El día 17 de Noviembre, aquí en Tailandia fue el día de la Luz, el día de la
Belleza , el día de “Loy Kratong”.
La luna ha pulido sus mejores galas y brilla
plateada y llena como nunca en este
doceavo mes lunar. En las casas,
en los colegios, grandes y chicos se han dedicado a preparar los “kratong”. Han elegido un tronco de banano, y han seccionado un disco de aproximadamente tres centímetros de grosor. Sobre él,
con hojas de banano cortadas en tiras y trenzadas hábilmente han formado una especie de canastilla que han
rellenado de flores, de velas y de bastoncillos de incienso. Más tarde añadirán
unas monedas y algún otro pequeño objeto, pero de momento se concentran en
adornar la canastilla de forma sencilla pero original. Quizá se decidan
presentar el “kratong” (cestillo) al
concurso que se celebra en el barrio, o en colegio para elegir el más
vistoso. Salinee, la hija mediana de la familia, viste un precioso traje de seda y está engalanada como una princesa. Ha sido elegida en el colegio para actuar como Nang Noppamas
o reina de la fiesta y se presentará al concurso de belleza que se celebra
en el municipio en recuerdo de aquella concubina del rey Loethai de Sukhotai
que allá por el siglo XIII fue la primera en
dejar flotar sobre el río su barquichuela cargada de flores, incienso,
velas y otras ofrendas en
honor y agradecimiento a la diosa del agua Phra Mae Khongkha
Desde
entonces, en Tailandia se viene celebrando la fiesta de Loy Kratong, una de las
fiestas más bellas, más románticas, y más cargadas de simbolismo del calendario
tailandés.
Al
anochecer, cuando la luna llena hace brillar como un espejo la superficie de los canales, ríos y estanques, hombres y mujeres se acercarán en familia o en grupos a la orilla del agua,
depositarán unas monedas en el “kratong” encenderán las velas y los
bastoncillos de incienso, formularán sus deseos y se quedarán inmóviles, durante mucho tiempo, la mirada fija viendo como su “kratong” se aleja por el “klong” o canal llevándose
todo lo malo acaecido durante el año,
incluido aquello de lo que ellos mismos
han sido responsables. El agua que todo lo purifica, limpiará también todo lo
negativo de sus vidas.
Evidentemente,
cada cual añadirá a la celebración su
interpretación particular. Para unos será la manera de reverenciar la huella de
Buda en la playa Nammathanati de la India; para otros, una manera de evitar desgracias
siguiendo la tradición Bhramánica, para los campesinos del Norte, será la manera
de congraciarse y presentar agradecimiento a
Uppakhud el monje que con sus
poderes sobrenaturales venció a Mara. Para los más ecologistas será la manera
de pedir perdón por el mal uso que
hacemos del agua, y por la continua agresión a la que los humanos sometemos al precioso líquido fuente de la
vida. Ellos, lamentarán de paso, que algunos desaprensivos en lugar de utilizar únicamente plantas y otros productos biodegradables utilicen
plásticos contaminantes para hacer sus kratong más
grandes y más vistosos.
Para todos
es un día de alegría, y para los jóvenes enamorados es el día de los besos furtivos a la luz de la luna y la sombra de algún
rincón escondido. No hace frío, las
lluvias han desaparecido y nadie tiene
prisa por volver a casa. Los fuegos artificiales amenizan la noche los puestos
callejeros se encargan de ofrecer comida
y golosinas a los transeúntes, y algunos, siguiendo una tradición reciente,
no satisfechos con el “kratong” que han depositado en el canal, lanzan al aire linternas encendidas que
ascienden en el cielo y multiplican el
efecto mágico de la noche.
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