"El Concierto"
Le Concert
Francia 2009
Dirigida por Radu Mihaileanu
Duración 119 minutos
Mientras escribo estas líneas estoy escuchando el "Concierto apra piano de Tchaikovski, y es que hace unos días tuve la oportunidad de ver la película del director rumano afincado en Francia Radu Mihaileanu "El Concierto".
Una comedia desternillante ciertamente, pero al mismo tiempo una inevitable sacudida a nuestras más sensibles fibras musicales. La película parte de un hecho histórico referido a la caída en desgracia del director de orquesta del Bolchoï, Andréi Filipov en época de Brézhnev, por haberse negado a despedir de su orquesta a los músicos de origen judío.
Como revancha y reivindicación de su antiguo prestigio, Filipov, reducido a simple empleado de la limpieza del Bochoï intercepta un fax procedente del teatro "Le Châtelet de Paris" e idea con algunos de aquellos viejos artistas acallados y represaliados de entonces, suplantar a la orquesta oficial.
Ciertamente la idea es descabellada aunque no original, su puesta en marcha surrealista y las posibilidades de éxito totalmente inexistentes. Lo sabemos, y sin embargo nos dejamos embaucar por el cándido, infantil y ruidoso entusiasmo de esas viejas glorias y desde el primer momento nos ponemos de su lado confiando, contra todo pronóstico, que no se descubra la superchería al menos hasta que hayan dado su anhelado Concierto.
En la encrucijada entre cine serio de transfondo político y comedia fácil de alto voltaje sentimental, Mihaileanu opta por la fórmula más taquillera y se deja llevar por algunos excesos vodevilescos como la pintoresca informalidad de la "troupe" de músicos rusos o las variopintas e infrecuentes habilidades de sus componentes. Para compensarlo, Alexei Guskov encarna de verdad a su personaje, el atormentado Filipov, y Mélanie Laurent, con su belleza y encanto natural protagoniza unos solos de violín que nos estremecen.
Al margen de la comedia, todo el final de la película, con la interpretación del Concierto para violín Opus 21 de Tchaikovski es una auténtica apoteosis aunque quien lo interprete no sea la orquesta del Bolchoï sino la orquesta Sinfónica de Bucarest.