Admitiendo que el Camino y su capacidad de atracción es en sí mismo una maravilla en este tercer y último post quisiera comentar algo más sobre los tres hitos destacados entre Logroño y Burgos: el Monasterio de Santa María la Real de Nájera, la Catedral de Santo Domingo de la Calzada y el monasterio de San Juan de Ortega.
A partir del año 923 Nájera es arrebatada a los musulmanes y para marcar sus dominios los reyes de Pamplona establecen su trono alternativamente en Nájera y en Pamplona. Es García Sánchez III quien en el año 1052 inaugura el monasterio construido en honor de Santa María de la Cueva atendiendo a un milagro lleno de misterio y de simbolismos y que siguen figurando como emblemas el el retablo del altar mayor de la basílica: un ramo de azucenas, una lámpara y una campana.
La construcción original de estilo románico mozárabe es transformada en el siglo XV cuando la abadía pasa a manos de los benedictinos. Se reconstruye en estilo gótico florido y se convierten en panteón de los reyes de Pamplona y Nájera y añadiéndosele el Claustro de los Caballeros.
Como peregrino, ajeno a los valores artísticos formales sólo quiero destacar el sepulcro de Doña Blanca Garcés conocida como Blanca de Navarra; las tracerías de los ojivales del claustro en estilo plateresco que en número de 24, están creados mediante una celosía en piedra de motivo diferente en cada uno de ellos; y finalmente aunque quizá más modesta, la puerta de entrada a la iglesia, que data de la primera mitad del siglo XVI y está labrada en nogal con motivos de medallones, plantas y animales fantásticos agrupados en paneles rectangulares.
A partir del año 923 Nájera es arrebatada a los musulmanes y para marcar sus dominios los reyes de Pamplona establecen su trono alternativamente en Nájera y en Pamplona. Es García Sánchez III quien en el año 1052 inaugura el monasterio construido en honor de Santa María de la Cueva atendiendo a un milagro lleno de misterio y de simbolismos y que siguen figurando como emblemas el el retablo del altar mayor de la basílica: un ramo de azucenas, una lámpara y una campana.
La construcción original de estilo románico mozárabe es transformada en el siglo XV cuando la abadía pasa a manos de los benedictinos. Se reconstruye en estilo gótico florido y se convierten en panteón de los reyes de Pamplona y Nájera y añadiéndosele el Claustro de los Caballeros.
Como peregrino, ajeno a los valores artísticos formales sólo quiero destacar el sepulcro de Doña Blanca Garcés conocida como Blanca de Navarra; las tracerías de los ojivales del claustro en estilo plateresco que en número de 24, están creados mediante una celosía en piedra de motivo diferente en cada uno de ellos; y finalmente aunque quizá más modesta, la puerta de entrada a la iglesia, que data de la primera mitad del siglo XVI y está labrada en nogal con motivos de medallones, plantas y animales fantásticos agrupados en paneles rectangulares.
Dieciocho kilómetros más allá nos encontramos con Santo Domingo de la Calzada y su colegiata y posterior catedral, construida en el siglo XII. Gran parte del románico original se conserva aún y constituye uno de los hitos del Camino de Santiago.
Por mi parte, quiero destacar el retablo renacentista del valenciano Damián Forment, único retablo que el artista talló en madera, aunque posteriormente fue policromado por Andrés de Melgar. De nueve metros de ancho y trece de alto, además de los temas religiosos, destaca la presencia de temas mitológicos: tritones, nereidas y centauros. La reciente instalación junto al retablo de una pantalla táctil interactiva permite al visitante ver con detalle cualquier elemento del retablo gracias a una fotografía de gran definición.
En cuanto a la torre exenta, de de estilo barroco que con sus 70 metros de altura es llamada cariñosamente “la moza de La Rioja”, debe ser cierto eso de que a la tercera va la vencida porque sustituye a una torre gótica que tuvo que ser desmantelada y que a su vez había remplazado a la original torre románica.
Finalmente, a 25 kilómetros de Burgos, nos encontramos con el Monasterio de San Juan de Ortega, de la segunda mitad del siglo XII y que desde hace más de 800 años ha sido un bastión indispensable en el Camino de Santiago.
Me paro frente al capitel de la Anunciación. En los dos equinoccios, un rayo de sol que se introduce por un ventanal ilumina a las 5 de la tarde el capitel, apreciándose que la Virgen María se dirige a la luz y no a San Gabriel. Mezcla de observación astronómica y técnicas arquitectónicas es todo un mensaje simbólico que nos regalan los constructores medievales.