25 de enero de 2011

Mario Vargas Llosa: El sueño del Celta

EL SUEÑO DEL CELTA
Novela
Mario Vargas Llosa
Alfaguara 2010
454 páginas


Mario Vargas Llosa acaba de recibir el Premio Nobel de Literatura por su fecunda y brillante trayectoria literaria. Unas semanas antes nos ofrecía su nuevo libro “El sueño del Celta” que, como en ocasiones anteriores, se aleja de la pura ficción para adentrarse en la biografía novelada que es un recurso que emplean los escritores para recomponer una vida partiendo de los hitos más destacados en la trayectoria del personaje estudiado. El paisaje, los personajes secundarios, los diálogos son evidentemente inventados. El lector acepta la novela biográfica por lo que es sin pedir exactitud en los detalles pero exigiendo a cambio mucha interpretación del carácter, la motivación y los posibles sentimientos del personaje abordado.
Es justamente lo que he echado en falta en esta obra de Vargas Llosa que aunque escrita en una prosa fluida y a veces deslumbrante, no deja de ser una documentada cronología de un personaje contradictorio que nos hubiera gustado conocer mejor.
En efecto el Roger Casament (1864 - 1916) que nos presenta en esta obra Vargas Llosa es un funcionario público de origen irlandés, empleado por el Foreign Office Británico para llevar a cabo una misión de investigación sobre los abusos de los colonizadores y las compañías del caucho en El Congo y posteriormente en el Putumayo de la selva Peruana. Desde luego, como trabajo de investigación no se puede pedir más. Primero en el Congo luego en la selva peruana, Casament lleva a cabo una reiterativa, casi obsesiva recopilación de infamias y horrores, que le valen el título de “especialista en atrocidades”, pero que al lector acaba no sólo cansando sino insensibilizando ante tanta barbarie por parte precisamente de los que se arrogan como portadores de cultura.
Ser testigo documentado de esta explotación lleva a nuestro personaje a mirar hacia otro tipo de explotación más cercana como la que el Gobierno inglés ejerce sobre la sometida Irlanda. De ahí, brota en él la veta nacionalista y se une de cuerpo y alma a los grupos que luchan por la independencia irlandesa. Esto le lleva a posiciones cada vez más radicales hasta el extremo de aliarse con los alemanes y conspirar contra Inglaterra bajo el supuesto que “los enemigos de mis enemigos son mis amigos” Capturado cuando intentaba llevar armas alemanas a los sublevados irlandeses durante la Primera Guerra Mundial, es encarcelado y finalmente ajusticiado en una cárcel de Londres en 1916.
Esta parte es precisamente la que a mi juicio menos lograda está en la novela, pues si bien el Vargas Llosa nos desvela de manera progresiva las tendencias homosexuales de Casament, no vemos en ningún momento cuestionamiento alguno, lucha de intereses ni conflictos internos sobre sus obligaciones como súbdito británico y unas raíces maternas irlandesas. Demasiada superficialidad para aceptar que un diplomático de carrera cometa traición sin cuestionar ni una sola vez si “el fin justifica los medios”
Dicho esto la composición de la obra es excelente. Vargas Llosa alterna la narración lineal de la trayectoria diplomática del con capítulos en los que próximo a morir y encarcelado en espera de una conmutación de sentencia, recibe la visita de sus amigos y sobre todo habla con su carcelero. Curiosamente, es en el transcurso de estas conversaciones donde más y mejor afloran en el libro los sentimientos, la indagación psicológica y el alma de los personajes.
En resumen, un libro que puede llegar a cansar por el tono monocorde y reiterativo de las atrocidades de la colonización, en este caso británica, fiel relato de la cronología de unos hechos y de un personaje que en mi opinión ha quedado muy superficialmente descrito y con escasa profundidad sobre motivos, sentimientos, dudas y conflictos interiores sobre sus actos.

2 comentarios:

José Núñez de Cela dijo...

Como tantas otras veces, coincido en mucho de lo que dices.
Soy seguidor de Vargas Llosa, especialmente desde que publicó, y leí, la fiesta del chivo y siempre he disfrutado con sus libros. En este caso, la parte final, la centrada en la peripecia irlandesa, se me atragantó un tanto; demasiada información embutida, el resto del libro transcurre con mejor ritmo y en especial los pasajes de su estancia en prisión, y sus conversaciones, tanto con sus amigos/camaradas, como con su carcelero.

DE TODAS FORMAS, RECOMENDABLE.

uN ABRAZO

Fede dijo...

Efectivamente, gracias por tu comentario. Creo que esta pesadez de la última parte proviene de haber dicho todo lo importante sobre su nacionalismo en sus conversaciones con los amigos cuando situa la historia en el presente del relato, por lo que cuando habla de ello en el plano cronológico, ya no tiene para contar más que unos hechos por otra parte muy confusos.