Perplejo, acudí al diccionario: El María Moliner define la ilusión como “imagen formada en la mente de una cosa inexistente tomada como real” y como “esperanza o creencia vana con que alguien se siente contento” . Sólo en tercer lugar pude atisbar un resquicio positivo al definir la ilusión como “Alegría o felicidad que se experimenta con la posesión, contemplación o esperanza de algo”
Así pues, del mismo modo que sufrimos de ilusiones ópticas y vemos dibujos en movimiento o nos encontramos ante ilusiones acústicas y percibimos sones engañosos, nuestra mente también nos puede hacer jugarretas emocionales elevando a la categoría de real lo que sólo es una construcción mental, una entelequia urdida en nuestra mente, un sueño que deseamos ver convertido en realidad. Sobre esa base, tan engañosa como falsa es imposible construir nada sólido, crear futuro. Ahora entiendo por fin aquella frase del poeta: “No te ilusiones por mí, entusiásmate conmigo”.
En efecto, el entusiasmo es algo mucho más concreto. El diccionario de María Moliner lo define como “el estado afectivo de excitación estimulante provocado por la fe en algo o la adhesión a alguien, que se manifiesta en la viveza o animación con que se habla de la cosa que lo provoca o en el afán con que se entrega uno a ella”.
Cuando indagamos en el origen etimológico de estas dos palabras vemos aún más clara la diferencia: mientras que ilusión viene del latín illusio – onis o engaño derivado de illudere, engañar, y a su vez de ludere, jugar; la palabra entusiasmo procede del griego Énthus, "inspirado por los dioses", o Enthusia "Inspiración divina", que a su vez ha dado lugar a "Entusiasmós" o arrobamiento, éxtasis, inspirado por la divinidad.
No se trata de diseccionar las palabras pero creo que tenemos que ubicar cada concepto en su debido contexto para no andar confundidos y poner mucho entusiasmo en ilusionarnos. Creo que la ilusión es necesaria, puede ser esa chispita que se enciende sin que pase por el razonamiento y que desata toda nuestra fantasía … después habrá que empecinarse en que la realidad se preñe de entusiasmo.
4 comentarios:
Querido amigo:
Para mí la ilusión es la antesala del entusiasmo y me encanta ilusionarme, aunque después no se cumpla, porque esos momentos aunque sean engañosos (y soy consciente de eso)me hacen sentir muy bien. Y cuando esas ilusiones, u otras, se cumplen, es el "no-va-más". Fantástica exposición y me ha gustado mucho. Gracias y un beso.
Muy buena la aclaración/concreción de conceptos, más allá de la mera cuestión terminológica.
COmo en otras cuestiones, el (erróneo)uso de las palabras por los medios, provoca una serie de lugares comunes que, con el tiempo, son difíciles de rectificar y se adopta como bueno el mal uso, de lo que hay innumerables ejemplos...
En cualquier caso, y como dices, es preciso ilusionarse para poder entusiasmarse. ... en ello estamos.
un saludo
Muchas veces he explicado que la falta de ilusión en personas que lo tienen todo, les lleva en muchas ocasiones a buscar emociones artificiales que repercuten en perjuicios de ellos mismos.
Ahora con tu aclaración, queda mucho más esplícito pues demuestras que esa ilusión es la chispa que ha de desencadenar el entusiasmo por hacer, por desarrollar, por conseguir,... en fin, por vivir. Y con esas emociones se mueve el mundo ¿no es cierto?
Un abrazo.
Pues si y no.
Estoy de acuerdo en que la ilusión debe ir acompañada del entusiasmo, ya que depende de nuestra ilusión, el entusiasmo que pongamos a la hora de afrontar un reto o una acción de cualquier tipo.
Si no, como le llamamos a la expectativa que tiene un niño esperando a los Reyes Magos. Precisamente a esa ilusión es a la que aludo, y por supuesto, al entusiasmo que produce no solo la consecución de la ilusión esperada sino el impetu con el que impregnamos nuestra manera de proceder.
Mi blog se llama así precisamente: http://entusiasmoeilusion.blogia.com/
Te invito a visitarlo y te doy las gracias por tu post.
Un saludo.
Isaac
Publicar un comentario