25 de agosto de 2009

Paraíso inhabitado

PARAÍSO INHABITADO
Novela
Ana María Matute
Ediciones Destino 2008
Áncora y Delfín 1086
396 páginas

En la trastienda de la mente, sigue desde hace varias semanas repicando el último libro de Ana María Matute y es que siempre que la lectura de un libro me impresiona no me libero del todo de él hasta que confío al papel algunas de las ideas que me rondan.

Ana María Matute es una niña grande de 85 años. Digo niña porque me parece que nunca ha dejado del todo el mundo de la infancia y porque todos sus escritos están impregnados del encanto y la magia de los cuentos de hadas. Y digo grande porque además de una gran persona, lúcida conversadora es una asombrosa escritora que sabe transmitir con palabras muy sencillas sentimientos complejos, a menudo escondidos en los recónditos pliegues de nuestra memoria infantil.

En una época en que la novela moderna discurre por caminos sentimentalmente áridos y despojados, choca encontrarse con una novelista que sigue insistiendo en sus vivencias infantiles como caldo de cultivo para unas novelas cargadas de emociones y del frescor de los cuentos de hadas.

“Paraíso inhabitado” es un libro que narra la coexistencia e interacción de dos mundos que se atraen y se repelen, del mundo infantil y del mundo de los adultos. Es un libro de iniciación que narra esa misteriosa transición entre la infancia y la adolescencia que según en qué época era casi ya una llamada a la responsabilidad y al “saber estar” de los adultos. La protagonista de la historia construida en parte con recuerdos autobiográficos de la propia escritora, es una niña que, en el seno de una familia de la burguesía de principios del siglo pasado vive la separación entre adultos, padres, monjas del colegio, hermanos mayores, vecinos, etc. caracterizados en la novela como los “Gigantes” y los niños al que se asimilan el personal subalterno: doncellas, cocineras, criadas, y algún sirviente. La separación es física ya que los espacios de la casa están definidos por zonas de parquet y zonas de terrazo pero es sobre todo emocional y vivencial. Mientras son pequeños, los niños sólo existen para darles un beso antes de que se vayan a dormir. Y la escritora aprovecha esta separación para introducir su particular visión maniquea de la existencia, la dualidad entre el bien y el mal, la felicidad y la desgracia, la sinceridad y la mentira.

Pero además Ana María Matute no da puntada sin hilo, y en la filigrana de una historia lineal, una especie de autobiografía de una infancia feliz, entreteje algunas joyas de perspicaz observación de nuestro mundo y de crítica mordaz de los convencionalismos y la frivolidad de una cierta burguesía, el rechazo por los que son diferentes: sean familiares como la tía o vecinos como el sirviente de Gavrila; o la hipocresía religiosa caricaturizada en la figura de las monjas.

En suma, una novela que se lee con deleite, que aún sabiendo que se trata de una novela es un retrato de un mundo que existió y en el que se desarrolló la infancia de la escritora, y que nos muestra una vez más su aguda obsevación y la fluidez de su lenguaje literario.


A veces los recuerdos se parecen a algunos objetos, aparentemente inútiles, por los que se siente un confuso apego. Sin saber muy bien por qué razón, no nos decidimos a tirarlos y acaban amontonándose al fondo de ese cajón que evitamos abrir, como si allí fuéramos a encontrar alguna cosa que no se desea o incluso se teme vagamente


- Me he dado cuenta de que lo mejor de algo que se espera es estar esperándolo.
Y volvía la promesa: “Aprenderás a volar, cuando llegue la primavera”.


5 comentarios:

Malena dijo...

Mi querido Fede: Me regalaron este libro por Navidad y en verdad es una obra llena de magia, de aquellos que no tienes ganas de que se acaben. Yo también recomiendo su lectura.

Un beso.

José Núñez de Cela dijo...

A mi también me lo regalaron... Pero aun esta encima dela mesa ... Después de leer tu entrada, lo tomare en cuanto pueda.
Por cierto, cuanto tiempo!. Me alegro de volver a leerte
un abrazo

Prometeo dijo...

Lo tengo aun en la estanteria d elibros a leer, para el proximo mes una vez acabada la ultima tanda de literatura mas o menos rara...un abarzo.

Cálida Brisa dijo...

Tomé nota e intentare encontrarlo en la biblioteca,la verdad es que ya no me caben más en casa de verdad...y tengo muchisimos pendientes por leer.
Gracias y un abrazo.

Elena dijo...

Pues lo he leído hace poco y me ha gustado, pero no me ha llenado tanto como a ti. Me esperaba más de él. Ana María Matute es una escritora que me entretiene, pero no acabo de cogerle el gusto, no sé. De todas formas el libro tiene cosas muy bellas, aunque es el todo el que no me ha convencido.

un saludo