Era el viaje como una epifanía
como el canto fluvial
como una novia
y la ciudad tenía, luna niña
un polisón bordado de equinoccios.
Llegaste tú como un presentimiento
caminando despacio por la lluvia
de una tarde lejana, dibujada
en la húmeda espalda del invierno.
Hicimos el camino en un abrazo
tranzamos el paisaje con adioses
para encontrarnos solos, finalmente
en la estación de nunca
junto al sauce.
Y fue azul y roja la mañana
y el despertar se hizo en tu pecho
apeadero de nuestros desencuentros.
Al final esperaba la alborada
como una campesina en otoño
aguardando la luz y descorriendo el alba.
Sabia que te irías
y te fuiste.
Era el viaje como una fuente seca
como un árbol caído
como una puñalada.
Ramón Pernas
Poesía (in)completa 2009
como el canto fluvial
como una novia
y la ciudad tenía, luna niña
un polisón bordado de equinoccios.
Llegaste tú como un presentimiento
caminando despacio por la lluvia
de una tarde lejana, dibujada
en la húmeda espalda del invierno.
Hicimos el camino en un abrazo
tranzamos el paisaje con adioses
para encontrarnos solos, finalmente
en la estación de nunca
junto al sauce.
Y fue azul y roja la mañana
y el despertar se hizo en tu pecho
apeadero de nuestros desencuentros.
Al final esperaba la alborada
como una campesina en otoño
aguardando la luz y descorriendo el alba.
Sabia que te irías
y te fuiste.
Era el viaje como una fuente seca
como un árbol caído
como una puñalada.
Ramón Pernas
Poesía (in)completa 2009
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