8 de septiembre de 2010

¿Y si continuara...?


El pasado mes de Octubre comenzaba una singladura que nunca pensé acabar. De Logroño a Burgos por el Camino de Santiago; luego, en Noviembre seguí hasta León y en Marzo de este año, con lluvia y nieve llegué a Santiago. Me faltaba el inicio, la bajada desde Roncesvalles a Logroño que finalmente he completado hace un par de días. ¡Lo he conseguido!

No ha sido fácil pero ha sido hermoso. El Bosque de las Brujas a la salida de roncesvalles, Zubiri, los puentes románicos sobre el río Arga que tantos kilómetros ha hecho con nosotros, la llegada a Pamplona, la subida al alto del Perdón, Puente la Reina y sus tesoros románicos, Estella cargada de historia navarra, Los Arcos y su torre de Santa María que parece una linterna en la noche, la iglesia del Santo Sepulcro en Torres del Río, Viana y desde allí los interminables nueve kilómetros de pista asfaltada hasta Logroño... pero ¡Lo he conseguido!

Llega el momento de la reflexión, el momento de preguntarme ¿para qué ha servido? A modo de recordatorio personal voy a enumerar algunos logros siempre parciales.

1º He conseguido mejorar mi apreciación del tiempo y de las distancias. Caminar me ha ayudado a medir el espacio en términos de mi propio paso, de mi ritmo, del esfuerzo y de los descansos necesarios para llegar a la meta.

2º He mejorado la manera en que me relaciono con los demás. Hablo más libremente con desconocidos, me intereso más por sus cosas, su vida, y escucho más atentamente las fatigas y vanidades de los que comparten el Camino.

3º Sonrío más. A veces hasta me río a carcajadas. Soy algo más paciente con mis fallos y más tolerante con los de los demás.

4º Pienso que la vida se vive intensamente en la medida en que uno se concentra en hacer lo mejor que sabe y puede aquello que le toca hacer en cada momento.

¿Es suficiente? Desde luego que no. Tengo que seguir caminando, de manera real si me queda salud y tiempo para hacerlo, o de una manera más simbólica cuando lo anterior no me sea posible.

El Camino, como la vida, nos acoge a todos tal como somos, y a veces nos transforma. A los inquietos que se levantan a las cuatro de la mañana y salen del albergue en plena noche por miedo a no encontrar cama en el albergue siguiente y a los indolentes que nunca tienen prisa. A los místicos que pasan ensimismados y a los documentados que parecen ir comprobando paso a paso lo que les marca la Guía. A los artistas que sólo contemplan la belleza del Camino a través del visor de su cámara y a los pintores que siempre encuentran ese rincón mágico desde el que tomar apuntes o bosquejar un paisaje. A los vividores que se las ingenian para encontrar el mejor restaurante y más barato, a los experimentados que tras su cuarto o quinto recorrido van repartiendo consejos y recetas que nadie les pide y a los graciosos que generosamente reparten sus chistes y sus risas y hacen más ligero el camino.

El caso es que con unos y con otros vas conviviendo y al cabo de unos días se ha creado un pequeño grupo algo más compacto con el que te integras, compartes los descansos, los bocadillos y alguna confidencia que llevabas guardada mucho tiempo, y llegas a la meta que te habías fijado, es decir Logroño, y se te hace un nudo en la garganta cuando a la mañana siguiente les ves seguir camino hasta Santiago.

¡Buen camino peregrinos! Nos volveremos a encontrar.

8 comentarios:

Malena dijo...

La vida es un camino, Fede, y por nuestro bien no debemos de parar.Me alegro mucho de tus vivencias en el Camino.

Mil besos y mil rosas.

Fede dijo...

Eso pretendo amiga...seguir caminando aunque no me mueva del sitio por unas semanas

Consuelo Labrado dijo...

Una experiencia, sin duda, gratificante, Federico. No sólo los libros enseñan, caminar al lado de personas dispares también ayuda al aprendizaje del individuo. Un fuerte abrazo, querido amigo

Fede dijo...

Gracias Consuelo.
De verdad creo que una parte importante del Camino es ir conociéndose a sí mismo.

José Núñez de Cela dijo...

Cuando das el primer paso ya no pudes parar. Seguir adelante para seguir buscando y descubriendo, para mejorar y conocerte. Ese debería ser un buen resumen de una vida. El Camino es un reflejo de todo ello, concentrado.

Enhorabuena y gracias por tu ejemplo.

Saludos

Fede dijo...

Gracias por tu comentario. Efectivamente no hay vuelta atrás. Afortunadamente el camino se hace en compañía y eso siempre es enriquecedor.

Prometeo dijo...

Hermosa experiencia, hasta dura algn que otro dia y tus vivencias todo un rpogreso y no pares, no hay que parar. Un abarzo.

Fede dijo...

Gracias amigo,
Durísimas etapas algunas veces, pero la satisfacción de la meta es incomparable