18 de octubre de 2010

Monet: El puente de Argenteuil


El puente de Argenteuil
Claude Monet 1874
Óleo sobre lienzo 50x 80 cm
Museo d’Orsay

Por más que algunos se empeñen, la belleza nunca podrá ser saqueada. Este cuadro de Monet fue recientemente herido por el puñetazo vandálico de dos gamberros, pero la belleza y la sutil transformación de la pintura impresionista sigue ahí para cuantos a contemplamos.
A partir de la inmediatez de los motivos de Monet, tendemos a ver en ellos casi fotos instantáneas. Olvidamos fácilmente que estos cuadros son en su composición a menudo, muy meditados, casi construidos. Monet se vale con frecuencia de unas simetrías de ejes, algo que otros pintores evitaban lo más posible. Pues este principio de composición determina un efecto plano a costa de la ilusión espacial. Pero esto es lo que le interesa a Monet, pues busca precisamente esta superficialidad que convierte todo el cuadro en un tejido tenso. En el cuadro del Puente de Argenteuil podemos notar este efecto con claridad: Monet ensambla aquí líneas horizontales y verticales estrictas, uniendo así la composición en una estructura enclavada en la superficie. Pero por medio del color que rodea esta estructura, eleva otra vez la superficialidad a espacio: el frente del pilote se distingue significativamente, gracias a su claro tono ocre, del gris verde de los flancos; lo mismo ocurre con la red de las construcciones de los arcos. Y también en el agua vemos dos valores de azul uno junto a otro. El valor más oscuro empuja siempre al más claro, o el claro arrinconado ante la presencia del oscuro. De este modo, en la plana construcción lineal, surge de forma pictórica, mediante los efectos del color, una clara plasticidad de las formas representadas y una profundidad en el espacio del cuadro.

1 comentario:

Prometeo dijo...

Una delicia de cuadro que gana con tus explicaciones. Un abrazo.