A veces ocurre que, de repente, descubrimos una ciudad que a fuerza de ser conocida, pasamos por ella sin a penas verla, o fijándonos solamente en lo más obvio, lo periférico o lo banal. Algo así me ha ocurrido en mi reciente, inesperado y brevísimo viaje a Málaga. Hasta ahora siempre había viajado allí en avión desde Madrid y dado que los viajes tenían como destino final Algeciras y Gibraltar dejaba la capital a mis espaldas y enfilaba la carretera de la costa.
Málaga es tan conocida que intentar describirla demostraría una enorme ingenuidad. Subí al mirador de Gibralfaro y a través de la neblina contemplé la ciudad con su puerto, sus jardines y su mar. Paseé sin prisas por los patios y jardines de la Alcazaba, contemplando la filigrana de las celosías, las esbeltas columnas de mármol rescatadas de las vecinas ruinas romanas, las cantarinas fuentes, los estanques y las arcadas. Me rezagué en los quicios de las puertas en escuadra y contemplé el cielo azul a través del denso enramado de los naranjos cuajados de fruta. Palacio dentro de un inexpugnable castillo, fortaleza triplemente amurallada, pequeña joya celosamente protegida por la más adusta coraza.
Málaga es tan conocida que intentar describirla demostraría una enorme ingenuidad. Subí al mirador de Gibralfaro y a través de la neblina contemplé la ciudad con su puerto, sus jardines y su mar. Paseé sin prisas por los patios y jardines de la Alcazaba, contemplando la filigrana de las celosías, las esbeltas columnas de mármol rescatadas de las vecinas ruinas romanas, las cantarinas fuentes, los estanques y las arcadas. Me rezagué en los quicios de las puertas en escuadra y contemplé el cielo azul a través del denso enramado de los naranjos cuajados de fruta. Palacio dentro de un inexpugnable castillo, fortaleza triplemente amurallada, pequeña joya celosamente protegida por la más adusta coraza.
Y luego, bajada al corazón de la ciudad: maciza catedral, plazuelas silenciosas, calle Larios, bulliciosa y peatonal, parque de la Marina chiringuitos de la Malagueta. Esta vez, por fin os he bebido con todos mis sentidos. Hoy, Málaga ya no es ni un nombre ni una ciudad, es un nuevo rincón en el que se refugia mi memoria.
3 comentarios:
Mi querido Fede, ya echaba de menos esas descripciones tuyas de las ciudades por las que pasas. Más de una vez te he dicho que no es lo mismo visitar una ciudad que visitarla después de haberla descrito en uno de tus posts.
Gracias por haberlo hecho y espero que todo te fuese bien.
Un beso.
Gracias Fede
Ahora comprenderas porque yo soy asi..Málaga forma parte de mi.
Un abrazo
( no tengo abuela)
Lo cierto es que Málaga ciudad es como una gran desconocida en pro de sus playas y zonas de turismo. Me ha parecido muy interesante el viaje virtual a través de tus descripciones y me apunto a conocerla in situ a la primera oportunidad.
Un abrazo.
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