Todos necesitamos alguna vez un cómplice
alguien que nos ayude a usar el corazón
que nos espere ufano en los viejos desvanes
que desnude el pasado y desarme el dolor
prodigioso / sencillo / dueño de su silencio
alguien que esté en el barrio donde nacimos o
que por lo menos cargue nuestros remordimientos
hasta que la conciencia nos cuelgue su perdón
cómplice del trasmundo nos defiende del mundo
del sablazo del rayo y las llamas del sol
todos necesitamos alguna vez un cómplice
alguien que nos ayude a usar el corazón
alguien que nos ayude a usar el corazón
que nos espere ufano en los viejos desvanes
que desnude el pasado y desarme el dolor
prodigioso / sencillo / dueño de su silencio
alguien que esté en el barrio donde nacimos o
que por lo menos cargue nuestros remordimientos
hasta que la conciencia nos cuelgue su perdón
cómplice del trasmundo nos defiende del mundo
del sablazo del rayo y las llamas del sol
todos necesitamos alguna vez un cómplice
alguien que nos ayude a usar el corazón
Mario Benedetti (Adioses y Bienvenidas, 2006)
3 comentarios:
Maravilloso poema el que has escogido, además Mario Benedetti es uno de mis poetas preferidos y, en él dice una verdad importantísima: "tod@s necesitamos un cómplice" Aunque no sea más que por repartir la carga que nos corresponde a cada un@, unas veces de risa y otras de llanto con una mano amiga y un alma cómplice lo bueno es más bueno y lo malo menos malo. Un beso, Federico
Gracias por tu comentario Consuelo. Quizá en esta temporada en que estoy algo agobiado por el trabajo y participo menos en el blog, busco esos cómplices emocionales que me llevan de la mano y me dicen sigue, sigue, sigue
Todos tratamos de buscar ese complice, unos lo encuentran y otros no.
El poema muy bello.
Un beso
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