasía de su accidente cuando era niño, su capacidad para hablar con los gatos o hacer llover peces del cielo.
El segundo mensaje me llega de la mano del personaje central de la novela, Kafka Tamura, que escapando de la tutela paterna emprende un viaje desde uno de los barrios acomodados de su Tokio natal hasta Takamatsu en la isla sureña de Shikoku. Tamura es un joven quinceañero que decide abandonar la educación reglada y auto-educarse en la escuela de la vida. Para ello nada mejor que el camino, la lectura, y los buenos consejos. En este sentido, el libro tiene algo de libro iniciático, en el que cada lugar es una prueba, cada persona que encuentra una enseñanza. Nada es definitivo. Murakami es probablemente el más occidentalizado de los escritores japoneses de la actualidad., de ahí sus continuas alusiones a los escritores europeos que le han marcado: Kafka, Tolstoy, Chejov, Shakespeare e incluso el filósofo Hegel.
En tercer lugar, el joven bibliotecario, Ôshima es un referente importante en la iniciación de Tamura. Sin sexo diferenciado, encarna la sensibilidad femenina con la determinación masculina. Soluciona los problemas de alojamiento del joven y crea el clima propicio para su formación. Ôshima no se siente mujer, pero tiene toda la delicadeza y ternura de una mujer aunque piensa como un hombre y conduce su coche deportivo al estilo de los hombres y como Tamura, como Nakata o como la propia Sra. Saeki es un gran solitario en busca de sí mismo, que trata de salir del laberinto, simbolizado en la imagen del bosque inextricable donde se encuentra su refugio y escondite. Por otra parte, la extraña biblioteca en la que trabaja es también una metáfora o signo: los libros apilados en las estanterías no son sino proyecciones de lo que existe en el exterior, del mismo modo que todo lo que existe y ocurre en el exterior se proyecta en nuestra vida.
Finalmente, la Sra. Saeki, es la madre ausente, la siempre amada la siempre amante y silenciosa presencia. Ella guarda en su interior la llama viva del recuerdo, y espera incansable el retorno del hijo perdido. Su historia está marcada por el drama pero el dolor ha quedado sublimizado en el arte y en la música. Murakami, hace gala una vez más de sus vastos conocimientos tanto de la música clásica, en particular de las sonatas de Schubert como de la música contemporánea del rock y del pop.
Creo sinceramente que “Kafka a la orilla” es una novela difícil, una novela envolvente en la que hay que dejarse llevar. Gustará o no, pero desde luego a nadie dejará indiferente. .
7 comentarios:
Amigo Fede
Me temo que esta novela que nos narras me vendria muy grande, asi que por eso he leido con mas atención de lo normal la explicación, la he tenido tantas veces en mis manos, como tantas la he soltado asustada de semejante ''tocho'', asi que muchas gracias por especificar a los personajes como lo haces.
Un abrazo
Yo la leí hace tiempo y hubo un momento en que me tentó dejarla pero pensé que aquéllo tendría algún sentido más adelante e hice bien, porque cuanto más avanzaba más me gustaba. Sin embargo, tu resumen me ha aclarado muchas cosas. Gracias amigo. Un beso
Fue la primera novela que leí de Murakami, y aunque a veces me aturdía su extrañeza, me convirtió en una adicta al autor para los restos. Fue como un viaje a otra dimensión, con personajes que se salen de lo normal y tocan lo onírico. Tuve la impresión de estar realizando una especie de ejercicio de meditación, pues tal es la capacidad de la novela para absorber al lector y alejarlo de la realidad.
Tu reseña es estupenda. Gracias por recordarme este maravilloso libro.
Un saludo
Desde que descubrí a Muraki no he dejado de leerle. Estoy de acuerdo con que es el más occidental de los orientales,(parece que se ha formado en la cultura griega, que ha escuchado con pasión todo el jazz,el rock y el pop desde sus inicios y, por supuesto a los más grandes compositores clásicos).
Os recomiendo Sputnik mi amor y, cómo no! Tokio Blues. Lo que más encuentro en todos es ese sentimiento profundo de lo que es la amistad.
Un saludo desde Salamanca. María
Por supuesto, lo anterior se refería a Murakami. María
Gracias por vuestros comentarios.
Murakami no es tan complicado, pero hay que dejar, a veces, volar la imaginación. Acaba de publicar un nuevo libro "After dark" que espero leer pronto.
No creo en absoluto que Nakata tenga pocas luces.Es mas bien Hoshino siguiendole la corriente, el que hace que nos de la imprension esa.
Y es precisamente eso,lo que hacemos con nuestros ancianos,¡pero si las piedras y los muros hablaran¡
http://www.youtube.com/watch?v=MqKw85Iy_Fs&feature=PlayList&p=866516E969018EAF&index=7
Publicar un comentario